1
A decir verdad, había momentos en los que Yoongi se quedaba viendo a su hija recién nacida por largos minutos, incapaz de dejar de apretar los puños por debajo de la mesa o de recordar la mirada llena de ilusión de su esposa al acariciar su vientre abultado y pensar en el nombre que sería adecuado para nombrarla. "Tengo el presentimiento de que va a ser una enojona y va a dormir todo el día, quiero que la llamemos Yoonji", había dicho ella, sin embargo, Yoongi terminó por llamarla Yoona, como su madre.
Debido a que se había desaparecido del mapa de la escena musical por ya varias semanas, Yoongi tuvo que buscar una alternativa para ponerse al corriente con su demandante trabajo y así tratar de recuperar su vida, la mejor solución que pudo encontrar (y la única persona realmente cercana en la que confiaba para dejar en sus manos la vida de su bebé) fue su padre. Yoongi condujo hacía Buk-gu, en Daegu, para así dejar a su bebé a cargo de su padre.
No es que la relación de Yoongi y Dongyul, su padre, fuera mala, más bien se trataba de algo bastante ambiguo; Dongyul era ya un hombre viejo, vivía solo desde hace muchos años y no tenía ni el más mínimo interés en las cosas que eran importantes para Yoongi. Sumado a lo anterior, la relación de padre e hijo había terminado de fracturarse desde la muerte de Joohyun, la madre de Yoongi.
Dongyul no quiso hacerle demasiadas preguntas a su hijo debido a que tenía una idea muy clara de cómo debía sentirse, al final de cuentas, él también había perdido una esposa; el hombre aceptó gustoso cuidar a la pequeña Yoona por esa razón y también porque la idea de ser responsable de un ser tan pequeñito y adorable le hacía feliz. Yoongi le prometió a su padre que sólo serían por un tiempo corto.
Un día después de su llegada a Buk-gu, Yoongi se preparó mentalmente para regresar a Seúl. A decir verdad, era una persona con una excelente posición social, un empleo que le dejaba mucho dinero y un montón de gente a su disposición, así que no le resultaría difícil ni le parecía costoso conducir casi cuatro horas de una ciudad a otra. De todas maneras, y aunque no tuviera nadie a quién confesárselo, Yoongi sentía unas ganas abrazadoras de quedarse en Seúl y no regresar a Daegu, de no tener que hacerse cargo de otra vida.
Nada parecía tener mucho sentido desde la muerte de su esposa.
—¿Seguro que puedes, papá? —preguntó Yoongi, sosteniendo el periódico en una mano y una humeante taza de café en la otra. Debido a la lejanía que caracterizaba la relación con su padre y todo ese tiempo que había pasado sin ir a visitarlo, todavía se sentía un poco inseguro a la hora de hablarle.
—Claro que sí, ella es mi nieta —Dongyul miró a su hijo con recelo antes de afianzar su agarre en la recién nacida y ponerla cuidadosamente sobre la mesa, en donde una pequeña manta suave ya esperaba para cobijar a la bebé. Yoongi se sintió un poco enfermo al presenciar la manera tan amorosa en la que su padre le hablaba a su hija—. Claro que puedes quedarte conmigo... O, bueno, hasta que seas adolescente. Con todo eso de los chicos y las drogas, entonces no quiero saber de ti.
—No quiero obligarte, es que tengo mucho trabajo, se juntó desde...- —el más joven de los dos Min tuvo que suspirar profundamente para calmarse, la imagen de su esposa perdiendo la vida seguía reproduciéndose vívidamente en su cabeza—. Desde antes y... Como sea, volveré en la noche, ¿está bien, papá?
—Sí, tómate tu tiempo —Dongyul observó atentamente como su único hijo dejaba la habitación y esperó a que se encontrara completamente fuera para hacer cosquillas en la pancita de la pequeña y disponerse a cambiarle el pañal—. Tu papi extraña a mami, niña, y yo también... —el hombre desabrochó las ropas diminutas que cubrían a Yoona, para después hacer lo mismo con el pañal. Dongyul arrugó la nariz de forma exagerada cuando el olor proveniente del bebé llegó a sus fosas nasales—. Ugh... en especial ahora.
ESTÁS LEYENDO
Daegu girl [SOPE]
FanfictionYoongi comienza a darse cuenta de que a veces tenemos que olvidarnos de quien creíamos que éramos, aceptar quiénes somos y reconocer qué es lo que nos hace felices.