Hannibal llena la tina de agua tibia, cargando junto con Chiyoh cubos de agua para poder llenarla del todo.
Will duerme, exhausto tras haber follado con Hannibal. Descansa como un niño pequeño y se ve tan...en paz. Hannibal se dice a sí mismo que no volverá a ser el causante de las lágrimas del joven, pero bien sabe por su carácter que en la práctica le va a ser complicado llevarlo a cabo.
Sin ir más lejos ahora, mientras observa a Will segundos antes de cargarlo sobre sus brazos e introducirlo en la tina. Hannibal ya está pensando en repetir y hace escasos minutos que acaban de ser el uno para el otro con un deseo que desconocía. Quizá por eso mismo, por el descubrimiento ante lo que es el sexo con otra persona - y para más inri, con una persona que ama - lo que le lleva a desear más y más. Para Hannibal ha sido su primera vez, encerrado como lleva en su fortaleza toda la vida.
Le debe demasiado a Will, él bien lo sabe. Will es ese rayo de sol que ha irrumpido en su vida llenándolo todo al final de calidez humana. No es que Hannibal haya derrumbado la barrera, es que Will ha entrado sin pedir permiso y ésta se ha ensanchado para que quepan los dos.
Cuando coloca al joven dentro del agua, se asegura de que su cuerpo no caiga hacia abajo sujetándolo de los hombros. Will jadea ante el contacto. Le toca la frente, está algo caliente pero nada preocupante.
Introduce un paño y lo humedece, pasándolo por el rostro de Will, cuidadosamente, y después sobre los hombros. Hay algo muy íntimo en bañar a otra persona, algo que Hannibal describe como posesión y que desea repetir todos los días que le queden de vida. Ver a Will tan inválido provoca en él lo que en otras ocasiones, excitación. Lo siente en sus pantalones y aunque intenta omitir esa sensación, cada vez que frota el cuerpo de Will va a más.
- Will, ¿me oyes?
Nada. Continúa lavando al joven ahora con sus manos, frotando el abdomen que queda bajo el agua y bajando un poco más, llegando al miembro que está flácido tras explotar de deseo. Hannibal mira a Will, vuelve a mirar hacia abajo, levanta la vista para volver a mirar a Will y hace aquello que se ha dicho minutos antes que no haría: empieza a masturbar al joven dándose la excusa de que lo está lavando.
Will jadea en sueños, y Hannibal se concentra en su rostro mientras toma con la mano la polla del chico y mueve su mano dentro del agua hacia arriba y hacia abajo. No está bien, lo sabe, pero se siente demasiado bien. Tener el control de esta manera es una faceta nueva que ha conocido desde que Will llegó al castillo y aunque se promete que no se repetirá, aunque se convence de ello, ya van varias veces las que ha fallado.
Con la mano que tiene libre se saca su propio miembro, y une los movimientos de la mano que tiene sobre la polla de Will con la mano que tiene sobre la suya. Al compás, como un baile perfectamente medido, los dos hombres jadean aunque uno de ellos lo hace inconsciente, en sueños.
<<¿Soñarás conmigo, bello joven?>> Hannibal así lo espera aunque, ciertamente, su mente está más preocupada de que Will despierte y vea lo que está haciendo que de todo lo demás. Un pensamiento obsceno cruza su cabeza. <<¿Y si termino en su boca?>> Y justo en el momento que deja ambos miembros para ponerse de pie, mira a Will. Éste le observa, sus preciosos ojos azules brillantes y sus mejillas teñidas de deseo.
- ¿Quién te ha dicho que pares? - le dice, sonriendo -. Continúa.
Hannibal hace algo más que continuar. Se quita su ropa y entra en la tina, de pie, doblando cuanto apenas las piernas para que su polla quede a la altura de la boca de Will.
- Abre esa maravillosa boca tuya, Will. Voy a follármela.
Y Will lo hace, sus labios rodeando el miembro de Hannibal mientras con la lengua lame su punta mojada. Pocas cosas hay tan placenteras como sentir la calidez de la boca de una persona sobre un miembro tan lleno de terminaciones nerviosas, que cualquier roce provoca que cobre vida. Will se inclina hacia adelante todo lo que puede, llenándose de Hannibal, de su enorme pene, de su sabor. Con sus manos en las nalgas de Hannibal y su mirada fija en él, disfruta viendo como ese hombre tan lejano hace unas semanas, se le antoja ahora la persona más cercana a su corazón. Y no lo comprende, pues a veces hace cosas que son odiosas y por las que desea huir de allí e incluso hacerle daño. Otras, en cambio, son una expresión de amor que calientan el corazón de Will omitiendo todo lo demás.
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El Conde Lecter (COMPLETA)
Hayran KurguLa maldición Lecter corrió como la pólvora entre las aldeas circundantes. El Conde Lecter lleva más de 40 años en su castillo, recordando tiempos pasados junto a su sirvienta Chiyoh. Un día un joven irrumpe al otro lado de la verja, y Hannibal, sin...