12. Misión Cupido

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Para los siguientes días Hurrem ya tenía armado un pequeño pero eficaz plan para ayudar a Hatice con su misión cupido.

Primero se dirigió a los aposentos de la madre sultana, pasó a merendar junto con ella, aprovechando una tarde que estuvieran solas sin la pulguita de Mahidevran a su lado. 

Primero sacaría diversas pláticas aburridas, ambas sonriéndose con hipocresía, como si a alguien le importara realmente esos falsos temas de conversación. Luego, mencionaría sutilmente por la vida amorosa de la sultana Hatice, que quizás ya sería tiempo que su corazón abra las puertas para dejar entrar a una persona nueva... 

Introduciría esa idea en su mente como un mensaje subliminal, que quedara en ella y lo pensara durante días. La fase uno estaba completa. 

Segundo, le comentaría del rumor a su sultán una tarde que fuera a visitarlo y que tampoco se encontrara Ibrahim rondando como mosca encima suyo. Pasearía por el alrededor mientras Solimán trabajara en sus joyas sentado en su escritorio, de casualidad nombraría a Ibrahim y a su nefasta vida de soltero en el palacio. 

Solimán estaría de acuerdo, claro que no lo hubiera pensado ya que Ibrahim tampoco tocaba esos temas de conversación con él, pero darse la oportunidad de abrirle su corazón a alguien nunca estaba de más. Menos si se trataba de Ibrahim, que de lo contrario y más probable pasaría el resto de su miserable vida como perro de Solimán, solo e infeliz.

Sí le había hablado a la madre sultana sobre Hatice, y a su sultán sobre Ibrahim, ahí solo se demostraría si sabían captar indirectas y comenzaban los preparativos para la boda.

—María, las telas para los vestidos podríamos probarlos mañana.

—¿Con esa misma vendedora que pasó hace algunas semanas por el palacio?

—Sí, tenía linda mercan-

Hurrem y María se encontraban caminando por los pasillos del palacio, pero en cuanto doblaron en una esquina las palabras de Hurrem quedaron estancadas a causa de un pequeño desafortunado encuentro.

En cuanto Hurrem levantó la vista vio que tenía ni más ni menos a Ibrahim en frente de ella, a centímetros podría decir a causa del choque, sus ojos sobre ella penetrando como punzada al corazón.

¿Por qué ese bastardo tenía ese poder sobre la gente? ¡Qué miedo!

—¡Tú!—Exclamó molesta alejándose de él de inmediato, reincorporándose en su lugar—Estás en todos lados.

—A mí también me da gusto verla señorita Hurrem—Respondió Ibrahim con sarcasmo.

—Sabes que a mí no—La pelirroja puso los ojos en blanco reflejando su apatía—En vez de estar perdiendo el tiempo aquí debería estar buscando su traje para la boda.

—¿Disculpa?

María e Ibrahim quedaron muy confundidos antes las palabras de Hurrem, quién de repente mostró una sonrisa de lado, casi burlesca sin apartar su mirada del hombre en frente.

—Su boda con la sultana Hatice por supuesto. —Soltó una suave risa dejando completamente tenso a Ibrahim. —Los preparativos llevan mucho tiempo, ¿sabe? Sí gusta puede buscarme para ayudarlo en lo que necesite, no tengo ningún problema.

Sin esperar una respuesta de Ibrahim apresuró su paso llevándose a María con ella, pasando por su lado sonriendo en victoria. ¡La cara del perrito de Solimán era inolvidable!

—¿De verdad habrá una boda?—Preguntó María sumamente confusa.

—Muy pronto María, muy pronto...

Ahora solo faltaba que el plan terminara siendo ejecutado con éxito.
¡A qué sería divertido!

Los Dilemas Del Amor [Hurrem x Ibrahim]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora