14. Pesadilla

397 47 7
                                    

—Hurrem mi amor, ¿estás bien? Despierta.

"Despierta"

¿Despertar? Ella estaba dormida. Sus ojos fueron abriéndose con cuidado apenas sintió que estaba recuperando la conciencia y la luz atravesando sus párpados comenzando a molestarla.

—Has dormido bastante.

Ella no recordaba nada, ni cómo terminó en los aposentos del sultán, ¿había dormido tan profundamente? ¿O vivió de más esa horrible pesadilla?

Un momento... Pesadilla...

¡Todo fue una pesadilla!

¡Hatice no la odiaba, Mehmed Shalabi no existía, Ibrahim no había ganado absolutamente nada, es más, quizás ahora sí estaba muerto!

—¿Qué fue...?

—No te preocupes, estás conmigo amor mío. —Dijo el hombre con ternura.

Solimán la rodeó entre sus brazos dejándole un beso en su mejilla dulcemente. Que bella manera de despertar.

Por supuesto que todo tenía que haber sido una horrible pesadilla, Ibrahim no podría salirse con la suya y escapar del verdadero amor de una sultana como Hatice.
Pero en el fondo debía admitir, que aunque todo se limitó a un estúpido sueño como ese, no fue tan desagradable verlo alcanzar una absurda victoria como esa, hasta se podría decir que quedó impresionada.

Pero todo había sido una pesadilla, ¿verdad?

—Mi bella flor de primavera, ¿estás mejor?

—Con usted siempre... —Hurrem rejaló por completo su expresión suspirando al hacer contacto visual con su amante—Mi corazón vuelve a latir cuando lo veo y mi alma descansa en sus hermosos ojos Solimán.

Esos momentos con Solimán eran muy especiales para ella, ¡él era tan gentil, romántico, caballero, atractivo, dulce, atento, era perfecto!

No entendía como un hombre tan maravilloso lograba ser amigo de una pequeña escoria como Ibrahim, sí tan cercano eran, ¿por qué Ibrahim no lograba imitar un poco las cualidades y virtudes de Solimán? Quizás así alguien se interesaría en ese perro faldero.

Oh, sí, la ciega de Hatice estaba detrás de él.

Solimán se preparó para su trabajo habitual de esa mañana, y Hurrem iba de regreso a sus aposentos de favorita más relajada. Apenas salió de los aposentos de su sultán vio a los lejos a Ibrahim que se aproximaba también a acompañar a Solimán en sus actividades rutinarias.

Sus miradas se encontraron e inconscientemente Hurrem sonrió. Ella estaba muy feliz, incluso de verlo. ¡Todo fue una pesadilla!

—¿Señorita Hurrem?

—Ibrahim. —Dijo en un suspiro. El susodicho frunció su expresión al verla tan contenta esa mañana.

¿Era por Solimán? Qué novedad. Una noche con él parece que le cura cualquier enfermedad o la libra de cualquier pecado.

—Me alegra tanto verte. —Ibrahim quedó en blanco al escucharla y de inmediato se puso en alerta por si en cualquier momento sacaba una daga y lo estrenaba en su cuello. —Tan corriente como siempre.

¿Bien? Hurrem se desmayaba una noche en la que el sultán permitió que descansara en sus aposentos y parecía que había venido desde el mismo jardín del Edén.

—¿Señorita es-

—No, no voy a escuchar nada de ti que quiera arruinarme este día, adiós. —Se despidió dándole una burlesca sonrisa y desapareció rápidamente por el corredor.

Definitivamente debía contárselo a María, este fue de sus sueños más locos sin duda. Pero antes de entrar al harem la sultana Hatice hizo aparición en el pasillo.

Pero lucía tan molesta.

Hurrem se apresuró a hacer una reverencia en cuanto la vio, pero no tardó ni dos segundos en que la sultana estuviera frente ella enfurecida, hasta podría jurar que vio humo salir de su cabeza.

¿Qué le pasaba? No puede haberse tratado de su compromiso con el supuesto Mehmed sí todo había sido...

—Tú Hurrem, ¿qué locura hiciste?—Preguntó alterada, pero intentando no alzar lo suficientemente alto la voz para que los demás guardias y chicas del harem las escucharan—¡Me comprometieron con el hijo del Gran Visir!

¿Ups?

—Sultana y-yo...

—No, no digas una sola palabra. No debí pedirte ayuda en primer lugar, solo mira en que me metiste, me casaré con un hombre que ni siquiera amo...

¿Auch?

Los ojos de Hatice se llenaron de lágrimas al decir esas palabras, y triste se fue siendo seguida por sus damas de compañía.

Ay no. ¡Toda esa basura absurda y patética fue verdad!

Ahora lo recordaba, después de estar discutiendo con Ibrahim como de costumbre poniéndola nerviosa ella perdió la conciencia en ese momento. Terminó en los aposentos del sultán pero no, esto si estaba pasando.

¡Porqué la tierra no se abría de una buena vez y la tragaba!

—¿Has visto a Hurrem antes de entrar aquí? —Preguntó Solimán con interés por su mujer.

—Así es, ella estaba mucho mejor mi señor. —Le respondió Ibrahim con una sonrisa ladina.

Pero no por mucho tiempo—Pensó divertido.

La noche anterior cuando Hurrem le gritó maldito psicópata, y él gozaba de esa victoria en su cara, se había ido un instante solo para esconderse de ella y hacer una salida sumamente grandiosa. Sí, fue genial. Pero solo se escondió unos segundos antes de verla debilitada en el pasillo mirando en el suelo.

De inmediato y casi corriendo llegó hasta ella, la tomó por la cintura intentando sostenerla. La mujer casi no tenía sentido ni tenía fuerzas para mantenerse de pie.

En cuanto sus ojos se encontraron por un instante lanzando un último suspiro, Hurrem cayó rendida en los brazos de Ibrahim, su cabeza tirada hacia atrás, dejando su cuerpo caer sobre él. Ella se había desmayado.

Ibrahim quedó perplejo viéndola, sus manos estaban sosteniendo con fuerza su espalda baja, casi admirando el rostro de la chica que estaba inconsciente y sus párpados fuertemente cerrados.

La reincorporó en el lugar para cargarla, mantuvo un brazo sobre su espalda baja y luego colocó el otro alrededor de la flexión de sus rodillas. Acomodó los brazos de Hurrem alrededor de sus hombros y así la levantó cual princesa.

Se veía tan tranquila, su cabeza descansaba sobre el pecho de Ibrahim tan ajena de la escena que estaba pasando, que sí se daba cuenta seguro era capaz de sacar una daga mágica y clavarle en su pierna como una escandalosa. De solo imaginarla se rió para sí mismo, Hurrem era una fiera salvaje.

Entonces salió de ese pasillo con Hurrem en brazos intentando pasar lo más desapercibido posible. Es cuando tomó la decisión de dejarla con el sultán Solimán, solo por compasión, se había desmayado de los nervios y seguro estar con su enamorado terminaba mejorándola.

Así que sí, todo fue real.

✂ ‐ ‐ ‐ ‐ ‐ ‐ ‐ ‐ ‐ ‐ ‐ ‐ ‐ ‐ - ‐ ‐ ‐ ‐ ‐ ‐ ‐ ‐ ‐ ‐ ‐ ‐ - ‐ ‐ ‐

¡Hola lector@s! Espero que se encuentren muy bien, y agradezco que sigan y estén apoyando está historia 🤍.

Pero tenía una duda, y prefería dejársela a decisión del público, hahaha.

¿Les gustaría que Hatice se case con Mehmed Shalabi?

¿O prefieren que se rompa este compromiso para darle más drama?

Me gustaría saber su opinión al respecto, desde ya muchísimas gracias precios@s, ¡los leo! 🍁.

Los Dilemas Del Amor [Hurrem x Ibrahim]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora