Besos de práctica

10

Willow niega con la cabeza ante la idea de Hunter.

—No, por favor, no quiero que ellos se preocupen más de lo que deberían. No quiero que-

—¡Pero esto ya es maltrato! Willow, por favor entiende, solo te está usando para quién sabe qué, pero ella no te quiere, no te valora y probablemente te considera inferior. Debes de decírselo a tus padres y así esto podrá salir bien para ti.

Ella una vez más negó, cerrando los ojos con fuerza y acurrucándose en su cama. No quería a sus padres involucrados en sus problemas, no quería que ellos se desenfocaran por un pequeño problema. Ella fácilmente podría decirles que se cayó en el baño o algo parecido, si sus padres se enteraban de eso, ignorarían sus verdaderas prioridades.

—¡Tu cerebro esta lavado, niña! Eres importante ¡Eres su hija y ellos deben de supervisarte! ¿Acaso saben que tienes novia?— Willow negó, él bufó.— Ni siquiera saben de eso ¿Cuánto más les estás ocultando? Ellos son tus papás, aunque no sé como sea su relación, uno de sus deberos más importantes es que estés a salvo y si eso no les parece muy importante, entonces son unos imbéciles.

Willow quería indignarse, pero en parte Hunter destacó su falta de conocimiento en su relación y solo supuso que serían si ella no les interesará, pero no era así, la falta de su ausencia fue porque trabajaban hasta el cansancio para darle la vida que ellos quieren para ella y saldar las deudas que tenían tras varios incidentes hace años. Sus papás son cariñosos y la aman más que a nada, pero ella no quería ser la prioridad en esos momentos.

Ella sintió un peso extra sobre su cama, cuando abrió los ojos vio a Hunter a su lado, cruzado de brazos y mirándola.

—Ni creas que te dejaré sola, ah no. Debes aprender a confiar en otros y sacar tus problemas, no debes de lidiar con todo tu sola y decir "estoy bien".

A pesar del ambiente algo incómodo que se formó, Willow tampoco luchó y prefirió no hacer nada, sin saber que podría suceder en unos momentos. Pasaron unos minutos llenos de silencio entre ellos, ni uno dijo ni una palabra y ni se dirigían la mirada.

El hambre invadió el ambiente y, sin decir ni una palabra, Willow sacó unos snacks de su escritorio y le invitó a Hunter, quién aceptó con un pequeño gracias mientras le avisaba por mensaje a su mamá que no regresaría a casa hasta la noche.

No saben cuanto tiempo con exactitud pasó, pero ya era de noche y ni uno se había dirigido la palabra o siquiera mirado. Pero, en el momento en que finalmente Willow se dignó en responderle a lo antes mencionado el sonido de una puerta abriéndose se escuchó por toda la casa silenciosa. Willow se sentó de golpe en la cama y quiso ir a saludar a sus papás, sin haberse percatado que aún tenía el moretón visible.

Cuando la chica fue a saludar a sus papás, Hunter fue detrás de ella para explicar el asunto con Boscha y todo el maltrato.

—¡Hola papás!— Exclamó Willow, montando una sonrisa de oreja a oreja, ignorando por completo que Hunter estaba ahí presente.

Sus papás sonrieron, listo para responderle el saludo, hasta que vieron con detenimiento el rostro de su hija.

Sus miradas se contrajeron de dolor al verla en ese estado, como actuaba como si estar con un moretón y labio partido no fuera la gran cosa. Su pequeña estaba como si nada y eso les dolió, pero solo unos segundos bastaron para que la ira de quien le hizo eso a su pequeña los llenará.

—¡Willow! ¿¡Quién te hizo esto!?— Gritó su papá, acercándose a su rostro y ahuecándolo en sus manos.

El otro padre de la menor miraba con furia toda la casa ¿Acaso alguien entró e hirió a su hija? ¿Acaso sucedió algo en la escuela?