Verdades y Aromas

2.1K 413 35
                                    

Los mozos caminan de un lado para otro, sirvientes yendo y viniendo. Todo el salón de las empresas Bakugo es limpiado y decorado para la gran celebración.

El joven heredero de los Bakugo será presentado en sociedad, como el primer gran alfa dominante de su linaje. Las invitaciones son enviadas por correo, mientras todo es preparado.

Mitsuki no escatima en gastos, ha contratado a dos chefs francéses para preparar los alimentos que degustarán sus más de cien invitados. Ella y su esposo comprueban que la pista de baile del salón brille tanto que puedan ver sus rostros reflejados sobre el mármol.

Todos en la ciudad esperan con ansias el evento, excepto un omega peliverde, que entre lágrimas observa desde su carpa cómo llegan las carretas con enseres para el gran baile de presentación de Kacchan... Katsuki Bakugo, repite constantemente a manera de regaño, pues hace ya dos meses que el rubio le dijo que no podrían seguirse viendo debido a sus clases sociales.

"Tonto" piensa molesto mientras comienza a remendar las prendas desgastadas de su madre y él. El verano se acerca, lo que significa que en al menos 4 meses más permanecerán en Rumania, donde la escasa burguesía crea un círculo muy cerrado apoderándose de todo poder político y militar, para dejar a los demás con las sobras. Su pueblo, los gitanos, viven fuera de todo ese mundo de etiquetas y estándares ridículos; libres, es así como les gusta nombrarse.

Pero no todos lo ven de ese modo.

Molesto termina su costura para alistarse. Es cuando la noche cubre las calles con su velo, que sale a trabajar, hace una semana que presentó. Es un omega, y como todo omega gitano, por fin tiene acceso a las artes de la seducción y danzas omegas de su pueblo, mismas que usan para generar ingresos.

Porque sí, la gente puede decir que son "asquerosos", "promiscuos" o "sucios", pero bien que pagan por una sesión de danza omega, sin escrúpulos o prejuicios. Porque disfrutan verlos expresar su libertad con sus cuerpos, en un cuarto privado, porque no vaya a ser en las calles por monedas, que allí sí les parecen molestos y sucios.

La hipocrecía es algo que Izuku acaba de conocer. Primero, gracias a Kacchan, el amigo que juró estar a su lado para siempre, y no le costó dejarlo de lado. Segundo, de la gente que insultaba a su pueblo en público y disfrutaba de sus espectáculos en privado.

Pero como le enseñó su madre "Debemos comer, Izuku. Los alfas pagan y nosotros bailamos, no hay nada malo en ello... solo, recuerda darte a respetar, no dejes que pasen tus límites, tú sabrás cuánto querrás dar" bien, no había comprendido eso último, pero anoche, mientras bailaba solo para un alfa de sombrero de copa, él ofreció "amablemente" unos billetes más, a cambio de algo más "íntimo". Aún estornuda al recordar ser bañado con agua helada al negarse, el hombre, molesto, había llamado a sus sirvientes para "sacar la basura" y así fue como terminó regresando a la caravana totalmente empapado y humillado.

Su madre simplemente le dijo que habían días y noches así, pero que no dejara que pisotearan su espíritu. Difícil, cuando tu primer amor, fue el primero en hacerlo.

-Vamos Zuzu, no estés triste.

La voz de su madre le saca de su amargura, la sonrisa regresa a sus labios al ver que lleva unas hogazas de pan y un trozo de queso, su estomago resuena feliz de recibir algo por primera vez en el día, a pesar de que ya casi es medio día.

-Gracias mamá, ¿Tú ya comiste?- Pregunta antes de tomar el pan y el queso, pues sabe que su madre muchas veces prefiere dejarle todo a él.

-Ya mi amor, toma, come come.

Al ver a su madre feliz, todo lo que su corazón se rehusa a dejar ir, parece más liviano y su mundo vuelve a tornarse colorido y alegre. Como lo debe ser para un gitano.

.


.


.


.


.


.


A unas pocas cuadras del parque donde acampan los gitanos, Katsuki siente que está a punto de explotar, solo falta un día, mañana por la noche tendrá que pasar por el tormento de convivir con todos los nobles de la ciudad. Se supone que debería estar totalmente emocionado y orgulloso de lo que su familia hace por él. Pero sigue molesto, demasiado molesto consigo mismo.

Nunca podrá borrar de su mente el rostro lloroso de Deku. Tampoco el aroma que llegó hace dos días a sus fosas nasales cuando pasó "casualmente" muy cerca de los gitanos. Izuku llevaba un tapete enrollado para comodar su venta de pulseras y amuletos, estaba ocupado, por eso no lo vio dentro de su carrosa. Así que aprovechó de observarlo bien, tenía algo diferente. Sus rizos eran los mismos, tenía la misma cantidad de pecas en cada mejilla, también sus ojos seguían siendo las mismas perlas de jade verde... pero tenía ojeras, marcadas en su rostro, también un aroma ¡Dios! Un delicioso aroma a menta con miel.

"Sabía que sería un omega... ¡Mi omega!" Su alfa había estado desesperado desde entonces. Incluso su madre le había gritado un par de veces por andar apestando el salón de su casa o por el aroma territorial de sus feromonas.

-Te lo diré por última vez Katsuki Bakugo ¡Deja de andar dejando tus apestosas feromonas de alfa territorial en mi sala, o te cortaré los...

Bien eso último no lo había querido escuchar, huir no era lo más loable de su parte, pero no quería enfrentarse nuevamente a su madre alterada.

De regreso, ya en la soledad de sus aposentos, se dedicó a observar el ridículo traje que colgaba en un perchero de cedro, los holanes le parecían excesivos, pero no había poder humano que hiciera entender a su madre, así que prefería llevar esas cosas ridículas en las mangas y el cuello a tener que discutir nuevamente con ella.

"Si no fueras un tonto gitano" Su mente parecía atormentarlo, pues en cualquier escenario que planteara para su futuro, siempre era tomando la cálida mano del pecoso, quien hermoso y tímdio le sonreiría a su lado. Su lobo sabe que no hay otro omega que pueda estar allí, solo él. Pero el muy tonto de Deku tenía que ser un asqueroso gitano, ahora habiendo presentado como omega, está seguro que hará parte de lo que dicen los rumores: bailes clandestinos a alfas, por dinero, incluso algo más si puedes pagar.

-¡Maldición!

Imaginarse a Izuku, moviendo su cuerpo de forma tentadora, frente a algún alfa de mierda, solo por unos cuantos Leus, le hizo hervir la sangre. Definitivamente, es algo que no puede permitir.

HIJOS DE LA LUNADonde viven las historias. Descúbrelo ahora