Tut Kamav "Te amo"

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Las arenas del tiempo transcurren sin detenerse. No importa lo que suceda, siempre seguirán avanzando, por lo que no puedes sentarte a llorar o a esperar que las cosas cambien por sí solas; debes luchar, aferrarte a tus sueños y mejorar por ti mismo. Idiología que llevó a Katsuki Bakugo en convertirse en el primer médico gitano.

Al llegar a Serbia, la alianza con Chizaki los llevó a mejorar sus condiciones de vida y asentarse definitivamente en la campiña a laderas de las montañas de Stara Planina. Donde por primera vez, los gitanos dejaron de migrar, al menos el grupo de Shigaraki quien, con la ayuda de su aliado, logró construir casas para su gente.

Katsuki Bakugo, de la mano de Izuku Midoriya, su futuro esposo, decidieron que quedarse en el grupo, estancados, simplemente esperando a que las cosas mejoren, no era el camino que querían seguir. 

Dejaron el pequeño asentamiento una noche de noviembre, cuando la nieve cubría las praderas como un manto blanco. De ciudad en ciudad, encontraron un lugar ideal para que Bakugo continuara sus estudios e Izuku hiciera cierta fama como bailarín, en Belgrado, la capital de Serbia. Fueron cinco años de apoyarse mutuamente. Trabajando y luchando por alcanzar sus sueños.

Katsuki dejó de lado los negocios a los que alguna vez sus padres quisieron forzarle a llevar a cuestas, en cambio, descubrió que quería ayudar a mantener sanos a los niños y omegas del pueblo, para ello, debía tener conocimientos y recursos.

Izuku logró unirse a la compañia de Ballet de Belgrado, donde practicó distintos tipos de danzas hasta poder presentarse en el Teatro Nacional, que recién había sido fundado en la ciudad.

A sus veintidós primaveras, Katsuki Bakugo estaba listo para dar el siguiente paso con Izuku, a quien no quiso tomar como esposo hasta tener algo que ofrecerle. 

"No quiero vivir de tu trabajo Izuku, quiero que cumplas tus sueños primero"

"Pero, Kacchan, yo te amo y quiero formar una familia contigo"

"Yo también te amo Zuku, pero somos demasiado jóvenes, ¿No quieres ser un bailarín reconocido?"

"...Sí"

"Yo también tengo una meta, quiero ser el médico que nuestro pueblo necesita"

Izuku había estado completamente de acuerdo, recordando lo mal que lo habían pasado los pequeños en el primer invierno, donde casi morían tres de neumonía. Por lo que, no era difícil comprender la necesidad de Katsuki de ayudar.

"Además, así nuestros cachorros crecerán saludables ¿no crees?"

Bien, había sido eso último lo que lo convenció. 

Shigaraki apoyó su decisión de marcharse a la capital. Recordándole a Izuku que era totalmente libre de volver junto con su alfa.

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El viaje en locomotora ofrecía una vista hermosa de las verdes praderas y paisajes. Pero Katsuki llevaba su vista fija en otro escenario verde lleno de pecas. Izuku mira por la ventana, lleva horas sonriente, contento de por fin regresar a su pueblo.

Katsuki siente a su alfa tan satisfecho de poder besar y abrazar a su omega, incluso dormir acurrucados cada noche. Pero la idea de cumplirle como alfa, ha rondado su cabeza, tan profundo como las aguas del océano, pues Izuku no lleva su marca en la nuca, tampoco un anillo en su dedo anular. 

HIJOS DE LA LUNADonde viven las historias. Descúbrelo ahora