7. Conviviendo

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Tenían veintidós días en la casa cuando se llevaron una gran sorpresa. Al despertar, en la cama que compartían Iruka y Kakashi con la pequeña Hoshi, había una bebé ya no tan bebé.

—¿Crees que ya pasó un año? —preguntó Iruka.

—Yo siento que han pasado como diez —dijo Kakashi y ambos sonrieron.

—¿Fiesta? —preguntó Iruka, Kakashi sonrió. 

—¡Fiesta! —repitió el peliplata.

El orgulloso padre ayudó en todo lo que pudo para hacer realidad una hermosa fiesta donde, más que ella, disfrutaron ellos. Sobre todo por la fotografía familiar del primer año.

En ella aparecía Hoshi, Naruto, que también tenía un año, Kakashi, Iruka y un clon de Iruka que hacía de la abuela de ella.

Esa noche, a punto de irse a dormir, la niña dio un regalo a Kakashi, que justo ese día cumplía un mes de padre. Le regaló su primera palabra: "Papá", haciéndolo completamente feliz.


* *


Mes y medio después entró a casa una niña de alrededor de tres años seguida de un niño de tres años también.

—Papá Iruka, Naruto me quiere pegar —se quejó Hoshi escondiéndose detrás del hombre en delantal.

—¿Qué le hiciste? —preguntó con cansancio el castaño que conocía bien a esos dos tremendos.

—Le pegué —confesó ella y el hombre la miró con desgano. 

—Sabes que tienes que hacer, ¿no? —preguntó y Hoshi hizo un puchero.

—Lo lamento, Narutonii —dijo la niña a su hermano y el pequeño rubio sonrió grandemente diciendo que no había problema.

Algunas horas después llegó a esa casa Tsunade, la real, que por primera vez estaría en la fiesta de cumpleaños de su amada nieta.

Shikamaru venía con ella, Hinata los acompañaba, pues extrañaba mucho a un rubio y también iba con ellos cierto Kazekage que había mostrado mucho interés en la adolescente que les salvara al vida meses atrás. Así que, en la foto del tercer cumpleaños, había tres adultos y cinco niños.

La fiesta fue pura diversión. Ese día, sin importar la edad y la apariencia, todos se divirtieron como enanos.

* *

Algunos meses después, para la fiesta de catorce años, Kakashi e Iruka sentían cumplir cien. 

Dos adolescentes en casa eran lo peor que podía pasarles, sobre todo cuando dichos adolescentes eran esos dos imparables.

Ella era caprichosa, impulsiva, era fuerte, segura de sí misma y tenía un sentido de justicia que siempre la metía en problemas, pues aprecio por las reglas no era algo de lo que la chica gozara; y Naruto era Naruto.

—Es porque eres un alcahuete —reclamó Iruka quejándose del comportamiento de la chica. 

—Ella es mi princesa, si no la consiento yo, ¿quién? —peguntó el peliplata que no se molestaba con que ella fuera malcriada. 

El castaño movió la cabeza con pesadez y volvió a la cocina a terminar ese pastel para sus dos, ya no tan pequeños, hijos.


Continúa...

UNA SEGUNDA OPORTUNIDAD... MI VIDA CONTIGODonde viven las historias. Descúbrelo ahora