Katochýrosi

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(๑•̀ㅂ•́)و✧ Seguimooooos

Tercer día: Tercer combate [Poseidón x Sasaki Kojiro]

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Era innegable el hecho que todas las deidades poseían cierto grado de temor hacia el denominado Dios de Dioses -el terrorífico Poseidon- en menor a mayor medida, usualmente en considerable magnitud. Sin embargo, el deseo de querer conocer al humano que logró derrotarlo en el Ragnarok incitaba a los más temerarios a acercarse y en los más temerosos provocaba una sensación de seguridad a su lado.

Especialmente cuando el humano era de fácil trato y disposición amistosa, generando una sensación de paz y calidez en las almas divinas que lograban el casi imposible de entablar una conversación con el Einheri cuando el tirano de los mares no estaba cerca acechando como un tiburón a su presa. Las entidades marinas de diversos panteones eran los más interesados al verle ejecutar la hazaña de calmar las embravecidas aguas del estadio. Por dicha razón no escaseaban los ocasionales regalos de perlas, joyas y decoraciones para su largo cabello elaborados con conchas y cristales -más los materiales previamente mencionados- en brazos de un confundido Kojiro al regresar a casa.

Indudablemente cada pieza regalada era elaborada con cuidado, elegancia y precisión pero el adulto mayor usualmente reía diciendo que eran demasiado bonitas para ser usada por él, a pesar de la incredulidad expresada por Nostradamus y Qin Shi Huang de usarlos aunque fuera una sola vez. Ima Eva, emocionada, le animaba a intentarlo y se ofrecía para peinar su cabello. Su lado maternal claramente complacido de tener varios hijos, algunos con largas cabelleras, para saciar esa necesidad de consentir y fomentar un lazo madre-hijo con los pequeños a su cuidado.

Una calurosa tarde Sasaki dormitaba antes de su usual salida en búsqueda de nuevos oponentes, ignorante de la creciente frustración burbujeando en la Madre de la humanidad al no poder dominar una receta de grado medio de dificultad sin la ayuda de Jack. Al no considerar a la joven mujer como un peligro, sus sentidos de batalla no se activaron cuando una sonriente pero frustrada figura femenina se aproximaba a él armada con una decoración colgante típica del estilo japonés y un cepillo en mano.

Al despertarse, Kojiro anunciaba aún adormilado que saldría por unas horas ante las miradas curiosas de sus "hermanos" -tanto de armas como adoptivos- sin percatarse de la adición en su cabello. Qin y Nostradamus en perfecta sincronía cubrían la boca de Tesla para evitar que su honestidad saliera a flote.

El samurái exudaba confusión ante la cantidad de comentarios halagadores hacia su persona. Como buen japonés agradece con una pequeña reverencia; sorprendido por reacciones bastante efusivas e invitaciones a congeniar por un par de horas de parte de las entidades divinas.

Disculpándose al ya tener planes previos pero "que no tenía problema de ser otro día" mientras ofrecía su aparato inteligente, donado por Hrist luego de comprar uno último modelo, para permitirles ingresar sus números de contacto.

¡Vaya! Quién hubiera pensado que muchas deidades eran mucho más amables de lo que mostraron durante el torneo.

"Humano," la deidad a su lado desapareció de un segundo a otro cuando la voz de Zeus Enalios alcanzó los oídos del mortal antes de poder preguntar por el nombre de su nuevo contacto, "qué asuntos te traen por estos rumbos."

"¡Ah! Poseidon-dono," comentaba cortes el samurai -como era su costumbre con todos sus rivales- ignorando el peso de la barbilla del dios sobre el tope de su cabeza e igualmente sin percatarse de un ligero matiz de posesividad en el tono de voz al presenciar a su rival entretenido con una insignificante deidad menor. Encima el humano tenía una baratija adornando su cabello con la marca distintiva de otro dios, "estoy en una búsqueda de nuevos oponentes."

De haber sido más expresivo Poseidón hubiera realizado una mueca de confusión ante lo dicho: ¿Buscar nuevos oponentes? No tenía sentido. Él era el único que Sasaki necesitaba. Su mirada fue sorpresivamente atraída por el parpadeo de la pantalla del aparato digital en manos del humano.

Detesto ver la cantidad de números guardados de dioses que no merecían estar en presencia de su futuro consorte.

Un grito por parte de Kojiro se esparció con los vientos al ver su aparato siendo arrebatado por el rápido dios y destruido en cuestión de segundos en una mano del susodicho, con el adorno de su cabello sufriendo un destino similar en un sutil movimiento de la otra mano.

Nadie tenía permitido marcar las pertenencias del tirano.

Intenciones OcultasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora