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El corazón de Willow estaba latiendo con rapidez, su respiración era agitada y las lágrimas silenciosas salían por sus ojos aún aturdida de todo lo sucedido.

Sus papás la consolaban acariciando sus hombros, uno le susurraba palabras de alivio y el otro besaba su mejilla. Ambos aguantaban las ganas de querer llorar por lo que acababa de suceder.

La policía seguía saliendo y entrando en el lugar, aquel auto dónde la habían encerrado a ella se había ido hace minutos y Willow ni se había percatado del suceso, aún seguía inmersa en su pánico de lo que había pasado.

Una mujer policía había tenido la amabilidad de brindarle una manta para que se cubra, luego de eso le había traído un termo con chocolate caliente mientras le informaba que todo estaba bien ahora.

Finalmente su terror había terminado.

La pregunta es ¿Cómo?

Todo se remonta a la mañana de ese mismo día, el día en que Boscha le había pedido reunirse a Willow, a pesar de que todo parecía ser "normal", cuando Boscha le envió la ubicación sabía que había algo más detrás.

Willow había estado dispuesta a aceptar la cita gracias a los consejos de la policía, diciendo que si era atacada en privado podrían tener pruebas más sólidas pues ella lo grabaría, pero en su interior sabía que ocurriría algo más grande cuando la ubicación era a las afueras de Gravesfield.

Ella aviso con anticipación a sus papás, que se pusieron en contacto con la policía y estuvieron dispuestos a armar una emboscada.

Willow sabía que ocurriría algo malo, lamentablemente así fue.

Cuando la pequeña Willow llegó al lugar, se enteró que estaba abandonado, además de estar a las afueras. A pesar de tener las dudas entró a aquel lugar, sabiendo que al final la policía estaría cerca si cualquier cosa pasará.

Willow ingresó al lugar teniendo la frente en alto, a pesar de sus dudad y miedos sabría dentro de ella que todo finalmente terminaría y que podría volver a su vida de antes, antes de que Boscha perjudicará todo.

Oh, hola, cuatro ojos ¡Creí que no vendrías! Me dejaste esperando tanto.Su voz perjudicó sus oídos, pero tendría que soportar un poco de ella para tener una prueba sólida al ya tener la grabadora prendida.

Hola, Boscha. Fue seca, sin nada de intermedio.

Que descortés andas conmigo ¿Acaso hice algo mal, cariño? eso era extraño, Boscha jamás la trató así, tal vez en los inicios de la relación, pero a ese punto nunca.— ¿Me vas a responder o no?

Ahí estaba, la actitud típica de Boscha que la hacía sentir menos, pero a la vez acostumbrada.

—No hiciste nada malo, solo ando algo estresada. Nada más.

Boscha soltó una sonrisa como del gato de Cheshire y empezó a dar vueltas a su alrededor, sus pasos resonaron en todo el lugar mientras su mano jugaba con su cabello.

—¿Qué tal si jugamos un juego? Un juego donde yo te hago preguntas y tú respondes ¿Sí?— Willow ni alcanzo a responder, pues Boscha inició.— Bien, hagámoslo. Primero ¿Acaso quisiste iniciar esto? Solo puedes responder con un sí o no, haz señales o habla, no interesa.

Ella negó.

—Bien, segundo ¿Alguna vez te interese románticamente?

Willow dudo en responder, temerosa a la reacción de Boscha, pero terminó diciendo la verdad. Ella negó.

Besos de prácticaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora