Todo lo que soñé - Daryl x Tú

15. Entre abrazos y lágrimas.

Fue duro ver la reacción de todos al saber lo de Carl.

Yo me escabullí de allí. Me sentía mareada sin saber muy bien por qué. Le di un abrazo a Enid y intenté consolarla unos minutos pero finalmente marché a la habitación que me habían asignado.

Me sentía mal. No solo emocionalmente, sentía como si tuviese fiebre y entonces se me ocurrió revisar la herida. No estaba infectada pero tampoco tenía muy buen aspecto.

Entonces, me desmayé, por suerte caí sobre la cama en la que estaba sentada.

Me desperté en la enfermería, donde estaba Daryl observándome.

Siddiq me miró y parecía preocupado.

— ¿Cómo te encuentras? —preguntó.

Yo abrí lentamente los ojos mientras apretaba mis dedos contra los de Daryl, él me había cogido de la mano.

— Mareada.

Siddiq se quedó unos instantes callados.

— Puede que tengas anemia.

Yo no dije nada. Era probable, la alimentación que llevaba desde que había empezado el fin del mundo sin duda no era comaprable con la dieta de antes.

— ¿Sabes tu grupo sanguíneo?

— Cero positivo —dije.

Siddiq suspiró.

— No tenemos los complementos alimentarios que se suele dar a alguien con anemia, ni tampoco tiempo para elaborar una deita. Tu cuerpo tiene un déficit de sangre porque te faltan nutrientes. No vas a morir pero si recibes sangre te vas a sentir mucho mejor —habló el médico.

Yo asentí. Me sentía incómoda en esa camilla, tenía la espalda levemente elevada y podía verlos bien a los dos, pero el mareo seguía.

Carol entró en la enfermería al cabo de unos segundos y se acercó a mí.

— ¿_____, estás bien?

— Cansada —susurré.

— Yo le daré sangre —dijo Daryl. Carol y Siddiq lo miraron.

— Puedo darla a cualquiera, soy cero negativo.

— Está bien —dijo Siddiq, y preparó los materiales necesarios para hacer la transfusión.
Carol lo ayudó.

— Respira hondo —me dijo ella antes de clavarme la aguja en la vena del brazo.
Siddiq le hizo lo mismo a Daryl y la sangre empezó a pasar por el pequeño tubo.

— Si necesitáis algo... —dijo el médico dejándonos a solas con Carol— No estéis más de diez minutos.

Asentí y nos quedamos en silencio.

Miré a Carol y le cogí la mano libre.

— Te he echado de menos —dije.

— Daryl ya me lo ha contado todo —respondió ella— Ahora tienes que descansar.

— No sé si hay tiempo para eso —sonreí levemente.

Daryl se sentó en un taburete y tomó mi mano sin alejar su brazo. Carol lo miró y luego me miró a mí, no dijo nada, tan solo sonrió levemente.

— Ya hablaremos más después —me dijo y me dio un beso en la frente. Luego nos dejó solos en la consulta.

— ¿Le has dicho algo de lo nuestro? —pregunté.

Daryl negó y yo suspiré con una sonrisa.

— Qué discreto —dije.

Él puso la palma de mi mano en su mejilla y me acarició.
Estuvimos callados unos minutos.