Mi reflejo

Capítulo 9: Asuntos sin resolver.

Que sonara su teléfono de aquella forma lo había extrañado, despegó sus ojos del cuaderno donde hacía algunas anotaciones para luego con su mano izquierda tomar el teléfono; desbloqueandolo para atender mientras que con la mano derecha tallaba sus ojos con pereza:

- Tiempo sin saber de ti -comentó el otro apenas la llamada fue contestada- pocos meses en la capital y ya te olvidas de Daegu.

- Hyung -le contestó el otro- es agradable escucharlo.

- Lo mismo digo, Agust; lo mismo digo -respondió Mingi, arrastrando las palabras- has mejorado tu coreano

- Pff, ni que lo digas -contestó bufando con hastío- el imbécil de Nakamoto me ha tenido solo estudiando coreano. No he podido salir a divertirme.

- Precisamente para eso te llamo. Agust, eres un hombre de confianza y tiendes a tener buenos... mmm... métodos para conseguir las cosas. -aclaró su garganta y continuó- ¿te suena el nombre Bang Moon-kyu?

- Claro -contestó- tiene rato en las noticias, el ministro que ha hablado de la sociedad saludable y bla bla bla

- El mismo. Vive en Gangnam, específicamente en #508 5F Sungwoo Village. ¿sabes llegar? -escuchó un asentimiento de parte del otro- y me debe, una cantidad considerable de dinero.

- A sus órdenes, hyung.

- Este fin de semana estará en el Yukjeon Sikdang, al salir puede llevarse una sorpresa que le recuerde... la cantidad -terminó de modo intrigante- que me debe. Confío en ti, Agust.

La llamada fue colgada y el chico sonrió con malicia, por fin tendría una excusa más allá de tomar aire para salir de esa mansión que se había vuelto una especie de cárcel. Comenzó a buscar en su ordenador datos sobre el "impecable" ministro, anotando detalles como su círculo social, apariciones públicas, detalles de su lugar de habitación y aquellos recovecos en el barrio mencionado. Bajó las escaleras corriendo, con sus jeans claros y una camiseta negra junto a unos converse del mismo color; su chaqueta de cuero la llevaba en su brazo izquierdo para dirigirse directo al bowl donde estaban todas las llaves de los vehículos de la guarida. Tomó las ya conocidas llaves de la motocicleta azul mientras que el equipo estaba anonadado viendo el video de cierto idol y analizando cosas que él desconocía.

La puerta fue abierta antes de que su zurda tocara el picaporte metálico, consiguiéndose de frente con el japonés que lidera aquella pandilla seguido por Jeno y otro chico con el que no había intercambiado palabras, pero sabía que se llamaba Jaemin:

- Agust D... -comentó con cierta impresión- saliste de la cueva.

- Hazte a un lado, Nakamoto.

- ¿A dónde vas con tanta prisa? -preguntó cerrándole el paso, y cruzando los brazos sobre su pecho-

- Gangnam.

- No vamos a robar al sitio donde están nuestros mejores clientes -mencionó Jeno detrás del castaño- Eso está claro desde el inicio.

- Echó su cabello hacia atrás, resoplando y blanqueando los ojos- No voy a robar, solo quiero salir de aquí. Aparte de que no les debo explicaciones.

- ¿Qué vas a hacer? -inquirió Jaemin- Podemos ir contigo.

- ¡Solo voy a observar! ¡¿Vale?! Me enviaron a ello.

- Mingi -contestó Yuta en un susurro- entiendo, tienes un par de horas.

- Tomaré el tiempo que necesite -contestó bufando- tengo un encargo.

- Si no estás aquí para las ocho de la noche, los chicos irán por ti.

Yuta no había terminado de hablar cuando los más jóvenes asintieron, dando por hecho que las palabras de su jefe serían cumplidas. Agust revisó en su móvil que aguardaba en su bolsillo trasero derecho, tenía tres horas para llegar al sitio y ver todo lo que tenía que cubrir. Se dirigió hacia la motocicleta que ya asumía como propia, se colocó el casco y salió hacia el sureste de la ciudad con vía al costoso barrio de la capital surcoreana.