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Tras aquel incidente dónde el señor Harvey Park quedó traumatizado, los dos jóvenes (hormonales según las palabras del hombre) se encontraban sentados en el comedor de la casa con una incomodidad reinando en el ambiente.

El señor Harvey suspiro profundamente ante lo que estaba por decir, jamás creyó que hablaría de esos temas con su hija, especialmente con el que creyó por mucho tiempo que era el mejor amigo de su hija ¡Quién parece haber aprovechado su confianza para comerse a su hija en su propia casa!

—Mm... Hunter.— Logró soltar el nombre del acusado, aún sin saber como llevar el tema sin sentir las ganas de rodear sus manos sobre el cuello del joven rubio.

—Se-Señor Harvey...— Susurró, sin verlo, solo miraba el piso con nerviosismo.

El señor Park tomó un fuerte suspiro a las siguientes palabras que saldrían.

—Escuchen, sé que ya no son niños, están en la Universidad, pero aún siento que deberían ser más conscientes sobre estos temas. Primero que nada, no deberían estar queriendo hacer esas cosas en casa ajena y especialmente ¡Cuando estoy en casa y podría escuchar perfectamente como corrompes a mi hija!— Harvey no aguantó más y se acercó para cometer un crimen de odio hacía el rubio.

Mientras la única hija de los Park trataba de que su padre no matará a alguien, su appa se encontraba en la cocina preparando un postre tras la feliz noticia.

Cuando hace unos años atravesaban una mala situación económica, dónde a las justas podían salir del mes, ambos habían tomado la decisión de trabajar doble turno y en consecuencia dejaron de prestarle atención a Willow, dejando así que ella sea víctima de una relación completamente abusiva.

Habían sido tiempos difíciles, tanto financiera como personal. Ambos padres se sentían terribles en su papel al ver el primer moretón en el cuerpo de su hija, sus sentimientos de odio hacía si mismo fueron en aumento cuando se enteraron de todo lo que su pequeña flor había pasado en esos tiempos.

A pesar de que aún le dolía el corazón al recordar todos esos malos momentos, había aceptado que Hunter había sido la luz esperanzadora de su hija en los momentos que ellos no pudieron estar con ella y él fue su salvavidas en esa época oscura. Appa Gilbert estaba agradecido plenamente con el joven Hunter por todo lo que había hecho por Willow, así que al escuchar los gritos de enojo de su esposo al despotricar que Hunter y Willow estaban besándose descaradamente en la habitación de la chica, lo llevo a una dicha plena.

Puede que suene extraño, pero el señor Gilbert había sospechado desde el comienzo de sentimientos escondidos en ambos jóvenes, aunque Willow lo trató de convencer que todo esa confianza fue por mucho que la ayudo, había algo más que esos dos no podían ver, pero appa Gilbert sí.

Con una gran sonrisa impregnada en su rostro, Gilbert Park se acercó a su horno y lo apagó, procediendo a sacar el molde del pastel de chocolate para el nuevo integrante de la familia.

Dejó el postre caliente sobre un lugar libre, se sacó los guantes de cocina y procedió a llevar los platos de la comida principal. Aún alegre de todo lo sucedido, su sonrisa se borraría al entrar a la cocina.

Su esposo estaba sacudiendo al inocente rubio y despotricando groserías dignas de censura, mientras que su pequeña hija mostraba signos de desesperación intentando separar a su papá del rubio asustado.

Gilbert se unió a su hija para separar a su esposo de Hunter, luego tuvo que reprenderlo por tales acciones, pero para su suerte el rubio casi muerto no tuvo ni el pensamiento de denunciar. Es más, hasta le dio la razón a Harvey.

Bueno, aún faltaban aclarar muchas cosas.

***

Cuando Hunter soltó la pregunta, Luz escupió su vaso y lo miro.

Besos de prácticaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora