16. Un camino de besos.

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Para nuestra suerte, una mujer cuidó de Judith para que podamos ir a dormir tranquilos. Ella se encargaría de la niña.

Me di una ducha y convencí a Daryl para que hiciera lo mismo. Me esperé tumbada en la cama para que él volviera.

Estaba mucho mejor, sin duda su sangre me había reanimado.

Intentaba alejar los pensamientos tristes de mi cabeza, yo misma me sentía culpable por querer apartarlos, pero ya había llorado la muerte de Carl, tenía que simplemente seguir lidiando con ella pero no podía hundirme otra vez. Suspiré y observé la habitación.

Era grande, había sido gracioso porque cuando Carol me enseñó la que era mía le había preguntado si había una más grande.

- ¿Daryl y tú...? -me había susurrado ella con una media sonrisa.

- Bueno -había dicho yo. Era difícil definir lo que teníamos exactamente.

- Siempre se lo dije, por fin me ha hecho caso -me había dicho Carol. Y entonces me había enseñado esa habitación tan grande y con una cama de matrimonio, yo le había agradecido por eso.

Y allí me encontraba. Pensé en algo obvio por unos instantes: ¿íbamos a tener sexo? Es decir, después de lo que había pasado la otra vez... pero claro, habían pasado algunos días y yo no sabía si Daryl realmente estaría de humor. Además... no había encontrado ni rastro de preservativos así que...

- ______ -me susurró Daryl saliendo del baño, se había puesto ropa cómoda. Se tumbó a mi lado y yo besé su mejilla. Olía a jabón, sonreí.

Nos quedamos en silencio unos minutos, entonces empezamos a besarnos. Sentí mi corazón acelerarse, mi calor subir, mi deseo nublar mis preocupaciones. Los besos de Daryl eran suaves y profundos, largos y que me dejaban jadeando.

Suspiré contra sus labios y acaricié sus mejillas.

- Te quería proponer... -susurré. Él se tumbó a mí lado, yo entre sus brazos- Bueno... no he encontrado condones aún. Tampoco es que haya tenido tiempo de buscar mucho pero...

- No vamos a hacer la marcha atrás -dijo él.

Tragué saliva.

- ¿Por qué? -susurré- ¿No... quieres?

Él me acarició la mejilla con sus dedos suavemente.

- Claro que quiero hacerte el amor, ______. Pero mira lo que pasó con Judith, ¿y si te quedas embarazada?

Suspiré.

- Podríamos pedirle alguna hierba a Siddiq o algo así... -dije.

Daryl no dijo nada. Se quedó en silencio mientras yo respiraba contra su cuello. Le besé en ese punto dulce de su piel y se estremeció bajo mis labios mientras yo succionaba levemente su cuello.

- Déjame hacer algo por ti esta noche -susurró el entre mis besos, lo miré a los ojos y me sorprendió la lujuria que vi en ellos. Ese azul tan intenso me tenía hipnotizada cada vez que lo miraba.

Daryl me besó en la boca y se puso sobre mí. Yo le quité la camiseta lentamente y acaricié su pecho desnudo, amaba hacer eso, pensar que tenía todo ese hombre para mí.

Daryl cogió un cojín y me lo puso en la espalda. Yo me quité la camiseta de dormir y me quedé con el pecho desnudo. Él se quedó unos segundos observánome mientras sus manos trazaban mi rostro. Yo soñaba en que cambiase de opinión respecto a lo que habíamos hablado.

Sus labios besaron mi cuello y luego bajaro a mi clavícula. Se me erizó la piel cuando sus manos amasaron mis pechos, nunca me los había tocado tan directamente y sentí una excitación inexplicable cuando se metió uno en la boca. Sus dedos sobre mi piel me provocaban escalofríos, la calidez de su aliento, de su saliva, hacía que se me pusiese la piel de gallina.

Gemí mientras él acariciaba mi piel con cuidado de no tocar la venda de mi herida. Succionó mi pecho mientras apretaba el otro y sentí el creciente calor recorrer mi cuerpo. Tenía una especial sensualidad su forma de tocarme, la forma en que sus labios me succionaban la piel, su lengua contra mi pezón, sus dientes rozándome sin hacerme daño. Jadeé mientras pasaba a chupar el otro y yo sentí las cosquillas de la excitación en mi estómago, estaba caliente e iba a necesitar algo más para encargarse de la humedad que empezaba a formarse entre mis piernas.

Jadeé audiblemente mientras él chupaba mi pecho derecho, su mano lo sujetaba mientras me apretaba el otro, se sentía demasiado bien, su lengua mojando mi pezón y sus labios succionando mi piel.

Dejó un buen rastro de saliva y sin dejar de acarciarme los pechos me miró a los ojos. Yo sonreí levemente con la boca semiabierta mientras entrecerraba mis ojos de placer. Sentí como si pudiese llegar a correrme sin que me tocase, y, a la vez una ansia muy fuerte de que me tocase.

- ¿Tan desesperada estás?

Sonreí levemente y él me dio un beso en los labios, puse mis manos en su nuca.

- La verdad -susurré- Sí. Pero también es porque necesito algo para distraerme, si te soy sincera.

Él besó mi boca de nuevo.

- Lo entiendo, _______. Tú relájate, yo me encargo de todo.

Su boca volvió a mis pechos y yo puse una de mis manos en mi cabeza.

- Dios mío... -susurré, él me miró y yo abrí las piernas involuntariamente. Él lo notó y sonrió levemente, soltando mi pecho mientras lo mordía con mucha suavidad.

Su aliento sobre mi piel era cálido, me dio un camino de besos por el esternón y bajó a mi vientre, sus manos amasando la piel de mis caderas, esa piel que tan insegura me hacía sentir a veces, que me hacía pensar que quizá estaba demasiado gorda, o demasiado delgada, él la tocó con delicadeza y besó cada rincón de mí.

Su pelo me hacía cosquillas, sus mechones estaban un poco despeinados y rozaban mi barriga.

- ¿Puedo quitarte los pantalones? -susurró.

- Por favor -dije. Él sonrió levemente y yo levanté las caderas para que me bajase los pantalones.

Besó mi vientre bajando lentamente.

- ¿No irás a...? -las palabras me salieron solas.

Daryl me miró y sentí que con esa mirada podía hacerme lo que quiseira.

- Sí -dijo él- ¿No quieres?

Tragué saliva. No era eso. Tan solo... no sé, me incomodaba. Lo deseaba con todas mis fuerzas y a la vez me sentía avergonzada. Cuando me tocó darle sexo oral a él lo hice porque quise y vencí mi timidez pero esto era diferente...

- ¿Hay algo que te moleste? ¿Quieres que me recoja el pelo?

Reí y el sonrió.

- No, por favor -dije riendo- No digas tonterías, solamente estoy nerviosa.

- Está bien -susurró- Dentro de un rato ya no lo estarás.

Asentí y dejé que muy lentamente bajase mi ropa interior, era la primera vez que estaba completamente desnuda ante él, me sentí expuesta y me ruboricé.

Daryl dio un beso a mi muslo interno con suavidad. Reí suavemente, su pelo me hacía cosquillas en la otra pierna. Él sonrió y me abrió las piernas, flexionándolas y dejándome de la forma que tenía que quedarme.

Daryl se lamió los labios y por unos momentos titubeó, había parecido muy decidido hasta ese momento pero...
Entonces lo entendí: no confiaba en que él pudiese darme el mismo placer que le di yo.

- Daryl -susurré- Por favor, haz algo. - Puse mis manos a los lados de mi cuerpo.

Él besó mi ingle, bajando muy lentamente por mi piel, sentí su aliento caliente sobre mi sexo y cerré los ojos notando su lengua. Fue un toque suave, pero bien para empezar. Puso una de sus manos sobre mi muslo y me dio un suave apretón, abrí los ojos y él siguió.

Sin duda me esperaba una experiencia que no iba a olvidar.

Todo lo que soñé - Daryl x TúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora