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Rhea pasó su lengua en una suave caricia por la curva de su cuello y clavícula, moliendo sus duros y pequeños pezones entre sus dedos, y disfrutando sentír el cálido y apretado interior de su Omega alrededor de su nudo.

Quería pasar el resto de su vida de esa forma, a su lado, dentro de ella, besándola delicadamente, oliendo el dulzor de su cuerpo, y acariciando todas las noches su cabello mientras ella dormía de forma inocente.

- Te amo - Susurró desde lo más profundo de su alma, sin saber el peso de esas palabras tan importantes, que causaron el jadeo lloroso de su Luna - Te amo como si no existiera más nada en este mundo por lo que luchar, como si esta vida no me perteneciera, si no que soy tan Tuya como tu Mía. - La alpha la volteó levemente para verla al rostro, presionando su cuerpo de forma suave sobre una de sus piernas, una de sus manos recogiendo una pequeña lágrima que se escurría por la esquina de sus ojos.

-No existe ser ni Dios al que pudiera explicarle la magnitud con la que Te amo, y darme la certeza de que entienden un poco de lo que yo siento, Mi reina. - Sus ojos cambiaron de esa tonalidad rojiza a ese hermoso dorado oro, los pequeños cuernitos desapareciendo así mismo como aparecieron, su piel volviendo a esa palidez rosácea y aterciopelada.

Ahí estaba su lobita, su Omega.

Mirándola a los ojos tan fijamente que sentía que podía escuchar lo que el corazón de Hye gritaba para ella.

-Te amo, Alpha. - Gimió contra sus labios cuando sintió su enorme cuerpo temblar sobre ella - Cada pequeña parte de mi lo hace, cada fase, cada personalidad, Yo soy el unico ser que sabe con certeza lo que sientes, Te lo juro, Rhea, Demi, Mi Alpha - Hye presionó su frente con la de ella, Esos ojos azules y brillosos, tan hermosos como mirar el mar en la noche y sentir paz en tu corazón. -Porque yo siento exactamente eso mismo.

La alpha la abrazó contra ella, dejando que su Luna tomara el control del beso, y con una sonrisa, el corazón caliente en su pecho, no pensó en nada más que ella.

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Hye se removió un poco al sentir como el nudo de su alpha salía de manera dolorosa de su interior, aunque había disminuido un poco la hinchazón seguía estando demasiado duro y muy mojado, dejándole un sentimiento de vacio que no le gustó para nada.

Rhea frunció el ceño aún dormida, quejándose entre sueños, apretando a su Omega contra su cuerpo, inmediatamente volviendo a relajarse al sentir el dulce olor de ella, con una enorme mano sobre la suave piel de su vientre.

La rubia se sintió un poco culpable, al pensar en querer despertarla para que volviera a anudarla. Su alpha tenía un sueño muy profundo, lo había confirmado antes cuando duró casi 10 minutos en hacerlo, aún con todo su peso sobre ella moviéndose como una loca.

- Alpha - La llamó en un Susurro sobre su oreja, haciendo una mueca cuando la nombrada solo la apretujo con mas fuerza. - Alpha, por favor... - Suplicó, pasando una pierna sobre su cintura y posando su mano sobre su pecho, trazando las líneas de tinta que se exstendian por su piel.

- Amor - Gimió con un puchero al no recibir nada. - ¿Puedo subirme a horcadas sobre tí? - Preguntó esperanzada.

Y su corazón se aceleró algo nerviosa cuando la alpha aún entre sueños lo colocó en su posición deseada después de asentir.

-¿Tienes mucho sueño?- Se recostó contra su torso, disfrutando las caricias de sus pieles tocándose, sus pechos se apretujaron contra los de ella.

-Uh-um - Respondió en negación, pero en realidad seguía más dormida que despierta, tratando de poner atención a lo que le decía su Luna.

La Omega De La Reina Oscura {Próximamente en Edición} |G!P|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora