Capítulo 3

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—No dale, Sae, basta—Me decía Oliver mientras me perseguía por los pasillos, mirando para todos lados como un paranoico de mierda por miedo a que algún profesor nos agarre pelotudeando fuera del aula en hora de clase. 

—Andá al salón—Le ordené, mis puños cerrados y mi mirada al frente, con dirección al patio de mierda donde siempre están los pelotuditos haciendo estupideces. Oliver me agarró del brazo y trató de detenerme, pero claramente yo fui más fuerte y seguí caminando sin mirarlo. 

—No, me van a preguntar donde estás vos y encima después me cagan a pedos a mí—Respondió algo molesto, para después jadear y tirarme del brazo de nuevo, poniéndose en el camino para tratar de pararme.—Dale, no me digas que les vas a hacer frente ahora en medio del colegio, ¿vos querés que esto sea un tiroteo no? cuando te dije que quería ir a Estados Unidos no me refería a eso.

—Dios, ¿tan cagón sos?—Bufé después de pasarlo del brazo de nuevo. Mis ojos fueron a parar al hilo pelotudo que todavía estaba en mi dedo, enredado a mí y moviendose en el aire, y tal como antes, todavía con dirección al patio del colegio.—Encima este hilo poronga...

Oliver me miró confundido, frunciendo levemente el ceño al oírme refunfuñar de esa forma:
—¿Eh?

—Allá—Murmuré, por fin saliendo al patio y mirando fijamente al pelotudito que estaba riéndose y charlando con los demás monos retrasados. Mi amigo los miró también, para después  quedarse quieto mientras yo caminaba hacia ellos. 

—¿Y ese..?—Escuché, y ni dejé que pudieran seguir hablando. 

—¿Vos fuiste el que me robó el celular, negro chorro hijo de puta?—Dije yo, muy enojado. Me paré enfrente de él y lo miré con la mejor cara de orto que alguna vez habré hecho, y atrás mío, Oliver se congeló, abriendo grande los ojos sorprendido por cómo había enfrentado a este tipo sin ningún miedo.

Shidou me miró después de bajarle un poco a su música de mierda, levantando una ceja. Después, sonrió y se levantó antes de acercarse con el mentón en alto, casi resaltando más el hecho de que él era mucho más grande que yo, y tal vez, mucho más fuerte.

—Hm, no sé de qué me estás hablando—Me jodió, haciéndose el chistoso mientras que los boluditos que estaban atrás de él cuchilleaban y reían por lo bajo. Obvio que los miré fijamente uno por uno.

—Hacete—Fue lo único que se me ocurrió decir luego de unos segundos pensando. Shidou miró alrededor y sonrió, inocente.

—¿Y qué si fui yo?

—Te denuncio—Respondí rápido.—Sé tu nombre. Sé quién sos. Sé dónde estudias y en qué barrio vivís. Sé quiénes son tus cercanos, y por ahí, si le meto ganas, también pueda saber en dónde queda tu choza, negro sucio olor a pis—Dije mientras entrecerraba los ojos y lo fulminaba con la mirada.

—¿Qué le vas a decir?—Preguntó él al levantar las dos cejas al mismo tiempo, casi como una burla. No, bueno, se estaba burlando.

Me quedé un segundo en silencio, porque no sabía qué tendría que responder a ello, y bueno, tampoco supe qué decir porque mi mente estaba en blanco desde que ví cómo Ryusei se relamía los labios mientras me miraba.

—Que te robé, sí, pero los dos sabemos que la comisaría que hay en este barrio choto se pasa por el medio del ojete cada robo que pasa por acá—Dijo sin titubear.—En cambio, se toman más en serio... no sé, a los pibes atrevidos—Agregó. Enarqué una ceja.

—¿Atrevidos?—Repetí, realmente confundido.—¿De qué hablas?—Pregunté, y me arrepentí de haberlo hecho al ver la enorme sonrisa que Shidou había puesto, como si hubiese caído en alguna trampa.

Hilo de mierda || RyusaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora