Capítulo 24

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Al paso de dos meses una noche alguien muy conocido por la familia llego a la hacienda de los Reyes, era nada mas ni nada menos que Rosario Montes, se le veía muy asustada y por la hora algo raro había pasado, puesto que pedía con urgencia hablar con Franco.

FRANCO: Rosario me puedes decir ¿qué haces aquí y a esta hora?

ROSARIO: Franco -se abraza a el- te necesito mas que nunca.

FRANCO: Suéltame por favor -se suelta de su agarre- mira si estás aquí a esta hora deber ser algo muy importante, así que cuéntame ¿qué te paso?

ROSARIO: Se trata de Armando, le pedí el divorcio y se puso como loco, quizo golpearme y me tuve que escapar, no te pediría esto si no lo necesitara, pero ¿me puedo quedar aquí? Al menos por un tiempo en que las cosas se calman, por favor.

FRANCO: ¿Y por que no te vas con Panchita? Ella es tu amiga y no creo que no te ayude en una situación como esta.

ROSARIO: Estaba con ella, pero no puedo seguir con ella porque sería el primer lugar donde Armando iría a buscarme, de verdad que si no lo necesitara no te pediría ayuda, pero en estos momentos no tengo a nadie mas.

FRANCO: Está bien, te ayudaré, pero no quiero que confundas las cosas, esto lo hago solo por ayudarte, porque se lo que es capaz de hacer tu marido, pero nada mas.

ROSARIO: Tranquilo se que solo lo haces por ayudarme y no quieres nada mas conmigo y te lo agradezco de corazón. Voy por mis cosas a la casa de Panchita y mañana regreso, y otra vez gracias Franco -le besa la mejilla y se va-

A la mañana siguiente, durante el desayuno Franco les contó a todos la noticia de que Rosario estaría con ellos por unos días mientras solucionaba las cosas con Armando.

JUAN: ¿Eres idiota o te haces Franco? Es obvio que esa mujer está manipulando las cosas para que vuelvas con ella.

FRANCO: Juan, es de verdad, no tiene a nadie mas y solo será por unos días, y no te preocupes que no quiero nada con ella y ya se lo deje claro.

OSCAR: Pues eres un imbécil de verdad, tu que te quejabas de Sarita, y estás haciendo lo mismo que te hizo ella.

JIMENA: ¡Oscar!

FRANCO: ¡Ya te dije que no quiero escuchar ese nombre en mi casa! Y aunque no quieran, Rosario se quedara aquí con nosotros, le guste a quien le guste, total es mi casa y puedo hacer lo que se me de la gana -se va-

OSCAR: Realmente es un idiota ¿cómo se le ocurre traer a esa mujer a la casa después de todo lo que le hizo?

NORMA: Bueno tal vez esa mujer si necesitaba de la ayuda de Franco, su marido es bastante peligroso y teme por su vida.

OSCAR: Bueno y a él ¿qué le importa lo que le pase a esa mujer? A mi no me engaña esto lo hace por despecho.

JIMENA: No creo, yo creo que solo lo hace por ayudarla y nada mas.

JUAN: Pues esperemos que solo sea eso y no vuela a enredarse con esa mujer.





ROSARIO: Todo salió a la perfección, Franco me creyó todo lo que le dije, ahora voy camino a instalarme a su casa y en poco tiempo volveré a tenerlo comiendo de mi mano.

FERNANDO: Te felicito, no pensé que ese imbécil volviera a creer tan rápido otra vez en ti, tienes que mostrarte vulnerable y frágil ante él y estoy seguro que con tus encantos volverá muy pronto contigo, si antes lo hiciste no veo ahora por qué no lo harías.

ROSARIO: Así es, y ahora nada ni nadie volverá a quitármelo, porque él es mío, bueno él y todo su dinero.

FERNANDO: Sobre todo eso, su dinero y no te preocupes por Armando, está tan despechado por ti que no será un problema.

¿Qué pasaría si...? "Un matrimonio un tanto borroso y tormentoso"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora