12. Silencio.

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Michonne corría cargando a Judith en brazos. Los habitantes de Alexandria corrían descontrolados.

Pero sabíamos que solo había una alternativa para escondernos y poder huír: las alcantarillas. Así que empezamos a meter a toda la gente allí.

Daryl no me soltó ni un instante. Yo terminé forcejeando para que me dejase en el suelo.
Me apoyé a su hombro al sentir un mareo que me nublaba la vista.

La gente se había organizado y todos fueron entrando. Un hombre moreno se acercó a nosotros. Yo no dije nada.

- Soy Siddiq, tu médico -me dijo -Entrad. Por aquí... -nos indicó.

- Gracias -dije.

Michonne dejó a Judith en el suelo y nos miró a Daryl y a mí.

- Tenéis que cuidar de ella. Tengo que ir a por Carl.

Iba a quejarme, iba a replicar y decirle que debía quedarse. Pero lo entendía. En situaciones así arriesgar nuestras vidas por quienes queremos debe ser respetado. No importa si es un amor romántico o fraternal, incluso si tan solo es simpatía.

- Está bien -dije dándole un corto abrazo a Michonne. Daryl hizo lo mismo.

- Ten cuidado -dijo él cogiendo a Judith de la mano y luego en brazos.

Michonne asintió y marchó.

Daryl y yo bajamos primero a la niña con ayuda de Siddiq y luego bajé yo. Daryl fue el último.

Cerramos la alcantarilla y agachamos la cabeza hasta llegar al túnel principal dónde estaba la gente.

Había caras conocidas. Saludé a Tara mientras seguíamos andando. También estaba Rosita.
Lancé una mirada asesina a Dwight, que estaba ahí a un lado. A mí ya me habían contado todo. No podía ver con buenos ojos a ese hombre. No después de haber visto lo que le hicieron a Daryl.

Daryl y yo andamos y nos sentamos casi en el final.
Apoyamos nuestras espaldas contra la pared de la gran tubería y yo me encogí en mi misma cuando sentí su brazo pasar por detrás de mi cuello. Me apoyé a su hombro y abracé a Judith, que parecía muy asustada.
El hombre me acercó más a él y nos abrazó a las dos.
Levanté la mirada y le di un corto beso en los labios.

- Te he echado tanto de menos estos días -susurró.

- Te quiero -dije en un susurro muy bajo. Él me besó la frente y luego puso una mano suavemente sobre el hombro de Judith, que se sentó sobre mis piernas.

Nos quedamos en silencio. Hubo otra explosión y yo di un respingo. Judith empezó a llorar y yo la apreté contra mí sintiendo que yo también me estaba estresando. Daryl me cogió por los hombros y apoyó mi cabeza en el hueco de su cuello.

- Tranquila. Estoy aquí, con las dos -susurró mientras acariciaba la cabeza de Judith.

Sentí que una lágrima caía por mi mejilla y por unos instantes pensé en cómo podría llegar a ser tener un hijo o una hija con él. Era algo que podríamos plantear en un futuro y...

Un golpe muy fuerte hizo que yo me levantase. Daryl no pudo detenerme porque yo estaba decidida a ir hacia la entrada. Siddiq, que estaba cerca, se acercó a mí.

- Iré yo -dijo.

Asentí calmándome. Pero no me senté. Daryl se quedó en el suelo abrazando a Judith y yo esperé paciente, deseando tener noticias de Michonne y Carl.

Pero las noticias no eran del todo buenas.

Siddiq ayudó a Carl a andar. El chico estaba empapado de sudor y parecía mucho más blanco de lo normal.

Daryl se levantó dejando a Judith cogida a mi mano y ayudó a cargar al chico hasta el suelo, más adelante, dónde había un cojín y unas mantas que habían traído los alexandrianos.

Me acerqué a Carl cuando lo sentaron en el suelo.

- ¿Carl? ¿No ha venido Michonne a buscarte?

Él negó con la cabeza. Tara se levantó y llegó a nuestro lado. No dijo nada pero miró preocupada a Carl. Rosita se quedó de pie a su lado.

- ¿Estás bien, chico? -Daryl lo miró. Allí sentado en el suelo parecía estar al borde de la muerte. Siddiq apartó la mirada de nosotros. Yo miré a Carl a los ojos y me cogí con fuerza al brazo de Daryl.

- ¿Carl? -susurré.

- No tenéis que preocuparos por mí -dijo. Levantándose la camiseta y enseñándonos una mordida en el vientre.

Me quedé callada, con un nudo en la garganta e incapaz de hablar. Siddiq se levantó y se quedó a un lado sin decir nada.

- ¿Cuándo? -logró hablar Tara.

- No importa ya. Queda poco para que haga 24 horas. Tenéis que vigilarme. -dijo.

Daryl me puso una mano en la espalda y me di cuenta que estaba temblando.

- _____, siéntate, no tienes buen aspecto -me dijo Siddiq. Miré a Carl y quise decirle algo pero fui incapaz. Ya me despediría de él más tarde.

Me senté en el lugar dónde estábamos antes. Judith me cogió del brazo y yo la miré. Ahora entendía por qué Carl me había preguntado si cuidaría de ella.

Ahogué un sollozo silencioso y me tapé la boca con una mano mientras con la otra sujetaba a Judith.

Daryl me sujetó por los hombros y me acercó a él. La niña caminó hasta el otro lado y puso una mano en la cabeza del hombre. Él no dijo nada y me abrazó con sus fuertes brazos mientras yo hundía mi cabeza en su pecho. Encima de que estaba enferma me sentía muy mal.

Besó mi frente sin separar sus labios de mi piel. Judith se cogió a su brazo y la añadió al abrazo. Yo me quedé en silencio con el rostro empapado de lágrimas.

Daryl me dio un beso en los labios para tranquilizarme y secó mis lágrimas con sus dedos.

Tara se sentó delante de nosotros al cabo de unos segundos. Yo retomé la compostura y me abracé a Judith mientras Daryl me rodeaba con un brazo, seguí apoyada en su hombro.

Tara parecía igual de preocupada que nosotros. No hicieron falta palabras. Una explosión hizo que retumbara el lugar de nuevo, motas de polvo caían de las paredes.

Hubo silencio mucho rato. Quizá fueron veinte minutos o hasta una hora, no lo sé.

Judith estaba más calmada y yo también. Cerré los ojos apoyámdome en Daryl e intenté respirar.

Pero entonces otro ruido fuerte se oyó y no tardamos en ver a Michonne, junto con Rick, andando por la gran tubería, acercándose a nosotros y hacia su moribundo hijo.

Todo lo que soñé - Daryl x TúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora