009.

54 7 2
                                    

Olivia estaba triste. Era un hecho. Era una persona bastante optimista, positiva, no se deja a si misma estar más tiempo del necesario triste, pero ahora lo estaba. Había visitado la torre de astronomía por dos noches, a la hora acordada, se había quedado casi una hora, pero allí no había aparecido nadie.

No había notado la mirada gris de Draco sobre ella en ninguna clase, en ninguna comida, el chico simplemente hacia como si ella no existiera, y eso, la estaba quemando por dentro hasta el punto de dejarla mustia. Sabía que el enfado de Draco era injustificado, pero, aun así, sentía culpabilidad por no haber hecho algo más por desenfadarle, más allá de colgarse y que se dejase ver en su ropa el colgante y pendientes que le regaló.

Esa mañana especialmente, estaba sin apetito, y sin ganas de dar clase, pero se aseó, y salió a buscar a sus amigos, que la esperaban para desayunar. Fred pasó por su lado, dándole un beso en la cabeza como acostumbraba a hacer, mientras George empujaba a su gemelo, lo cual también era costumbre.

Tomaron asiento en el Gran Comedor, y Liv decidió tomar un café acompañado de unas tostadas francesas, necesitaba comer algo, aunque las ganas no acompañasen.

-Buf, estoy dormidísimo, anoche entre la guardia y el trabajo de Herbología me dieron las tantas. -Comentó Ron sirviéndose cereales como para alimentar a media escuela.

-Si hicieras los deberes antes... -Replicó Hermione con retintín, mientras Liv observaba la escena en silencio, algo pensativa. 

-Ser prefecto me queda grande, estoy harto de las guardias nocturnas. -Siguió diciendo Ron.

-Bueno, al menos esta noche podéis descansar. -Intervino Harry.

Liv seguía comiendo despacio, intentando comerse al menos una tostada, cuando algo de lo que dijo Ron captó su atención.

-Jamás pensé que diría esto, pero gracias Malfoy. -Dijo Ron poniendo los ojos en blanco.

- ¿Malfoy? ¿Qué tiene que ver Malfoy? -Al fin Liv intervenía voluntariamente en una conversación.

-Anoche, antes de la guardia, vino exigiendo que la de hoy la hacían él y Pansy. - Explicó Hermione.

-Con lo gilipollas que se puso exigiendo que los Slytherins no iban a hacer ninguna noche, ahora querrá morrearse con Parkinson de nuevo. -Sentenció Ron poniendo cara de asco.

Hermione y Harry rieron entre dientes, pero Liv soltó el cubierto, tomando un poco de aire mientras notaba que algo pesado caía en su estómago. Miró hacia la mesa de Slytherin, y era verdad que Parkinson se había vuelto a sentar cerca de Malfoy. La rubia apoyó uno de sus codos en la mesa, para pasar su mano por su frente disimuladamente, sintiéndose mareada.

-Liv, ¿te pasa algo? -Preguntó Harry mirándolo preocupada.

-Disculpad chicos, pero me encuentro fatal. -Dijo ella levantándose, dejando su desayuno casi intacto.

-Es que últimamente apenas come, inténtalo un poquito. -Rogó Hermione.

Pero ella no alcanzó a escucharla, ya que estaba saliendo del Gran Comedor como podía, a paso rápido, pero no todo lo rápido que a ella le gustaría.

Salió de ella con una de sus manos en la boca, intentando no vomitar lo poco que había tomado, apoyándose en el muro de piedra, intentando respirar tranquila.

Cuando se estabilizó, fue hasta uno de los baños cercanos, y sin poder evitarlo, vomitó lo poco que tenía en su estómago.

Y parece que también vomitó la tristeza, que se fue por el retrete, y en su lugar, apareció una rabia insólita. Cómo se atrevía ese cabrón a enfadarse por un regalo de su amigo, y ahora él pretendía restregarse con Parkinson de noche por los pasillos. Lo más inteligente y lo que habría hecho ella es pasar de él y no caer en su juego de provocaciones, pero la ira era demasiado ardiente, le cegaba, e iba a ir a pedirle explicaciones. Bueno que sí.

𝑒𝓎𝑒𝓈 𝒶𝓇𝑒 𝓁𝑜𝓊𝒹 • La Reina de Hogwarts y el Principe de SlytherinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora