Las luces estaban apagadas, la televisión prendida, y 'Imagine Me & You' estaba terminando.
Emily estaba desparramada por todo el sofá, con las piernas y los brazos formando juntos una 'X'. Suaves ronquidos se escapaban de su boca, y su pecho se movía constantemente, cuando ella respiraba.
La cabeza de Alison descanzaba en su cuello, sintiendo a veces cómo Emily tragaba saliva, o murmuraba incoherencias que en sus sueños, suponía, tenían sentido.
Y después de tiempo-bastante tiempo, debería aclarar-, Alison se sentía feliz.
Estaba enferma, pero no muerta.
Habían cosas importantes que todavía no le había contado a Emily, pero disponía de tiempo.
No había recuperado a sus amigas, pero estaba recuperando a Emily.
Su hermano y su padre la trataban de manera indiferente, pero su madre la amaba.
La vida no era hermosa, pero valía la pena vivirla.
----
"Nena, llegué!" Se escuchó la voz de Jessica DiLaurentis al entrar a su casa.
Se asustó cuando no encontró nada más que oscuridad, pero los sonidos de la televisión la tranquilizaron.
Encendió las luces y sonrió al ver a su hija recostada en el sofá con su... amiga? Novia? Algo.
Alison no estaba dormida, sus ojos se encontraban concentrados en el cabello de Emily, mientras su mano derecha lo acariciaba a este y a la cara de la morena.
"Alison?" Susurró, cuidando su tono para no despertar a la chicas en los brazos de su hija.
"No te preocupes, es imposible despertarla. Duerme como un oso."
Rió ante el tono medio burlón y medio serio que su hija empleó.
"No quieres levantarte y tomar algo?"
"Estoy más que cómoda aquí, gracias."
Sonrió cin nostalgia. Alguna vez había estado enamorada de Kenneth, y alguna vez habían sido iguales a estas chicas. Alguna vez.
---
Emily despertó al oír dos voces bastante conocidas hablando.
Se incorporó en el sofá, o al menos lo intentó. Un peso se lo impidió.
"Por fin te despiertas. Podría jurar que los ronquidos comenzaron en el minuto quince."
Se ruborizó al percatarse de que se había dormido con Alison a su lado, recordando lo que Hanna siempre le decía: 'No quiero imaginarme el infierno por el que pasará tu futura esposa, Em. Roncas como un animal y ocupas toda la cama.'
"Lo siento," le dirigió una sonrisa tímida, "me olvido de lo difícil que soy a veces."
"Es algo tierno," le sonrió la rubia, "por cierto, qué soñabas? Estabas teniendo una conversación muy interesante, al parecer."
"En serio, Ali? Qué clase de presona recuerda sus sueños?"
"Yo recuerdo algunos. Conocerte, por ejemplo." Le guiñó un ojo, y Emily tuvo que morderse la lengua para no reír.
"Wow. Suave, DiLaurentis. Suave."
"Te encanta y lo sabes, Fields."
"Si, Fields. Te encanta y lo sabes," se escuchó una voz sarcástica a unos pasos de distancia.
"Jessica, hola," se ruborizó al ver a la madre de Alison en la sala, "ha pasado un tiempo."
"Un tiempo? Vamos, Emily. No te veo desde que tenías doce años. Ven y dale a Mama D un abrazo."
