Cap 8

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Elizabeth caminaba para ir al patio, Ben iba al lado de ella, iban en completo silencio, algo raro para este dou.
 
Recién llegaron a la sala y fue cuando escucharon voces provenientes de la puerta de la entrada. Pensó que no era algo importante hasta que escucho la voz de su madre.
Y en tan solo un abrir y cerrar de ojos estaba en los brazos de la detective.

—Las dejaré solas —dijo Allison y se retiró.

—Mama, yo... no pude controlarme —confeso con un nudo en la garganta —Tengo miedo.

Cuando su hija dijo "no pude controlarme" sabía a lo que se refería.

—¿Has tomado el medicamento? —pregunto separándose un poco de su hija y ahí fue cuando se percató que estaba con los ojos llorosos, como si quisiera retener el llanto —Cariño, no guardes las lágrimas —llevo una de sus manos a las mejillas de su hija —Dejalas salir.

Por más que lo intento no pudo seguir reteniendo las lágrimas y como dijo su madre las dejo salir.

—Todo esto es mi culpa-

—No —la interrumpió —Nada de esto es tu culpa, tú no tienes la culpa de nada —limpio un poco las lágrimas del rostro de su hija —Mi amor —la volvió a abrazar al notar que sus manos comenzaban a temblar y su respiración comenzaba a ser más agitada. Un ataque de ansiedad —Recuerda lo que te enseñaron en terapia, inhala y exhala —dijo acariciando el cabello de su hija. La detective también comenzó a hacer el ejercicio de respiración, así por varios minutos hasta que su hija logro calamar su respiración —Tu padre me habló sobre la discusión que tuvieron hace unas horas —hablo ya cuando su hija estaba más tranquila —Sé que él no controla lo que dice, pero quiero que entiendas que solo te quiere a salvo. Sé que no quieres dejarlos a su suerte y lo entiendo pero no puedes protegerlos todo el tiempo, ya lo hiciste y casi mueres —se separó un poco y miro a su hija —Quiero que estés a salvo y eso implica no ponerte en peligro. Dime que lo entendiste.

—Lo entiendo —respondió viendo a su madre.

—No puedo quedarme más tiempo aquí, tengo que irme, pero si necesitas algo llámame ¿Okey? —su hija asintió —Te amo, mi pequeño solecito —le dio un beso en la frente.

—Yo también te amo, mami —dijo y abrazo a su madre sin saber que esa era tal vez la última vez que la vería.

Al separarse su madre se fue de la academia y ella se quedó parada como si sintiera que algo malo podía pasar.

—Ey, ¿Y si vamos a ver el atardecer antes de que sigas con el entrenamiento? —pregunto Ben sacándola de sus pensamientos.

—Tengo el presentimiento de que algo va a pasar, ¿Tú no? —miro a Ben.

—Tal vez es porque estás demasiado estresada, tienes que relajarte, aunque sea por unos minutos —trato de convencerla.

—Tienes razón —termino de limpiar sus lágrimas y paso su mano por su cabello —Vamos al patio.

Al llegar se sentaron en el pasto y justo cuando comenzaba a anochecer, el cielo combinaba los tonos rojizos con un anaranjado leve dando un muy bonito paisaje.
Un paisaje que le hizo sentir algo de esperanza, que a tan solo al final del día volvió a sentir paz al ver el atardecer y estar con su mejor amigo, sin necesidad de hablar solo ellos dos viendo el atardecer, en donde no existía nada más solo ellos dos contemplando un hermoso paisaje y sin pensarlo, sin saber el por qué o más bien el cómo logro calmar su ansiedad y dejar de sobrepensar. No tenía una respuesta como tal, pero en ese momento, ese preciso y preciado momento no le importo, solo disfrutaba del atardecer, solo dejo de sentirse muerta por unos minutos y a tan solo unos minutos dejó de sentirse vacía.
Así que solo dejo que todo fluyera y cerro los ojos sin pensarlo solo los cerro y sonrió, pero está era una sonrisa genuina.
Ya había pasado bastante tiempo que no sonreía de esa manera y Ben al ver la pequeña sonrisa de su sobrina, supo que tan solo por unos segundos sintió paz, que ya nada existía dentro de se mente, solo ella y nadie más. Sonrió de lado porque sabía que su sobrina, su pequeña sobrina no se daría por vencida y no hablamos del apocalipsis o del doctor Anderson, hablamos de que no renunciaría a vivir, que no volvería a intentar suicidarse, porque como para intentar suicidarse o sanar heridas internas, se necesita demasiado valor, valor que no todas las personas tienen.
Le enorgullece saber que su sobrina seguirá intentando salir adelante a pesar de todo lo que pasa en el exterior, seguirá adelante y eso es extraordinario, esa mínima esperanza puede hacer varias cosas, varios cambios, solo no hay que perderla, no hay que dejarla ir, porque el día que pierda esa mínima esperanza sería el fin para ella.

La hija de Diego Hargreeves - The umbrella academyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora