Presentación

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La noche comienza entre sonatas a violín y piano, un lujo que los bakugos ostentan, así como las exquisita comida en las mesas, finos licores y un ambiente total de nobleza en el gran salón de las Industrias Bakugo.

Las luces de las velas y candelabros alumbran los pasillos y la escalinata central. El estilo barroco de las molduras de madera, las finas pinturas decorando las paredes, hasta la vestimenta de los sirvientes de la familia, hacen realzar la posición económica y social de los Bakugos.

Todo está perfecto, piensa Mitsuki, hasta que ve la cara de los mil demonios de su hijo. Oscuras ojeras se marcan bajo sus ojos.

-Mocoso del infierno ¡¿Por qué pareces un puto zombie?! Se supone que hoy debes lucir perfecto.

Su madre grita a un par de sirvientas para le maquillen el rostro, pero no podría importarle menos. El baile, su presentación, toda esa tontería de la nobleza y burguesía le tiene harto. Pasar la noche imaginando una y mil veces como un alfa idiota se aprovecha de Izuku le ha hecho enfurecer. Imaginar sus pecas siendo tocadas por un maldito malnacido, su cabello siendo acariciado por otro que no sea él, siendo tocado en cualquier parte que sus ropas cubran...

-¡Maldita sea!

Pobre la sirvienta que sale corriendo de su recámara, el grito no era para ella, pero por supuesto, él no irá a buscarla para decírselo.

El baile comienza cuando los invitados llegan y se acumulan, ansiosos por ver entrar al gran heredero de los Bakugos, el primer alfa dominante de su estirpe. Muchas omegas y betas de alta sociedad esperaban tener una oportunidad de ascender en la escalinata social de Rumania, logrando un futuro estable, disfrutando de los lujos que el alfa joven de los Bakugo podría proporcionarles. Secretamente todas se veían como contrincantes en una guerra silenciosa, donde la única arma serían sus feromonas, guardadas discretamente hasta que el gran premio aparezca.

Como lo imaginó, todo le parece hipócrita y ridículo. Desde su ingreso al salón, acompañado por sus padres, un desfile de alfas socios de sus empresas, betas trabajadores que buscan un ascenso, hombres y mujeres que buscan beneficios al agradarlo; comenzaron a acosarlo.

Ni hablar de las y los omegas, que indiscretos liberan sus feromonas en cada turno de bailar. Pues su madre le ha obligado a compartir con cada uno, al menos un baile de salón. Giros y vueltas, los vestidos se mecen al son de sus pasos elaborados y practicados; sonrisas pícaras y miradas indiscretas. Solo quiere salir de allí.

"Así puedes elegir uno que te guste, sabes que pronto tendrás que tomar un compañero" Su madre definitivamente había puesto todo de sí para hacerle la noche totalmente insoportable.

Cansado de las telas pomposas, pasos aburridos y monótonos, aromas atosigantes; decide salir un momento. Afuera, la luna brilla perfectamente redonda en el cielo nocturno. El jardín lateral del gran salón de su familia nunca ha sido un lugar interesante para él, pero esta noche, le parece maravilloso al poder escapar de su presentación.

Adentro, la música elegante suena lejana. Aburrida y desabrida. Después de haber disfrutado los bailes alegres y místicos de Deku, la música de las flautas, tambores y panderetas de su gente, la música del salón no parece alegrar a nadie. Es solo un recuerdo más del mundo que rechazó, al dejar atrás a su omega.

-Maldición...- Perdido en memorias de alegres primaveras teñidas de verde y pecas, camina por los pequeños senderos rodeados de rosas, hasta dar con la cerca de metal que limita la propiedad de sus padres, la herencia que ha dejado de importarle.

Las calles de la ciudad se ven cubiertas de penumbra; la gente importante está en el gran salón "celebrándolo", mientras la gente común duerme en sus pequeñas casas, alejados del centro... y los gitanos percnoctan en sus viejas y coloridas tiendas de campaña y carretas.

Sus ojos se abren como platos, lo ve claramente y su lobo parece aullar feliz, por fin, ya que había permanecido silencioso y triste en lo que va de estos dos meses que han pasado separados.

Izuku camina cubierto con una tela traslúcida, abajo, luce un conjunto de dos piezas que deja descubierto su abdomen. Parece tener prisa, está tan lejos que solo puede verle, no olerle. Pero por la expresión que lleva en su rostro, definitivamente parece asustado.

Sus manos se aferran con fuerza a los barrotes que le impiden salir.

Izuku ha empezado a correr, pronto una figura alta y cubierta de negro se acerca a él. Su sangre hierve furiosa al ver como ese tipo se atreve a ponerle las manos encima. El omega pecoso chilla asustado al verse atrapado por el alfa que quiso pagar por más esa noche, mismo que rechazó al instante.

Lejos escucha la voz de su madre gritándole, sabe que debe volver al baile, la nobleza le espera... pero nada importa cuando ve cómo ese estúpido e infame ser golpea al omega para noquearlo.

Usando la fuerza que no sabía que poseía, Katsuki abrió la reja de metal forjado, y salió por el espacio que creó con sus propias manos. Corrió en un estado fúrico, casi salvaje. El tipo no lo vio venir, un puñetazo directo a su rostro fue suficiente para hacerlo caer hacia atrás. En el suelo, Izuku yacía incosciente, con un feo hematoma en su mejilla.

-¡No te acerques a mi omega, maldito animal!- La voz gutural casi sonó como el rugido de una vestia; el alfa, un viejo mayor, corrió totalmente asustado, después de todo, Katsuki Bakugo es un alfa dominante, uno que puede imponerse sobre los demás, cosa que hasta ahora, el rubio no había ejercido.

Molesto observó al cobarse marcharse. Con preocupación tomó al omega entre sus brazos, el pecoso seguía siendo tan delgado como siempre, pero su cuerpo había tomado ya, las curvas propias de su casta.

-Deku...

La preocupación en su pecho se alivió al verlo respirar y abrazarse a su pecho, aún en su inconsciencia. El aroma a menta y miel invadió sus pulmones con claridad, como si por primera vez, recibieran el oxígeno que necesitan para mantenerlo con vida.

Todo en él, sintió la paz de tenerlo así, en sus brazos, a salvo de la malicia del mundo.

-¿Qué mierda se supone que haces, mocoso?- La voz de su madre casi le hace dar un salto sobre sí mismo. Toda la adrenalina bajó de su cuerpo.

HIJOS DE LA LUNADonde viven las historias. Descúbrelo ahora