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Yoongi supo que se había enamorado de Yoona mucho antes de que siquiera fuera capaz de aceptarlo, sus amigos siempre le decían que él no podría reconocer el amor incluso si éste le golpeara la nariz como lo habían hecho en aquella ocasión en la secundaria mientras jugaban baloncesto (Yoongi llevó consigo el honorable apodo de "Min Rodolfo el reno" por todo el segundo año). Min supo que por fin se había enamorado cuando invitó a Yoona a una cafetería con la intención de después llevarla a cenar y posteriormente tener sexo como ya era costumbre; mientras Yoona tomaba su café y hablaba sin parar de lo bien que por fin se estaba entendiendo son el autor a su cargo, Yoongi supo que estaba enamorado de ella.

Se siente bien decir que todo había ido cuesta arriba desde ahí, debido a que Yoongi jamás había sido capaz de mantener el amor cerca por mucho tiempo (o tal vez porque jamás había sentido amor de verdad); después de haber pasado toda una vida saliendo con hombres y mujeres y jamás haberse sentido lo suficientemente interesado como para entablar algo real, Yoona era como lluvia fresca sobre su piel en medio del verano.

Y Yoongi se dio cuenta de que su corazón no pudo haber elegido a una mejor mujer cuando la llevó a conocer a su padre y ella entendió todo perfectamente; Yoona no se alejó fastidiada de Daegu diciendo que no quería volver, no hizo que Yoongi se sintiera culpable o avergonzado por el alcoholismo de su padre e incluso acompañó al viejo a un bar.

Yoona era la mujer perfecta.

Yoona era perfecta cuando reía, cuando hablaba de sus libros sin parar, cuando se paseaba por el departamento en ropa interior y comía cereal directo de la caja. Pero Yoona era todavía más perfecta diciendo "¡Sí, acepto!" y corriendo a los brazos de Yoongi después de que éste le pintara la pared con el mensaje "¿Te casarías conmigo?", el día que ellos estaban remodelando el departamento que ya compartían.

Si en algún momento Yoongi llegó a creer que le resultaría imposible enamorarse todavía más de aquella mujer, supo que se había equivocado cuando la enfermera entró a donde ellos estaban esperando y les confirmó que tendrían un bebé. Todo parecía estar destinado para el final feliz, pero incluso los finales felices pueden arruinarse.

En la víspera de navidad del 2015, cuando Yoona ya tenía el vientre tan abultado que parecía que daría a luz en cualquier momento, ella y Yoongi se arreglaban frente al enorme espejo de su habitación, los dos estaban tan estresados que sólo hacía falta un pequeño reclamo para que cualquiera explotara muy a su manera.

—Tienes exactamente dos minutos para terminar de arreglarte o me iré sin ti —Yoongi siempre había creído que, si los perros eran el mejor amigo del hombre, las corbatas era el peor enemigo de éste, el nudo en su cuello simplemente se resistía a quedar perfecto.

—¿Quieres dejar de apresurarme? —Yoona, por su parte, continuaba pintándose las pestañas, algo que parecía haber estado haciendo los últimos quince minutos... o por lo menos así se sentía para su esposo.

—Es que no entiendo cómo alguien que se la pasó todo el día arreglándose para la fiesta, a la hora que debemos marcharnos aún no termina.

—¡Dios! ¿A quién tratas de impresionar con tanta prisa? —la mujer miró a Yoongi por aproximadamente dos segundos, estaba tan enfadada que no quería verlo a los ojos más de lo necesario, así que optó por continuar pintando sus pestañas.

—¿Es que tú no entiendes? ¡Este es uno de los días del año en el que puedo ser despedido sólo por llegar tarde! Esto significa mucho para mí porque...-

—¡Pues cuando nazca tu bebé vas a tener que avisar muchas veces que vas a llegar tarde! —exclamó Yoona, sus gritos enfadados también derrochaban tristeza—. ¿Tú tampoco lo has entendido, Yoongi? Ya estaría encantada de usar vestidos normales en lugar de esta tienda de campaña.

Daegu girl [SOPE]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora