Sábanas revueltas, bañadas en sudor que provenían de este delgado cuerpo que se retorcía entre ellas. La misma pesadilla que desde que tiene uso de razón lo atormenta siempre con la llegada del mes de Marzo, era él mismo viéndose en un espejo en medio de una habitación oscura pero su reflejo era otra persona idéntica a sí mismo. ¿Cómo saber que no era su reflejo? Este reflejo era independiente, le respondía con una voz ligeramente más raposa y sobretodo lo juzgaba. En sus sueños esta "sombra" incluso le señalaba y apuntaba con dureza en su peso, en su hombro lastimado mientras se reía diciéndole que su vida había sido demasiado fácil. Luego se esfumaba y solo podía escuchar los llantos desesperados de su madre gritando: "No se los lleven" y luego un par de disparos que sumían todo en un terrible silencio.
Yoongi se despertó sobresaltado en su cama, observó perezosamente su teléfono móvil para ver que eran las 00:00 del día 9 de Marzo. Feliz cumpleaños a mí, dijo con un bufido mientras se levantaba dirigiéndose a la cocina buscando un poco de agua y una pastilla para dormir. No se sorprendió en absoluto a escuchar los pasos detrás de si amortiguados por los calcetines contra la madera, contó mentalmente hasta tres esperando un abrazo efusivo que nunca llegó; probablemente Jungkook no había visto el reloj aún.
- ¿Otra pesadilla, hyung?-
- Anda a dormir, kookie. Estoy bien. –Trató de no sonar tosco, su hermano adoptivo no tenía la culpa de nada pero tampoco quería preocuparlo en exceso- Los sueños no pueden lastimarnos.
- Siempre es igual Yoongi-hyung –mencionó, esta vez acercándose a abrazar al mayor- no me gusta saber que estas mal.
- No lo estoy Jungkook –esta vez más serio que la anterior-
- Pero que humor... Seguro es... -Jungkook levantó la vista al reloj encima del refrigerador y sonrió con sus dientes de conejo- Feliz cumpleaños Yoongi. Me siento feliz de que mamá y papá te hayan elegido, eres el mejor hermano que uno podría tener.
Se mantuvo en silencio correspondiendo su abrazo y besando su frente. Suspiró pesadamente agradeciendo el gesto y agradeciendo más bien a los señores Jeon por haberlo sacado de ese orfanato en Daegu hace tantos años. Pero no se sentía, ni de cerca, como el mejor hermano que alguien podría tener porque estaba él... su sombra, el hermano mellizo que al sol de hoy recuerda por flashes pero sabe dentro de su corazón que aún existe. Solo conserva ese trozo de papel desgastado por los años que dice "Min Yoongi, Min August, Min Hana" con una imagen ya borrosa de una joven cabello negro y lacio junto a unos gemelos en sus brazos. Tuvo que sacudir su cabeza un par de veces para volver al presente donde los grandes ojos de su hermano menor lo observaban esperando una respuesta a algo que no escuchó, sin embargo el chico insistió.
- ¿Realmente vas a mudarte hoy, hyung?
- Jungkookie –comenzó, intentando ablandar su voz- Tienes ya casi 20 años, yo hoy justo 25. Es hora de abandonar el nido. Estoy agradecido en el alma con mamá y papá pero ya es hora de que busque mi propio camino.
- No te estamos corriendo –comentó con un puchero-
- Pero quiero hacerlo, y puedo hacerlo. No fuera médico de no ser por nuestros padres, pero tampoco haré mi vida profesional bajo sus faldas. –contestó calmado pero severo-
- Prométeme algo, Yoongi-ssi. Promete que cada pesadilla que tengas, me vas a llamar –terminó mientras le extendía su meñique para sellar dicha promesa-
No puedo llamarte cada dos noches, pensó, sin embargó estiró su meñique afianzando el agarre con el menor mientras sonreían. Yoongi acompañó al menor a su habitación mientras, ya adormilado, se dirigió a la suya. Si volvía a soñar con él, con Agust le pediría las disculpas necesarias y se prometió a sí mismo buscarlo... Si aún estaba vivo, aún había tiempo.
237Km al sur de Seúl, en la ciudad de Daegu ocurría una imagen un poco similar. Un chico con las mismas facciones que el anterior se levantaba fastidiado en medio de su pocilga donde escondía algunos artículos robados de esa semana. Con hastío se vio al espejo, empujando parte de su mejilla con la lengua hasta que esta se asomó fuera de su boca para terminar en un chasqueo de la misma, negó frente al espejo antes de lavarse la cara con un poco de fría agua de su lavamanos y echar su cabello hacia atrás. Se sentó en el improvisado balcón asomando sus pies por el barandal de metal mientras suspiraba y sus largos dedos pelaban una mandarina que a los pocos minutos ya estaba ingiriendo.
Estaba cansado de los suburbios de ese pueblo, cansado de vivir como un fugitivo y con ganas de tomar un tren para jamás volver. Min Agust había crecido en un albergue de huérfanos y cada poco tiempo tenía pesadillas con su madre asesinada y un hermano del que dudaba de su existencia. Si existía ¿por qué se sentía tan terriblemente solo? ¿Por qué no creció junto a él en el albergue? ¿Por qué nunca lo buscó? Y todas sus reflexiones se vieron interrumpidas con el sonido de una de las sirenas de la patrulla policíaca que pasaba por allí, a lo que tuvo que esconderse nuevamente como las ratas.
Porque eso era, un ratero, una escoria, un vulgar ladrón que buscaba sobrevivir de alguna manera. Deseaba que, si sus sueños hubieran sido reales, esos disparos no solo hubieran acabado con la vida de su madre sino con la suya propia. A su modo de ver, le hubieran hecho un gran favor.
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Mi reflejo
FanfictionPortada y separadores hechos por @Mari-unicorn !! El Dr. Min Yoongi esconde un secreto y es la búsqueda incesante de su hermano gemelo de quien fue separado hace más de 20 años, por su parte Min Agust vive al límite de la legalidad buscando sobreviv...