CAPÍTULO 1

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Chicago - Estados Unidos

Observando como el humo envuelve toda la habitación, escuchando como la mujer que tengo en cuatro gime en cada empuje que doy, saco el cigarrillo de mi boca y lo tiro al piso, sigo entrando y saliendo de su interior sin importante su suplica, le gusta , y en cada gemido que suelta me lo demuestra.

Todas son iguales, caen con una simple palabra y mirada lasciva, solo les importa disfrutar y sentirse deseadas. Aunque a veces parezcan putas sin dignidad.

Me corro soltando un gruñido y marcando sus caderas con mis dedos, ella gime fuerte y cae rendida cuando me salgo de ella, me quito el condón y me empiezo a vestir bajo su atenta mirada, sigue echada con vestigio del orgasmo en su rostro.

Me arreglo el cabello y acomodo mi saco, estoy por tomar la manija de la puerta cuando escucho su voz chillona.

-Ya te vas , pensé que te quedarías - me giro y observo su rostro, sonrojada y con rasgos de ser follada, que desagradable.

-Nunca me quedo con nadie después de follar - me acomodo la corbata mirando mi reloj, mierda, llego tarde - deberías tenerlo claro Nancy , tantas veces que follamos.

No dice nada y más le conviene , sabe que cuando me joden no respondo. Salgo de ahí subiendo a mi auto. Regresar a Alemania no estaba en mis planes , pero la familia siempre esta primero. Llego a la pista de aterrizaje y subo a mi jet.

Prendo el celular y observo todos los mensajes que tengo, socios que son más que corruptos, las entregas de mercancía y un mensaje que me llama la atención. Lo abro y observo que es de mi primo. Una cena familiar no estaba en mis planes. Apago el celular y cierro los ojos

Después de unas horas llegamos a tierras Alemanas, bajo del jet y me subo a mi auto, manejo hasta uno de mis hoteles seguido de mis hombres. Al llegar me acomodo y me alisto para ir a mi empresa.

Ser el líder de la mafia Alemana tiene sus ventajas, pero a la vez tienes a buitres acechando por poder. Me puedo defender solo, pero no hace de más tener a hombres cuidando tu espalda.

Al llegar observo a todos yendo de aquí para allá, pero cuando notan mi presencia se detienen y me observan, miedo y nerviosismo trasluce sus miradas, uno de mi hombres los hacen formar y cada uno me saluda, no les hago caso y paso de frente. Llego a mi oficina y empiezo a ver los nuevos lotes de droga y armas. Cada uno es distribuido y manejado por una persona de mi confianza, cuando tengo tiempo yo mismo los superviso.

-Señor, que bueno tenerlo aquí de nuevo - después de un rato de estar encerrado, mi puerta es abierta por mi secretaria - me alegra que este con bien - no digo gana y sigo en lo mío, pero no soy un pelele , siento su mirada estrujando mi cuerpo con deseo, si, hasta me folle a mi secretaria. Estaba borracho y con ganas de follar.

-Si claro, - se muy bien que solo le importa el grosor de su billetera y que sea follada - cierra la puta boca y ponte a trabajar , que para eso te pago.

-A veces eres un idiota

-Y a mí a veces me dan ganas de meter una puta bala entre tus cejas - Levanto mi cara mirándola cínicamente - retírate.

Se va enojada sin importarme un carajo, nunca le di señales de nada, estúpida insípida. Agarro mi celular y marco.

La persona del otro lado se demora en contestar y el enojo crece, que carajos hace para que se demore en coger el puto celular. Espero unos cuantos minutos y cuanto estoy por lanzar el celular a la pared, la respiración de la otra persona se escucha a través del celular.

-Hola, hola -su voz cantarina y molestosa me da dolor de jaqueca - Que tal amigo , como llegaste.

-Que mierdas hacías que te demoraste en contestar el celular.

Obsesiones que Hieren (Libro I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora