Darien Shields tenía la vida perfecta, una novia perfecta y por supuesto un futuro brillante, nunca había conocido el concepto de la tristeza; hasta esa fatídica noche en la que por una muy mala jugada del destino pierde a su único y verdadero a...
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Fue tan liberador el haber revelado ese secreto, el por fin quitarme esos grilletes mentales que me obligaban a cohibir lo que sentía, el repudio que me daba el que Setsuna y Darien se acercaran y que yo no pudiera hacer nada; lo único que lamento es que haya sido ella y no Darien la primer persona en saber de mi reencarnación, en efecto nada en mi manera de actuar había cambiado, seguía siendo la misma impulsiva de siempre.
Setsuna volvió a reírse a carcajadas, yo mientras tanto la miraba con una pose neutral quizás así se convencerla de que le estaba diciendo la verdad. —En serio niña, es muy potente lo que sea que hayas fumando. Mira que distorsionar tu realidad a tal grado de hacerte usurpar una identidad que no te corresponde es preocupante. Ni siquiera me sorprendí por su sarcasmo tan poco fundamentado; exhalé con suavidad necesitaba tranquilizarme para no cometer otra estupidez. —Lo sabía, tu minúsculo cerebro no podría procesar tal información; pero así es, yo soy Serena Tsukino y he vuelto por lo que me pertenece. Setsuna me miró una vez más y sin ocultar la clara mueca burlona que aún conservaba en su rostro. —¿Acaso lo compraste para que digas que te pertenece? —No, no lo compré porque lo que nos une no se puede comprar, él me pertenece porque a pesar de creer que estoy muerta no me ha olvidado, estar en el cuerpo de su sobrina me ha dado ciertas ventajas y por ello sé que aún estoy presente en su vida, y eso es algo que ni tú ni nadie podrá arrebatarme. La expresión de Setsuna cambió en ese instante, el horror, el pánico recorría su rostro; de pronto alzó la mirada y se estremeció, por arco-reflejo voltee hacia atrás encontrándome con la mirada fría de Darien, tragué y fue como si el tiempo se hubiera detenido, podía oír mis propias pulsaciones y mi respiración al borde del colapso. —Darien...— Habló Setsuna. —Vete— ordenó él con una voz neutral y sin apartar la mirada de mí. —Darien yo... Él apartó la mirada de mí por unos segundos. —Vete Setsuna... tu taxi llegó. —Está bien— dijo tras un suspiro. Tan solo dió dos pasos cuando Darien habló de nuevo y por última vez para con ella: —Y espero que no vuelvas a buscarme porque después de lo que oí, no quiero volver a verte ni a tener ningún contacto contigo, salvo lo estrictamente necesario. —No Darien. —Márchate— pronunció con un tono de desprecio. Ella se alejó en silencio. Sus ojos opacos se posicionaron en mi y por la presión en mi pecho ya sabía lo que pasaría. —Quiero que me expliques ahora mismo ¿A que te referías con lo que dijiste? Su respiración temblorosa me asustaba, lo conocía era una reacción muy natural en él cuando algo grave pasaba. La presión hizo de las suyas en mi formando un nudo en mi garganta que siempre terminaba en llanto. —Darien... amor... yo... —¿Cómo puedes jugar con algo tan delicado para mí? —Darien no estoy jugando. Suspiré en un sollozo y terminé por llorar de una forma tan inconsolable, no solo por como se enteró sino por su actitud pero no podía culparlo nada ni nadie me garantizaba que fuera a reaccionar de la mejor manera y menos con algo tan incomprensible como lo que me sucedió. Escuché como sus pasos se acercaban pero se mantuvo a cierta distancia. —Basta— sugirió pero yo no podía parar de llorar. Al final se acercó y rodeándome con su brazo me llevó hacia adentro, a la sala para ser precisa; me ofreció sentarme en el sofá mientras él iba a la cocina por agua. Al cabo de unos segundos regresó con dos vasos y me extendió uno al mismo tiempo me ofreció un pañuelo para secarme las lágrimas. Me calmé por un instante, por lo menos ya no lloraba con tanto desespero, bebí un poco del agua y lo miré; él permanecía con la misma expresión de neutralidad y sentado en el sillón de al lado. Al igual que yo bebió un poco y suspiró. —Quiero que me expliques ¿Por qué le dijiste eso a Setsuna? Y bajo que argumento dices ser Serena. Me mordí el labio unos momentos, preparándome para responder. Tenía miedo, si. Pero ya no había marcha atrás, había roto mi propia promesa así que debía aceptar las consecuencias y seguir; por lo que me armé de valor para mirarlo de frente aunque me estuviera muriendo por dentro y confesarle todo. —Porque es verdad Darien; yo soy Serena y aunque sea difícil de creer he regresado de la muerte por ti. Darien entrecerró los ojos y se recargó en el sillón, me sorprendía la manera tan tranquila en la que tomaba lo que le acababa de decir, mi intuición me advertía que tal vez él no estaba creyendo nada de lo que le estaba diciendo. —Sé que tal vez no me crees pero soy yo, soy Serena aunque mi alma se encuentre en el cuerpo de Usagi, he venido porque tengo que solucionar algo pendiente contigo, algo que me ha atormentado y que no me permite descansar. —Adelante quiero saberlo. Su frivolidad a la hora de hablar me dolía, y me volví a recordar que tal vez él no lo entendería. Me quedé en silencio por unos minutos y eso lo desesperó ya que lo oí nuevamente y con ese tono hermético en su voz. —Usako... o quien quiera que seas. Para rematar me trataba como a un ser venido de otro planeta. —De verdad, no estoy para juegos—conrinuó—. Tú sabes lo doloroso que ha sido para mi la pérdida de Serena, esta etapa de duelo y... esta broma no es de buen gusto. Su voz se oía rota aunque él se mantuviera firme, algo dentro de él se quebraba y a la vez eso me dolía porque ya no quería verlo sufrir más. —¡No Darien!, ¡No!— me exalté—. No me estoy burlando de ti, lo que te estoy diciendo es verdad. —Y ¿Cómo puedo saberlo? ¡Demuéstralo! Pasé mi mano sobre mi cabello, otra vez el desespero se apoderó de mi, otra vez me nubló el juicio y otra vez le dí rienda suelta a mis estúpidos impulsos, en los que sin pensar me lancé sobre él y lo besé con una pasión desbordante, él se resistía pero yo me aferraba con los brazos a su cuello obligándolo a ceder. Se sintió tan bien volver a sentir sus labios en los míos, muchas emociones encontradas, aquellas que tuvieron que esperar semanas a pesar de que para mi fueran siglos, todo fue tan mágico y tan efímero a la vez pues no conté con la presencia de Serenity en la sala ni el escándalo que armó después. —¡Pero ¿Qué significa esto?! E inmediatamente nos vimos obligados a soltarnos.
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📚𝐐𝐮𝐞𝐫𝐢𝐝𝐨 𝐥𝐞𝐜𝐭𝐨𝐫: No puede ser, Serenity los encontró, ahora si va a arder Troya. 🙉🙊🔥 Espero que lo hayas disfrutado.
