Primer encuentro

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Para la tarde Elizabeth estaba lista y de camino a su nuevo empleo.

Sus largos cabellos recogidos en una coleta alta, su mediana falda rosa resaltaba sus kilométricas piernas y su blusa blanca ajustada resaltaba sus suaves montañas. ¿Quería impresionar?, no, pero así vestía ella, como quería.

Los datos del nuevo paciente para atender ya estaban en su móvil.

Ciudad Liones, Residencia. Familia Demon.
Paciente: Meliodas Demon.
Contratador: Zeldris Demon.

No tenía auto así que debía darse prisa en llegar para ser muy puntual.

[Casa de Meliodas]

-Madre de verdad no hace falta- bufo exasperado -no necesito a una niñera, yo solo puedo hacerme cargo de mi- comento. Hoy por la noche le darían de alta ya que recibiría cuidado en casa, lo que menos necesitaban en ese momento serían más escándalos.

-Quedate quieto o no terminaremos nunca- regaño la mujer azabache al rubio por moverse tanto y no dejarla ponerle la camisa blanca -necesitas de alguien que cuide de ti, yo lo haría pero Hendrickson dijo que sería mejor si alguien con más capacidad lo hace- suspiro cansada por terminar el trabajo con el rubio -deja de ser tan necio por una vez hijo mio-

-¿En donde está Zel?- cambio la conversación para no molestar a su madre. La mujer azabache arqueo una ceja por tal pregunta.

-¿Ahora preguntas por tu hermano?, ¿tanto lo extrañas?- pregunto burlona la mujer sacando un gruñido de molestia de su hijo.

-No es eso mamá, solo me parece extraño que no esté después de insistir con que me dieran de alta pronto- contesto con su típica seriedad.

-Esta en casa pero vendrá por nosotros. Solo se segura de que quien cuide de ti sea confiable- río por la ternura en sus palabras -creo que el si te quiere y mucho-

El rubio solo negó con la cabeza pero una sonrisa se asomaba en las comisuras de su boca.

[Casa de los Demon]

El timbre sono.

Elizabeth no parecía asombrada por la gran cantidad de ricos que vivían en aquella parte de la ciudad, más bien parecía ignorar los lujos del lugar.

Toco el timbre nuevamente, esperaba que la recibiera una sirvienta pero se sorprendió al ver a una joven mujer azabache de ojos miel y labios carmines. Era muy sensual a simple vista.

-H-hola, soy Elizabeth Goddess, busco al señor Demon- trato de calmar sus nervios al notar la mirada penetrante de la mujer frente a ella.

-Hola linda, ¿a cual de los tres buscas?- sus ojos recorrieron cada centímetro de la ojizarca quien aún parecía titubear.

-Al señor Zeldris, por favor- parecía pensarlo un poco, pero luego le invito a pasar a la residencia. La dejo en la sala mientras ella buscaba al azabache que estaba en el despacho, un par de minutos después salió a su encuentro.

-Buena tarde, ¿es usted Elizabeth Goddess?- pregunto amable mirando a la joven pérdida en las fotografías del muro frente a ella.

-Si, soy yo, mucho gusto- extendió su mano para saludar siendo correspondida -creo que sabe porqué estoy aquí- el azabache asintio ante su comentario.

-Si, así es- afirmó con la cabeza -fue una recomendación de un viejo amigo por lo que creo que no habrá problemas con usted suponiendo que sabe lo que hará- sus palabras eran firmes pero no frías.

-Por supuesto, tengo experiencia- contesto con una sonrisa -me gustaría conocer a mí paciente si no es mucha molestia-

-Me temo que por el momento no será posible ya que el sigue en la clínica pero estará aquí está misma noche- explico guiando a la ojizarca al despacho.

-Mi hermano se llama Meliodas, para que sepa con quién va a trabajar- explico el azabache.

-Meliodas, eh?, es un nombre muy interesante- respondió para si misma -estando más en privacidad...- relamio sus labios sutilmente para cuestionar -¿Existe algún problema en especial con mí paciente?-

-Hmm...- pensó por un momento. Si bien no había problemas en particular con su hermano tal vez su temperamento si lo sería -no existen problemas físicamente pero si algunos emocionales- su mirada se intensifico -mi hermano suele ser un poco cerrado a las nuevas visitas por lo que le suplico sea muy paciente con el- sus ojos desviaron la mirada y su sonrisa apenas formada demostraron lo difícil que era tratar con el -suele ser un poco necio y rencoroso...no quiero asustarla ni nada por el estilo pero quiero que esté preparada para la actitud de mí hermano- miro nuevamente a la peliplata que lejos de parecer asustada parecía sonreír como si le estuvieran contando algo muy interesante.

-No se preocupe señor Zeldris- sonrió causando tranquilidad en el azabache -hare mi mejor esfuerzo para trabajar con su hermano-

-Se lo agradezco tanto señorita Goddess- correspondió la sonrisa de la chica.

-Solo llámeme Elizabeth- agrego timida.

-Entonces tampoco me llame señor, no soy tan viejo- los dos rieron por su comentario -con Zeldris estaría perfecto- la peliplata asintio.

Dadas las indicaciones a la peliplata se marcho a casa contenta por su nuevo empleo despidiéndose del azabache.

No sería difícil, llegaría a la casa de los Demon 8am y regresaría a casa 9pm, solo cuidaría del señor Meliodas. Mañana vería su diagnóstico y lo conocería en persona. En las fotos que vio en el muro parecia un chico muy serio pero tenia algo especial. Sus ojos eran iguales a los de su hermano pero sus cabellos rubios revueltos le parecían curiosos.

Y la familia parecía ser amigable, o al menos el azabache...

Para el siguiente día Meliodas dormía como un bebé en su habitación. Estar en la clínica le parecía aburrido e incómodo. Sus sueños se vieron interrumpidos por el dulce perfume. No era por el hostigamiento sino por lo delicioso y suave que era.

Abrió lentamente los ojos enfocando la vista en la gran ventana de la habitación, tardo unos segundos, froto lentamente sus ojos hasta que un ligero sonido de tacones lo alertaron.

-¿Quien eres tú?- pregunto serio al ver a una joven peliplata en su habitación.

-Perdone, no era mi intención despertarlo- respondió, se giro para dar frente al hombre recostado en la cama.

Sus ojos chocaron inmediatamente, parecía como un paisaje, ella azules como el cielo y el verdes como el césped. Sin dejarse sorprender por la belleza de la chica simplemente se fijó en algo más en la habitación.

-No respondió mí pregunta- comento serio.

-Soy Elizabeth Goddess y seré su enfermera hasta que pueda mejorar en su salud- contesto con una sonrisa que el rubio evito ver.

-No necesito a una niñera, se cuidarme, solo necesit-auch- se quejo al intentar levantarse de la cama. La peliplata negó con la cabeza, justo como lo predijo su madre.

-Señor Meliodas, le recomiendo que no haga movimientos bruscos o podría dañar sus heridas- se encaminó a el ayudándole a recostarse nuevamente -si necesita algo puede decírmelo con toda confianza- alentó al rubio con otra sonrisa que esta vez si llego a los ojos del rubio.

Su mirada era tierna y sus palabras parecían hablar con la verdad pero no se dejaría engañar tan fácilmente por sus encantos.

Hola a todos y todas
Les dejo aquí el nuevo capítulo. Me encanta la actitud de Zeldris siendo él ahora más amigable.

¿Que les parece la actitud del Melizabeth? Está claro que apenas inicia la historia pero me gustaría saber sus opiniones sobre Mel el gruñón y Elli la chica buena.

Sin más que decir nos vemos en el próximo capítulo.

Un dulce...¿demonio?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora