015.

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- ¡Es que no entiendo cómo te prestas a esto! –Alzó la voz Liv.

Draco suspiró por enésima vez, pasando las manos por su pelo con desesperación. Pensó que menos mal que nada más entrar echó un hechizo silenciador a la puerta, porque estaba claro que la conversación iba a salirse de tono.

-Te lo he explicado ya, me parece buena idea y he accedido. No tengo porque consultarte todas las decisiones que tomo, ¿o sí? –El chico entrecerró sus ojos, cruzándose de brazos. Clara señal de que se estaba cerrando en banda a proseguir la conversación.

-No estoy diciendo eso, no tergiverses mis palabras. No es que tengas que consultarme, es que no comprendo en que momento te parece bien ser el lacayo de esa bruja. –Expresó Liv con hartazgo.

El platinado se había presentado en su habitación, como si nada, intentando abrazarla y besarla como si tal cosa, a lo que ella se había negado, y al preguntar el porqué, solo comenzaron una batalla de reproches que ninguno iba a parar.

-Yo no soy el lacayo de nadie, he aceptado un puesto de responsabilidad... -Empezó a explicar Draco, pero fue interrumpido por la chica.

- ¿Puesto de responsabilidad? Já, no me hagas reír, eres literalmente el chivato, el sapo, de Umbridge. –Dijo Liv riendo irónica.

Draco entrecerró aún más sus ojos, examinándola, frunciendo el ceño.

-Yo no soy ningún chivato, porque tengo potestad para hacer y deshacer, ¿te enteras?

-Me parece increíble que le quieras dar la vuelta a esto. Estoy harta, de verdad, ¿Por qué lo haces? ¿Por tu padre? –Preguntó Liv alzando sus brazos.

-Te he dicho ya que no hablemos de mi padre, de verdad Olivia, ¡he aceptado y ya está! ¿Por qué contigo todo tiene que ser un problema?

- ¡PORQUE ESA MALA PUTA ESTÁ INTENTANDO QUITARLE EL PUESTO DE DIRECTOR A MI PADRE Y TÚ LE ESTÁS AYUDANDO! –Gritó Liv dándose la vuelta para encararse con el chico.

- ¡QUIZÁS DEBERÍAS PENSAR QUE NO TODO SE TRATA DE TI! –Gritó a su vuelta Draco.

Liv lo observó durante unos segundos, analizando sus palabras.

- ¿Qué quieres decir? –Le escrutó Liv.

-Pues que he aceptado porque me gustan las maneras de proceder de Umbridge, y no debería ser un problema para que tú y yo podamos seguir viéndonos. Vamos, sabes perfectamente quien soy y mis ideales y yo sé los tuyos, los acepto, ¿por qué tú no puedes hacer lo mismo con los míos?

-Porque tus ideales no son tuyos, son impuestos, y no intentes negármelo. No sé Draco, quizás no estoy dispuesta a aceptar eso. –Soltó al fin Liv, incomoda, colocando sus manos en el borde del escritorio, apoyándose en él.

- ¿Qué estás diciendo? –Preguntó Draco. Se había asustado, se le notaba en la voz.

-Pues eso. –Liv cruzó esta vez sus brazos, sin sostenerle la mirada. - No estoy segura de poder aceptar tus supuestos ideales.

- ¿Me estás dejando? –Volvió a preguntar Draco, acercándose a ella.

-No se puede dejar algo que no se ha empezado, ¿no? –Liv jugueteaba con sus dedos, incapaz de mirar al chico.

Draco se acercó a ella, levantando su barbilla suavemente con un par de dedos, obligándola a levantar la vista.

-Olivia, no voy a pedir perdón ni voy a arrastrarme para que no me des una patada, pero sinceramente, me estoy cansando de discutir.

-Ah, ¿tú estás cansado? Todo lo contrario a mi, que estoy encantada. –Respondió Liv irónicamente.

Draco soltó su barbilla, volviendo a pasar su mano por su pelo, exasperado.

𝑒𝓎𝑒𝓈 𝒶𝓇𝑒 𝓁𝑜𝓊𝒹 • La Reina de Hogwarts y el Principe de SlytherinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora