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La tensión del lugar se podía cortar con unas tijeras, todas las personas de la sala observando a las dos hermanas que se estaban abrazando desde hace aproximadamente 5 minutos.

Ninguna parecía tener la intención de soltar a la otra, y nadie en el lugar se interpondrían ante eso...

—Si — Respondió la mayor a su anterior pregunta — Hay tantas cosas que deberías de saber, Hermanita. — Sus ojos se llenaron de lágrimas, mientras se separaba del intenso abrazo.

—Ya puedo imaginar— Hye agarró a Eva de la mano, acercándola a la enorme Alpha que las miraba detenidamente con seriedad y una pizca de preocupación en sus ojos.

Evangeline al sentir el aura oscura y la intensidad de la enorme mujer, soltó un jadeo, escondiéndose detrás de su hermana menor.

—¿Quién es? — Susurró en su oído, temblando levemente cuando la enorme loba le enseñó una pequeña sonrisa.

¡Sus colmillos eran enorme!

—Está bien — trató de tranquilizarla, riendo un poco, porque sabía el efecto que podía tener la presencia de su alpha en los demás.

— Hola — Le susurró Rhea, no queriendo  asustarla. Pero eso no salió como quería cuando la asustadiza omega se sobresaltó, mirándola con terror.

—Es Mi mate — Dijo nerviosa, Hye no quería que su hermana le temiera de esa manera a la alpha.

Inmediatamente dijo aquello, Eva la miró sorprendida por eso, nunca pensó que algo así le iba a pasar a su hermanita menor, en realidad jamás se imaginó que todo lo que estaba pasando iba a suceder en algún momento de sus vidas.

—¿En serio? — Escaneó de pies a Cabeza a Rhea, sonriendo un poco, aunque la mujer era sin duda enorme y aterradora, su olor era como el de la madera de roble quemada, cuero y un aroma demasiado fuerte a oscura intensidad.

Eso no le daba el derecho de hacerlas sentir mal con su miedo excesivo a las personas...

—Si, Mi alpha — Dijo con orgullo, pasando un brazo por la cintura de la mujer, después de que su hermana La Haya soltado, y alzando su mirada con un brillo especial, a los ojos de la gran hembra, quien ablandó su rostro de manera instantánea, abrazándola por los hombros y dejando un pequeño beso en su coronilla.

La intensa conexión de las dos era palpable con las manos, más el hecho de que se veían como si la otra fuera todo lo importante que existía en el mundo.

Evangeline agrandó su sonrisa, aún un poco dudosa, se sintió emocionada porque su Hye tenía a esa otra mitad que tanto leía en sus libros.

Lo que sí es que no tenía dudas, de que ese sentimiento entre las dos fuera real, porque después de todo lo que había pasado, sabía muy bien el poder que tenían los Dioses para hacer ese tipo de cosas...

— Son mitades del alma — La otra mujer de la habitación limpió la pequeña lagrima que había bajado por su mejilla, mientras miraba todo con una sonrisa en silencio.

Inmediatamente la omega de pelo negro rizado se puso de pie, todos sus hijos hombres lo hicieron, siguiéndola cuando ella comenzó a caminar en dirección a su esposo e hijas.

Con las manos levemente temblando, se acercó a su pequeña hija rubia, agarrando su cara de facciones idénticas y dejando un tierno y delicado beso en sus mejillas.

Sonriendo aún más, miró a la enorme alpha, sorprendiéndola en sobre manera cuando recibió un abrazo de la pequeña mujer de ojos azules.

Con duda, se agacho para dejarse abrazar de la Madre de su mate, sonriéndole un poco incómoda a Hye, que las miraba fijamente con los ojos llorosos.

La Omega De La Reina Oscura {Próximamente en Edición} |G!P|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora