11. Yo Me Encargo

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El corazón de Hatice dolía un poco. No había tenido ningún avance con Ibrahim desde que volvió de las campañas junto al sultán. Solo Gulfem fue voluntaria para entregarle un pañuelo de su parte a Ibrahim, más no logró tener alguna interacción con él, solo imaginaba que conservaba con él aquel regalo dado con mucho amor.

Y ahí se encontraba de nuevo observándolo a la distancia en lo que largaba un pesado suspiro demostrando su frustración. Él estaba con Hurrem. Hatice los miraba con recelo, no sabía de lo que podrían estar hablando pero últimamente los veía más juntos de lo usual.

Todos sabían que Hurrem no lo soportaba, y de Ibrahim lo mismo, pero sí así fuera, ¿por qué cuando estaban juntos parecía como si estuvieran solo en una burbuja? Las sonrisas, las miradas, los gestos... Bah, qué tonterías podría estar pensando, sí Hurrem estaba profundamente enamorada de su hermano, jamás se le pasaría por la cabeza algo así...

¿Verdad?

—¿Sultana? ¿Qué está viendo?

Gulfem apareció a su lado, pero ella no se movió ni un centímetro, sus ojos permanecían clavados en la escena de los aquellos dos. La más baja ya dedujo la razón de la preocupación de su sultana.

—¿Acaso está celosa?—Preguntó Gulfem en un impulso. Hatice volteó a verla desconcertada.

¿¿¿Celosa??? Qué bobería.

—Piensa antes de abrir tu boca, Gulfem.

—Sí, lo siento sultana... —Bajó su cabeza arrepentida. La más alta solo rodó los ojos para después posarlos sobre los dos jóvenes nuevamente. —Pero sí en vez de verlos, ¿por qué solo no le pide ayuda a Hurrem para acercarse a Ibrahim?

Al fin una buena idea. ¿Por qué no se le había ocurrido eso antes? Sí ahora Hurrem era cercana al mejor amigo del sultán, sería más fácil conquistarlo.

—¿Cuándo será que vas a dejar de meterte en dónde no te importa?

—Solo preguntaba señorita, no se lo tome personal...

La pelirroja estaba con los nervios a flor de piel escuchándolo reírse burlesco de ella y de su relación con el sultán. Ibrahim preocupado para cuándo el heredero. ¿¿Qué le importa??

—¿Y su boda con la sultana Hatice?

A Ibrahim le cambió la cara a una seria y a Hurrem se le iluminó con una sonrisa—Eso jamás va a pasar.

—Ay Ibrahim, no podemos ir en contra de la voluntad de Alá... —Soltó una suave risa—Discúlpeme, pero mi amado me espera...

Hurrem arrugó la nariz de la felicidad, dándose media vuelta, perdiendo la mirada de Ibrahim. Que en cuanto le dio la espalda rodó los ojos demostrando su intolerancia, todo era recíproco.

Había caminado solo unos pocos metros antes de notar la presencia de su sultana mirándola fijamente. Estaba parada en la esquina de un pasillo, Hurrem percibió que Hatice ya sabía que pasaría por ahí en un instante.

—Señorita Hurrem—Dijo la sultana. Hurrem se apresuró a hacerle una apropiada reverencia. —¿Podemos hablar un segundo?

—Sí claro, ¿hay algo en lo que le pueda servir?

Se formó un silencio después de aquella pregunta. Hatice y Gulfem se miraron por un instante, "¿por qué?", pensó Hurrem. ¿Se estaban pasando algún mensaje por telepatía que ella desconocía o acaso esto era un súper secreto de la dinastía que ella debía guardar como su vida?

—... ¿tú eres muy cercana a Ibrahim, no?

¿Pero a qué venía esa pregunta? El corazón de Hurrem se aceleró al escucharla, ni siquiera sabía que decir. No tuvo respuesta, y ni siquiera sabía porqué no encontraba una.

—Tal vez tu podrías ayudarlo a que dé el siguiente paso con nuestra sultana. —Se apresuró a decir Gulfem.

Los colores parecieron volver al rostro de la pelirroja. Con que se trataba de esa tontería... Ni siquiera sabía bien qué fue lo que su mente estaba suponiendo para que se alarmara y asustara de esa forma al escuchar esa pregunta. Qué risa.

—¿Impulsarlo a dar el paso?—Preguntó. Y ambas castañas asintieron cautelosas.

¿Así que dar ese paso? Hurrem río para sus adentros. Sí supieran... Ibrahim no estaba ni un poco interesado en Hatice, ni lo estaría.

—¿Qué quiere que le diga sultana?

—No lo sé bien, yo...—Chasqueó los dientes pensando.

—Hablarle de la sultana, insinúe que tiene su consentimiento para acercarse.

Esto era tan adorable e Ibrahim sin dudas no la pasaría nada bien, ¿y sí llegase a oídos de su sultán? ¿Los casarían o echarían a Ibrahim del palacio? ¡Qué divertido!

—Claro entiendo, no se preocupe mi sultana, yo me encargo.

Hatice le dio las das gracias junto con Gulfem, así ambas se perdieron por los pasillos radiando con sonrisas y dulces gestos. Hurrem también estaba feliz, ahora tenía una pequeña misión, y sí Ibrahim tenía que sufrir por ello, no la iba a echar a perder por nada en el mundo.

Los Dilemas Del Amor [Hurrem x Ibrahim]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora