15. Un Amor No Correspondido

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En el paso de los días la ceremonia de la boda de la Sultana Hatice estaba cada vez más cerca, todos estaban alegres y emocionados con los preparativos en la espera de una celebración que iluminara todo Estambul.

Pero inexistentes eran aquellas personas que realmente les importaban como se sentía Hatice, ella estaba tan decaída, no quería comer, ni ver a nadie, se la pasaba en cama con fiebre. La doctora del palacio constantemente estaba en los aposentos de la Sultana, chequeándola cada tanto, recetando remedios para su mejoría.

Hurrem sentía pena por la hermana de su sultán y saber de su estado, le daba tanta lástima verla postrada en esa cama y no poder hacer nada para ayudarla... Y el insensible y cínico de Ibrahim no sentía ni un poco de remordimiento. ¿Ese hombre no conocía la vergüenza? Hubiera sido mejor que el sultán le cortara la cabeza.

—Ibrahim...—Dijo somnolienta la sultana Hatice, parecía que estaba soñando y viviendo la peor de sus pesadillas entre sus sueños.

Gulfem y Mahidevran estaban en sus aposentos haciéndole compañía y al escuchar a la Sultana más joven, ambas se miraron sorprendidas.

—Ella dijo Ibrahim... —Susurró Mahidevran esbozando una pequeña sonrisa en su rostro de sorpresa y genuina alegría. Gulfem solo asintió con la cabeza, puesto que ella ya sabía de los sentimientos de su sultana.

—Por favor manténgalo en secreto.

—Claro, claro. —La mujer hizo un gesto de estar completamente de acuerdo—Pero entonces...

—Sí, es lo que la tiene en ese estado.

—Ibrahim tiene que saberlo, estoy segura que hará algo para impedirlo.

Gulfem estuvo de acuerdo en un momento, porque viendo a su mejor amiga en ese estado realmente podría deprimir a cualquiera. Pero refiriéndonos a Ibrahim, ellas estaban seguras que él podría enamorarse de una sultana como Hatice, ella era tan dulce, tan gentil, tímida, tranquila, simpática, alegre, bonita, ¡el tipo ideal de cualquier hombre y por la cual muchos matarían por tenerla!

—No quisiera ver a nuestra sultana casándose con un hombre que no ama. Tenemos que ayudarla. —Aseguró Mahidevran con determinación, haciéndole un gesto a Gulfem como si se prepararan para una gran misión, al rescate de un corazón roto.

Después de unas pocas horas, esa misma tarde Mahidevran se dirigió sola a los aposentos de Ibrahim, llamando a su puerta en un intento de hablar con él y contarle sobre los sentimientos de la Sultana Hatice. Bueno, quizás no tan directamente, pero al menos necesitaba hacerlo comprender que él era el único que podría ayudarla.

—¿Qué sucede, Sultana?—Preguntó Ibrahim, apareciendo del otro lado de las puertas cuando éstas fueron abiertas antes de que Mahidevran pudiera salir de sus pensamientos, tomándola un poco desprevenida.

—Hay algo de lo debo hablar con usted.

Mahidevran se notaba un tanto preocupada pero a la vez decidida, lo que atrajo inmediatamente la atención de Ibrahim, quién la miraba con una ceja alzada llena de curiosidad.

—Bien, pase.

Ibrahim se hizo a un lado y dejó pasar a Mahidevran a sus aposentos, sin antes asegurarse de que nadie los viera ni de levantar ninguna sospecha.

—Bueno...—La mujer parecía un tanto vacilante al empezar a hablar, no sabía muy bien cómo contar la situación de la Sultana Hatice y no quería decir algo equivocado.—No sé si usted está al tanto de la situación de nuestra Sultana... La hermana del sultán...—Comieza a decir ella con un dejo de preocupación pero a la vez con esperanza de tener la cura en frente.

—Oh...—Ibrahim parece sorprendido y rápidamente comprendió porque Mahidevran estaba ahí y a donde quería llegar con lo que estaba diciendo, él podría ser muchas cosas pero no un tonto.

Mahidevran se quedó en silencio en sus segundos luego de escuchar la 'respuesta' de Ibrahim, eso ni siquiera le aseguraba si él sabía sobre el problema de Hatice. Solo esperaba que no.

—Ella está muy enferma, no quiere comer, está muy deprimida y-

Ibrahim la interrumpió, claramente una falta de respeto hacia la madre de un príncipe de la dinastía, sin embargo, él de verdad no quería escuchar ese discurso. Debía ser honesto. —Yo estoy al tanto Sultana, pero no entiendo porqué está aquí contándome esto como si estuviera en mis posibilidades poder hacer algo por nuestra Sultana Hatice, yo solo soy la mano derecha de nuestro sultán.

Él no quería sonar grosero, más si tenía una reputación que mantener, pero solo quería que Mahidevran fuera sincera y fuera directamente al grano de la conversación. Podría parecer un monstruo por no querer escuchar sobre el estado de Hatice, pero nadie podría culparlo si él no sentía lo mismo por ella y con lástima uno no gana el amor de nadie.

—¿Qué? Ah, bueno... Yo... —Mahidevran titubeó un poco debido a que las palabras de Ibrahim de verdad la habían tomado con la guardia baja. Pero aún así no se iba a rendir.—Tu si puedes hacer algo Ibrahim, ella no acepta su matrimonio Mehmed Shalabi, lo que significa que-

Ibrahim volvió a interrumpirla, sintiéndose más exasperado con Mahidevran y con su intento de persuadirlo en creer que él era el remedio de la enfermedad de amor que Hatice sufría.

—Sultana, no quiero ser grosero, pero seré sincero con usted.—Él hizo una pequeña pausa. Su voz se tornó más seria y su expresión más fría, realmente estaba comenzando a irritarse, ¿por qué debería sentirse culpable por no corresponder los sentimientos de la Sultana Hatice?—Voy a dejarle esto en claro, yo no puedo ayudar a la Sultana Hatice porque simplemente no estoy interesado en ella como usted cree.

—¿Pero qué tiene ella de malo? ¿Es por ser la hermana del sultán? ¿O por qué usted está enamorado de alguien más?—Mahidevran preguntó casi por impulso luego de oír las palabras de Ibrahim, ella no parecía entender porque un hombre como él no se fijaría en una sultana como Hatice, además todo era por causa de él.

Las preguntas de Mahidevran molestaron aún más a Ibrahim, pero intentó ocultarlo, respirando hondo y exhalando profundamente.

—Sultana, no es nada de eso, solo no estoy interesado en Hatice y es todo.

Él sonaba muy sincero y también daba indicios de que tampoco quería dar más explicaciones. Los sentimientos no son algo que las personas pueden controlar, que a Ibrahim no le gustara Hatice, no significaba que ella tuviera algo de malo, al contrario, a pesar de que no era su tipo, ella tenía muchas cualidades y virtudes que seguro otro hombre sabría valorar y hacerla feliz como se merecía, quererla por lo que era. Hatice debía madurar ahora, ya no era una niña.

—Entiendo, lamento si lo molesté.

Mahidevran no dijo nada más después de eso, ni esperó otra palabra de Ibrahim y solo se retiró de los aposentos del hombre pensando y reflexionando sobre ésta nueva perspectiva y acontecimientos de los hechos. Hatice aún estaba enferma por amor, pero era una realidad que debía enfrentar y superar. Solo esperaba que después de todo, aquel hombre llamado Mehmed Shalabi, supiera amar a Hatice tal y como era, tal y como se merecía.

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Los Dilemas Del Amor [Hurrem x Ibrahim]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora