8. Bajo Su Hechizo

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Ibrahim se encontraba leyendo un libro tranquilamente en sus aposentos cuando de repente alguien golpeó a su puerta. No era muy tarde pero tampoco un horario en el que alguien vendría a visitarlo, así que pensó que se trataría de una emergencia.

Su expresión decayó cuando se percató que era la señorita Hurrem sonriendo en frente de él, sola, linda, como siempre.

—¿Puedo pasar?—Ibrahim rodó los ojos y la dejó entrar haciéndole lugar a su lado—Ya sé de algo para lo que serás bueno...

—A ver con qué. —Dijo ya exasperado por su presencia.

—Quiero que te encargues de Mahidevran.

—¿De verdad?—Hurrem asintió con una pequeña sonrisa ladina. Ibrahim estaba siendo sarcástico—Por si no lo sabías, ella es la madre del único príncipe del sultán, y tu ni siquiera has podido darle un hijo aún.

Casi se vio a Hurrem quemándolo a través de sus ojos, matando su completo ser al oír sus palabras. Era cierto pero le había dado justo en el ego.

—¿Ibrahim?

Detrás de la puerta ambos escucharon la voz de la sultana Hatice llamándolo mientras tocaba a su puerta. Ibrahim entró en pánico, de primero que si lo veían con la favorita de Solimán en su habitación sin una razón justificable lo decapitarían, y segundo, no quería tener que enfrentarla a estas horas de la noche.

Ibrahim se apresuró a jalar a la pelirroja de su brazo con él, escondiéndose detrás de un placar. Puso a Hurrem contra la madera mientras él quedaba acorralándola vigilando a través de ella que nadie se asomara.

—Cierra tu maldita boca, ¿quieres? 

Hurrem lo miraba desconcertada, su respiración agitada, y su corazón latiendo rápidamente. Ella también temía que los encontraran, después de todo no tenía explicación razonable. 

¿Pero Ibrahim? Él solo quería huir de Hatice.

De pronto la puerta se abrió y la sultana entró a la habitación para buscarlo, estaba junto con Gulfem, como siempre esa mujer acompañándola en todas sus locuras. Tan insoportable.

—¿No está aquí?—Preguntó la más baja mirando a sus alrededores junto con Hatice.

Ibrahim estaba nervioso, el espacio debía ser estrecho para que no los vieran, ni siquiera un extremo de sus vestiduras, estaba atento, sin embargo no pudo evitar encontrarse con la mirada de Hurrem, sus ojos destellaban a un color jade intensos debajo de él.

De nuevo esa sensación, no podía creer que ahora la tuviera tan cerca que sacudía fuertemente su corazón.

—Vámonos mi sultana.

—Pero podríamos esperarlo, seguro no tarda...

Ibrahim suspiró exasperado apenas la escuchó y rezo en todos los idiomas que se sabía para que largara de una vez.

—No es apropiado sultana, mejor volvamos, ya tendrá otra oportunidad. No se rinda.

Hasta que esa compañera suya decía algo coherente. Excepto lo de rendirse, no le daba para tanto la cabeza.

Y así finalmente Hatice cedió y se retiró de los aposentos de Ibrahim desanimada, pero poco le importaba al susodicho eso con sinceridad. 

Así también sintió su alma regresando a su cuerpo, pero poco le duró esa paz en cuando sintió otro jalón de su cuerpo. 

Hurrem se lo había quitado de encima indignada y molesta. Escenas como esas solo las viviría en sus peores pesadillas. Aún podía escuchar los latidos de su corazón de los fuertes que eran, y esa sensación le desagradaba por completo.

—Tu si que eres un completo infeliz—Escupió la pelirroja para después marcharse sin darle la palabra antes a Ibrahim, quien quizás estaba igual que ella.

Ibrahim estaba confundido, no la soportaba, pero solo de recordar sus ojos brillando cuan lujosas joyas debajo de su mirada solo le dio la certeza de una cosa... Estaba bajo su hechizo, el hechizo de aquella bruja rusa de cabellos de fuego. 

Los Dilemas Del Amor [Hurrem x Ibrahim]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora