Freya
Hay veces donde uno quisiera desaparecer. Donde todo fuera perfecto y maravilloso. Pero sabemos que eso nunca se hará realidad, que sufrir esta en nuestro destino, que amar es nuestro objetivo y que sentir culpa es nuestro castigo.
A veces un momento puede cambiar todo, una acción, una palabra hasta una reacción. Pero sin cambiar el daño colateral que creamos. El daño que perdurará para siempre.
Bajo del jet observando a mi novio parado en uno de los autos observándome con una gran sonrisa. Mi pecho se estruja al saber lo que hice. El secreto que tengo que guardar para que mi relación no se arruine.
—Espero que hayas disfrutado el viaje. Johnson — susurran a mi detrás — Y solo espero que tengas cuidado con esas marcas. Creo que son muy visibles.
Lo último lo dice con burla bajando las escaleras. La noche alumbra Alemania y la pista de aterrizaje es visible gracias a las luces que tiene alrededor. Trato de tranquilizarme bajando con una sonrisa hasta llegar al lado de mi lindo novio.
Lo sujeto del cuello dándole un beso lento. Aunque la sensación no me causa nada, trato de subir de nivel pero soy detenía por sus brazos los cuales me alejan un poco.
—Te extrañe tanto amor — me abraza de improvisto.
Saliendo del asombro termino por rodearlo viendo a lo lejos al Alemán mirando. Un juego de miradas se crea teniendo como ganador al hombre de ojos azules. Me separo de mi novio con una sonrisa hasta que siento como me abrazan por detrás y unas manos delicadas me rodean toda la cintura.
—¡Por fin volviste! — chilla la rubia — Maldita. No vuelvas a irte sin mi.
Me río por su regaño viendo a su novio junto al lado del Castaño charlando. Mi novio se les une y noto como el Alemán sonrie viéndome. El miedo me alberga al pensar que le puede decir algo hasta que Lana me habla.
—¿Y que tal Ibiza? — me mira coqueta — Algún Español caribeño que estaba bueno.
Niego alejándome del área de aterrizaje yendo hasta una caseta a pocos metros del jet. La noche es fría y maldigo por no haberme puesto unos pantalones.
—¿Te sucede algo? — niego tratando de sonreír — No me mientas. Te conozco desde pequeña.
Ahora mismo no me siento completamente segura de contarle lo sucedido. Prefiero tomarme un respiro y pensar con claridad las cosas.
—Solo estoy cansada.
—¿Eso es todo?
—Eso es todo.
Asiente abrazándome hasta que Jacob se acerca. Nos despedimos de todos aunque tomo distancia del hombre que perturba mis sueños.
Las calles de Berlín se siente frías aunque la noche todavía empieza para los amantes de las fiestas. El viento me golpea la cara por la velocidad con la cual maneja mi conductor. El cuerpo lo siento cansado y me recuesto sobre el asiento con los ojos cerrados tratando de buscar paz.
—Te tengo una sorpresa — exclama — así que no te duermas.
—Ajam.
—Amor — musita colocando su mano sobre mi pierna descubierta — lo digo enserió.
Me remuevo incómoda tratando de abrir los ojos. Dios, acaso no puede entender que estoy cansada.
Después de unos minutos llegamos al edificio subiendo hasta mi departamento. El cansancio en visible pero trato por todos mis medios mantener los ojos abiertos.
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Obsesiones que Hieren (Libro I)
RomantikCassian Müller siente lo ha obtenido todo, nunca a recibido un "NO" como respuesta, manejando toda Alemania a su antojo y destruyendo a quienes se interpongan en su camino sin importar quienes sean. Un hombre perverso, calculador, frío, teniendo a t...