EPÍLOGO

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Decir que estaba siendo una noche difícil sería poco.

Llevaba todo el día apretando una pelota en su mano, la cual supuestamente cumpliría la tarea de quitarle el estrés, pero la sensación del objeto contra su piel y su incapacidad de destruirlo sólo hacía que sus nervios se pusieran de punta. Yoongi también llevaba todo el día escuchando a Hoseok decirle que necesitaba calmarse, que estaba haciendo una tormenta en un vaso de agua.

¡¿Cómo podía pedirle una cosa como esa?! ¡A Hoseok nadie le estaba arrebatando a su princesa! ¡Porque así era, se la estaban robando! De acuerdo, a lo mejor estaba exagerando un poquito, pero definitivamente tenía todo el derecho de estar en tal estado. Yoona sólo tenía quince años, después de todo.

Disfrutó muchos años ser el único príncipe azul que Yoona quería, ser el único hombre guapo ante sus ojitos (aparte de Hoseok y de esos idols que tanto le gustaban), así que ahora estaba aterrado. Uno sabe que estas cosas llegarán en algún momento, los niños tienen que crecer, pero nadie le dijo que sería tan difícil digerir la idea de que, en algún momento, Yoona comenzó a decir que Taehyung (su amigo de la infancia) le parecía "lindo".

Yoongi recargó su cabeza contra la palma de su mano y peinó un poco sus cabellos, los cuales parecían encanecer cada día más (eso dejó de importarle hace mucho... Resulta que es mucho más fácil envejecer cuando hay alguien sosteniendo tu mano todo el tiempo, envejeciendo contigo), y resistió las ganas de tirar de ellos. ¿Cuánto tiempo más tendría que esperar para ver a su bebé entrar por la puerta diciendo que la cita había sido desastrosa y que no quería ninguna relación con algún chico o chica, y que prefería quedarse toda la vida siendo la niña pequeña de papá?

—Se te van a caer las cejas si sigues frunciendo el ceño así de duro —Hoseok se desplomó en el sofá cercano, con un recipiente lleno de cereal en sus manos, y habló con su característica sonrisa con hoyuelos. Yoongi sólo lo miró con su mismo gesto compungido y suspiró una vez más—. Deja de sufrir tanto, es sólo una cita... Probablemente la primera de las muchas que va a tener en el futuro.

—¡¿Muchas?! —exclamó Yoongi—. ¡Yo no quiero que tenga muchas citas! ¡¿Por qué habría de tener tantas?!

—Yoona ha crecido para convertirse en una niña hermosísima, tan bonita como las fotos de su mamá que he visto, tienes que estar preparado para que ella sea popular —Hoseok se encogió de hombros de forma simple y llenó su boca con cereal azucarado—. Taehyung no es el primero que la invita, de todas formas.

—¡¿Qué?! —el padre de la chica se puso de pie de repente, mirando a su pareja y cómplice desde hace tanto tiempo con una expresión alarmada—. ¡¿Hay más pervertidos detrás de Yoona?!

—Son chiquillos de su edad, Yoongi, respira hondo —Hoseok dejó su cena en la mesa de centro de la sala de estar de la casa –por fin la casa de la familia Min/Jung– y se acercó a Yoongi, dándole un suave empujón para que le diera espacio en el sofá originalmente diseñado para una sola persona. Hoseok se sentó y abrazó al nervioso Min contra su pecho—. ¿No crees que estás un poco exaltado?

—Mi niña está en el cine con un tipo, en un lugar oscuro y sin mí para vigilarla... ¿No crees que tengo derecho de estar así? —preguntó.

—Yoona es una niña muy inteligente, probablemente la jovencita más lista que he visto en mi vida, ella sabrá qué hacer... Ella sabrá decirle a Taehyung que debe detenerse si pasa algo que la pone incómoda o algo que es demasiado pronto para una primera cita —Hoseok sonrió—. La has educado muy bien.

—La hemos educado bien —corrigió Yoongi, tomando la mano de Hoseok entre la suya—. Los dos lo hemos hecho.

Yoongi salió de su escondite (el pecho de su pareja) y miró al otro hombre de forma profunda, esperando una respuesta. Hoseok puso una mano sobre la mejilla de Yoongi y se inclinó un poco para besarle la frente. —Gracias por hacerme tan feliz, por dejarme ser parte de tu familia —murmuró Hoseok. Llevaban ocho años juntos y cada día era mejor que el anterior, incluso con las cosas malas que tenían que lidiar a veces, con las rabietas propias de una chica entrando a la adolescencia, con las dificultadas que conllevaba ser una familia poco convencional, Hoseok no cambiaría nada de su vida junto a Yoongi.

—El que debe agradecerte soy yo —respondió Min—. Por enamorarte de este idiota complicado que nunca aprendió a bailar.

—No pasa nada, siempre estaré yo para guiarte —Hoseok se levantó del sofá de repente y extendió una mano para Yoongi, quien se apresuró a tomarla para ponerse de pie y rodear el cuerpo de Hoseok—. No podemos bailar sin música.

—Tienes toda la razón —Yoongi metió la mano en el bolsillo de los pantalones de franela de Hoseok y extrajo el teléfono celular, puso a reproducir una canción que sabía que a él le gustaba mucho y sonrió. Se movieron juntos así por un buen rato, con Yoongi abrazando dulcemente la cintura de Hoseok, con Hoseok dejando besos ocasionales en las mejillas de Yoongi.

—Sugar, yes please... —comenzó a cantar Hoseok con su característico inglés negligente—. Won't you come and put it down on me...

—Oh, Dios, no lo hagas —Yoongi fingió un puchero—. Te amo muchísimo, pero cantas horrible.

Con el cuerpo de Hoseok junto al suyo, con la estúpida canción cursi y con las estrellas brillando afuera, fue mucho más fácil esperar a que la mamá de Kim Taehyung llevara a Yoona de regreso a casa después de su primera cita.

Daegu girl [SOPE]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora