Sí, quiero

1K 131 9
                                    

Cuando Will le pide a Hannibal que quiere enterrar a su padre lejos del castillo, éste no se niega en absoluto. No desea que ese hombre esté enterrado cerca, tanto mal le ha causado. Por eso, llegado el momento, acompaña a Will y rodea sus hombros mientras llora desconsolado, intentando decir unas palabras que se ahogan en su interior. Will agradece el contacto.

Los días siguientes Hannibal ve un cambio en él: Will está más receptivo que nunca. Le sigue con la mirada, aprovecha cualquier ocasión para rozarle la mano, para abrazarlo, para rozarse. Hannibal está encantado, sabiéndose el centro de atención de Will. Además, fuera del castillo Lecter todo se ha calmado, ni un solo hombre regresó a rendir cuentas y Hannibal se preguntaba cuántos hombres en edad adulta quedarían por los alrededores. Ancianos, niños, mujeres, tal vez algun adolescente. Esperaba que cuando creciesen ninguno de ellos tuviese la idea de vengarse. Sonríe cuando lo piensa, una parte de él seguía estando dispuesto a masacrar el mundo si era necesario.

- Will - le dice, desayunando juntos.

Han tomado esa costumbre, aunque no durmiesen juntos, aunque ninguno de los dos hubiese dado el paso, salvo ese momento pasaban el resto del tiempo compartiéndolo.

- He pensado que quizá te gustaría salir a montar. Tus heridas ya han sanado - continúa.

- Pero sólo está Winston. No sé si podrá con los dos, Hannibal  - Will se preocupa mucho por el caballo, es lo único que le queda de su antigua vida, de su padre.

- Podrá. Los caballos son animales fuertes, y Winston estará deseando estirar las patas, seguro.

Will asiente, no puede darle menos que la razón. Hace tanto que no sale a cabalgar que ahora que Hannibal lo ha propuesto, lo está deseando. Además está Winston, que adorará trotar por un espacio más grande que los alrededores del castillo.

- Está bien, sí. Me encantará salir a cabalgar un rato contigo, Hannibal.

Lo que Hannibal no dice es que le ha preparado una sorpresa. Algo que ha pensado mucho en hacer pero que cree tendrá éxito. Will no tiene a nadie, Hannibal, en realidad, nunca lo tuvo, o así lo sentía él. Ahora se tenían el uno al otro, ¿por qué no formalizarlo? Llevaba una semana pensando cómo iba a hacerlo, y gracias a Chiyoh se le ocurrió.

- ¿Qué hay aquí? - pregunta Will, mirando una alforja cargada en el caballo.

Hace ademán de tocarla pero Hannibal le detiene, besándola.

- Es una sorpresa. Las sorpresas no se estropean, Will, se disfrutan. ¿Delante o detrás?

Will muestra su preciosa sonrisa por el doble sentido de la frase. No sabe por qué Hannibal no le ha pedido dormir juntos, pero podría decir lo mismo de él.

- Delante, quiero llevar las riendas.

- Perfecto.

Cuando los dos hombres están sobre el caballo, Will toma las riendas con mano experta y guía a Winston hacia la puerta. Se gira y mira a Hannibal, sintiendo el cuerpo del hombre muy cerca.

- Puedes cogerte de mí, si quieres - le dice.

- O puedo hacer esto - Hannibal le abraza, juntándolos definitivamente.

- Hannibal... - Will sabe perfectamente lo que va a ocurrir con esa cercanía.

- Vamos, Will, ¿o ya no quieres montar?

Un beso en el cuello del joven hace que Will azuce las riendas y Winston empiece a trotar. Todavía no muy rápido, los músculos del caballo deben acostumbrarse al galope. Hannibal se abraza a Will y disfruta de la libertad que ofrece la naturaleza, tantos años encerrado. Le empiezan a doler los muslos por el movimiento del caballo, por la fuerza que está haciendo para no caerse, pero su corazón está lleno de gozo. Ver a Will así de feliz, al fin después de todo, ilumina su mundo. ¿Cómo no va a quererle?

El Conde Lecter (COMPLETA) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora