Capítulo 2

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[Sae Itoshi]

Me quedé quieto, pestañeando rápidamente un par de veces como si eso fuese a ayudarme a volver a la realidad. Pero parecía que esa era la realidad. 

Asustado, me levanté sobre la cama casi de un salto, meneando como un lunático mi mano de lado a lado para intentar hacer que esa cosa roja salga de mi dedo, pero era imposible; el hilo se movía conmigo, siguiendo mis movimientos. 

—Estoy loco...—Balbuceé antes de caerme del colchón por accidente, dándome un fuerte golpe en la espalda que me desconcentró unos momentos del problema inicial. Me olvidé del dolor en mi cintura segundos después, ya que mi atención volvió a centrarse en el hilo rojo que flotaba alrededor mío, hasta que al fin, alguien interrumpió.

—¡¿Podés quedarte quieto?! ¡Escucho desde mi pieza como corres por acá como estúpido!—Exigió Rin claramente molesto, pero a mí no me importaba tanto.

—¡Rin!—lo llamé. Él alzó una ceja y me miró con esos ojos oscuros que a veces llegaban a dar miedo.—¿Qué es esto?—Pregunté después de haber levantado mi mano izquierda. Mi hermano arrugó las cejas y miró mi mano desinteresado. Lo conozco bien, y sé lo que estaba pensando en ese momento; que estaba jodiendo.

—¿Eh?—Dijo con una voz más tranquila.—¿Qué tiene?—Preguntó él. Yo moví mi mano levemente para que fije su atención ahí, pero Rin no reaccionaba. 

«No me digas que...»

—No tenés nada, esquizofrénico. 

Y sin decir más, se dio la vuelta si se fue cerrando la puerta a sus espaldas.

[...]

—¿Qué te pasa?—Preguntó una voz a mi lado, una voz que yo ya conocía; era Oliver. No me destapé la cara, dejé que mis manos la cubrieran. Me sentía algo agobiado, angustiado, nadie podía entenderme, y ya comenzaba a pensar que estaba loco. 

—Nada—Respondí frío, distante.

—¿Estás mal porque te robaron el celular?—Insistió, y se sentó al lado mío. La clase estaba por comenzar.

—Sí—Mentí. No tengo ganas de andar inventando alguna excusa.

—Bueno... por lo menos alcanzaste a insultarlo—Oliver, como siempre, le encontró algo bueno a algo tan feo como un robo. Aunque no me alcanzó para subirme el ánimo, por lo menos me calmó un poquito. No podía dejar de pensar en ese hilo de mierda, y no me ayudaba en nada tener esa cosa siguiéndome. 

—Oliver. 

—¿Qué pasa?

—¿A qué te suena un hilo rojo?—Pregunté. Oliver me miró medio raro, pero después se detuvo un segundo para ponerse a pensar en lo que le había preguntado. 

—Creo que hay una película de eso...—Murmuró mientras miraba al techo, como si eso lo ayudara a pensar en alguna respuesta.—¿Vos la viste?

—N-no... no sé de qué película hablas...—Dije rápido.—Por algo te estoy preguntando, bobo.

Oliver me miró por unos segundos.

—Me suena a la leyenda del hilo rojo—Dijo al fin, rascándose la nuca, como si le diese vergüenza hablar de eso. 

—¿De qué trata?—Pregunté, sabiendo que él no iba a decir nada más de eso si no le preguntaba. 

—No sé... es un hilo que te une a tu "pareja destinada" o al "amor de tu vida", o algo así—Contestó algo dudoso y nervioso.—Re de pendeja adolescente enamorada. 

Cuando dijo lo último, entrecerré los ojos y lo fulminé con la mirada inconscientemente por como (indirectamente) me llamó adolescente enamorada. 

«No estoy enamorado. Estoy sufriendo»

Hilo de mierda || RyusaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora