CAPÍTULO 24

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Freya Johnson en multimedia.

Freya

El corazón se me acelera y siento como me falta el aire, mis manos tiemblan y por instinto o reacción avanzo dos pasos perdiéndome en ese par de ojos azules claros los cuales siempre estuvieron para mí en mis momentos malos.

En la posición que esta reluce la belleza característica de los Müller, el cabello castaño, los ojos azules que en él son claros, la mandíbula bien marcada mostrando sus rasgos varoniles que enloquecen a cualquier mujer y esa sonrisa que es escasa en esta familia. Uno pensaría que pertenece a la realeza por el porte que tiene, pero no es de extrañarse, ya que el parecido de los Zimmermann y Müller es igual. Ojos azules únicos y el cabello castaño claro que bajo el sol brilla como esmeraldas preciosas.

Aunque los únicos que sacaron más el gen contrario fueron los Williams, ojos verdes y cabello negro oscuro.

Hace dos años que no se nada de él, hace dos años que me sentía sola sin el apoyo y consejos sabios de mi mejor amigo. Al mirar de reojo noto como Lana esta igual que yo, con la boca entreabierta y la mirada perdida.

-Mi Sol y Mi Luna - articula de forma risueña abriendo los brazos, como un imán mi amiga y yo avanzamos cayendo en los brazos de la persona que nos salvo de la oscuridad que traíamos atrás en esos tiempos oscuros. -Que alegría verlas.

De ahí viene el apodo que me tiene Luana, sonrió débil nublando mi visión por las lágrimas, lágrimas que son de felicidad y tranquilidad al saber que esta bien, Que en estos dos años estuvo bien y feliz alegrando la vida de otras personas.

-Pero miren a quien tenemos aquí, al primo perdido - dice irónicamente la menor de los Williams - Y uno ya te daba perdido en el mundo de las drogas.

Me alejo un poco de él y noto como tensa la mandíbula al oír esas últimas palabras. El tema de las drogas es algi muy delicado en él y la menos de los Williams siempre le a gustado molestarlo con eso. Trato de fulminar con la mirada a la pelinegra por la estupidez dicha y vuelvo a sonreirle. Él nos observa con una sonrisa cálida y ese brillo hermoso que aparece en sus ojos cuando estamos junto a él.

-Puedes cerrar la boca...

-No mi Luna - me detiene - Que linda, como siempre metiéndote en conversaciones ajenas Natalie - masculle molesto - Hablas como si alguien hubiera pedido tu opinión.

-Se que me quieres primito - se burla tocando el hombro de su hermano.

-Si, te quiero... pero seis metros bajo tierra. - masculle de forma severa y la pelinegra sólo rueda los ojos.

Se aleja de nosotras caminando hasta los pequeños que lo observan con una gran sonrisa, hasta Cristian sonríe y eso que es algo poco peculiar en él.

Los niños se tiran sobre el aferrándose a sus brazos y a lo lejos noto a mi ex suegro viéndolo con una pequeña sonrisa oscura. Su expresión me incómoda y trato de ignorar su forma de como ve a mi mejor amigo centrándome en la mirada fría del alemán.

-Así que aquí estuviste estos dos malditos años. Escondió como una rata.

-Preferiría el término Águila. - le guiña un ojo avanzando hasta él.

-Aléjate idiota.

Mi amigo solo se ríe abrazándolo fuertemente saludando con un ladeo a Jacob y a mi ex suegra ignorando por completo al patriarca de la familia Williams. Al alejarse recibe un golpe en el hombre por parte del alemán y se acomoda la camisa como si nada.

-Que jodido amargado. - se acerca a Edrick dandole la mano - ¿Que tal Becker? espero que no te haya salido canas por culpa de mi primo.

-A sido tolerable, ambos son muy diferentes pero idiotas a la vez.

Obsesiones que Hieren (Libro I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora