Confusión

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Ambos sonríen, han caminado tomados de la mano, entre callejones donde los besos han frenado más de una vez su andar. Al fin son lo que siempre quisieron ser; únicamente Deku y Kacchan, omega y alfa, libres de amarse.

Al llegar al campamento, resguardados por la oscuridad, lo primero que ven es a la madre de Izuku parada afuera de su tienda, luciendo muy preocupada.

-Mamá- Izuku corre a abrazarla y frotar sus mejillas en ella, lo que siempre funciona para calmarla.

-Zuzu, tú y Katsuki deben ir a ver al jefe, los está esperando en la tienda central.- La mirada de la omega no abando el suelo, haciéndoles perder parte de la confianza que los besos de antes les habían dejado.

-Muy bien, vamos Izuku.- Katsuki tomó la mano de su omega de nuevo. Aunque fue este último quien lo guió al lugar. Las miradas de los omegas que se encontraban en sus tiendas, le hacían sentir incómodo, pero no tanto como las miradas críticas de los nobles. La mayoría de los omegas sale de noche a trabajar, aunque hoy son pocos los que tienen éxito, por lo que muchos regresan temprano.

Izuku siente los pies pesados mientras se acercan al lugar. Katsuki le trasmite seguridad con sus feromonas, por lo que intenta tranquilizarse.

<Madre luna, ayúdanos a salir bien de esto> Ora en silencio cuando Katsuki abre la puerta de la tienda.

-Bienvenidos.- La voz ronca y fuerte del líder les hace entrar de inmediato.

-Gran líder Shigaraki- Izuku saluda de la forma en que su madre le enseñó desde pequeño.

-Señor- Katsuki se limita a un ligero reconocimiento de la importancia del albino para Izuku y su madre.

-Espero que sepan porqué han sido llamados.

-Sí, y quiero que tenga claro que estoy dispuesto a todo por Izuku, así que si esperan a que me aleje de él, están pidiendo lo imposible.

-Me gusta que tengas agallas. Pero dime ¿Cómo piensas proteger a Izuku de tu gente?- El alfa líder lo veía con una expresión seria. Izuku temblaba, pero no soltó la mano de su alfa.

-No regresaré con ellos, iré a donde Izuku vaya, es el omega de mi vida, lo siento aquí.- Con confianza llevó su propia mano hacia su pecho.

-Ya veo, así que no lo saben.

-¿Qué cosa?- Tanto Izuku como Katsuki lo veían desconcertados. El rubio había creído que necesitaría pelear con ese alfa, pero la conversación estaba tomando un rumbo que no entendía para nada.

-Tu gente se está organizando para destruirnos, el Secretario de Estado Toshinori Yagi está en Rumania, piensa que somos una peste que debe eliminarse ¡¿No lo sabías, quieres que crea esas patrañas?!- El alfa comenzó a reír descontrolado. A su lado Toga y Twice se acercaron cuando él dio la señal.

-¡No, líder, por favor, Kacchan no tiene nada que ver con eso!- Izuku estaba totalmente seguro de la sinceridad de su alfa. Shigaraki por su parte se puso de pie.

-Atrápenlo, si sabe lo que le conviene a su omega, no opondrá resistencia.

La amenaza estaba implícita, cuando la omega y el beta lo tomaron de los brazos, cada uno de un lado, no tuvo más remedio que aguantarse las ganas de gruñirles y destruirlos.

-Bien, ¿Qué se supone que harán conmigo?

-Si ellos te quieren, te entregaremos, no puedo dejar que pongas en riesgo a mi gente.

-No, líder, por favor, si se lo llevan le harán daño, él no está con ellos, es mi alfa, por favor ¡Ah!- El mayor tomó su rostro con una de sus manos, apretando sus mejillas.

-Ellos son el enemigo, nos dejan las migajas, nos discriminan y repudian solo por vivir diferente. No puedo creer que no veas lo diferente que son de nosotros. No permitiré que por tu capricho, todos seamos condenados.

-No, por favor, Kacchan está de nuestro lado- Las lágrimas surgían de sus ojos verdes temblorosos.

Al fondo, Toga reía como loca, el alfa que tenían retenido parecía temblar de furia.

-¡No lo toques!- Katsuki gritó al ver como el albino levantaba a Izuku, sosteniéndolo del cuello.

-Él será nuestra ruina ¡¿De verdad renuncias a tu gente por un alfa burgués?!

-¡Sí!- Izuku lloraba, pero sus ojos reflejaban determinación.

El albino sonrió hacia un lado con malicia.

-¡Y tú!- Señaló al alfa rubio que ya tenía a Twice apretado con un brazo asfixiándolo por el cuello y a Toga sostenida del cabello, listo para lanzarse al ataque. Shigaraki sonrió al ver los colmillos del alfa.

-¡Suelta a mi omega!- Tiró a los dos gitanos al suelo y corrió hacia el alfa que aún sostenía a Izuku.

-Bien, bien, es suficiente- Shigaraki soltó a Izuku y liberó una fuerte carga de sus feromonas dominantes. Katsuki se detuvo ahogándose con ellas. Él es un alfa dominante, pero el líder de los gitanos al parecer, también lo es y uno más experimentado. Su aroma ferroso le recordó a la sangre, un aroma denso y poderoso que casi le hace caer de rodillas.

-¿Qué puedes hacer para protegerlo? ¿Crees que podrás enfrentarte a tu propia gente por él?- Shigaraki se acercó al rubio, quien a pesar de no avanzar, parecía estar haciendo un esfuerzo impresionante por no caer de rodillas.

-¡¡LO HARÉ!!- Gritó con toda la fuerza que le quedaba. Shigaraki tan rápido como esparció sus feromonas, las hizo desaparecer, el albino estalló en una risa que lejos de sonar divertida parecía más desquiciada.

-Está bien, ya, ya, lo entiendo.

Katsuki respiró profundo cuando las feromonas terminaron de disolverse, desconfiado pasó al lado del alfa para levantar a Izuku, quien por culpa de las feromonas había caído al suelo.

-Pasaste la prueba Bakugo. Bienvenido a los gitanos.

Tanto Izuku como el rubio lo observaron con la boca abierta.

-¿Qué?

-Lo que oíste, tonto. Sabemos que no es tu culpa, pero sí de tu familia. Por ello necesitamos toda la ayuda posible, porque lo más probable es que nos ataquen esta misma noche.

Tanto Izuku como Katsuki se pusieron de pie, listos para aceptar y ayudar. Pero el sonido de una explosión, los gritos de omegas y betas gitanos, les hizo salir corriendo de la tienda. Al parecer, el ataque comenzó antes de lo que esperaban. Shigaraki gritó de forma gutural, llamando a sus camaradas para defender a su gente.

Izuku hasta ese momento comprendió el porqué de las cuotas cada mes, pues de varias tiendas, sus hermanos gitanos sacaron armas que nunca había visto en su vida. Mismas que nunca hubiera imaginado que podrían comprar.

El mayor intento de exterminación de gitanos estaba comenzando, uno que jamás sería contado en los libros de historia.

HIJOS DE LA LUNADonde viven las historias. Descúbrelo ahora