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En la casa que una vez le perteneció a una familia de tres personas, a la familia Min, se encontraba Jung Hoseok tocando torpemente un teclado mientras Min Yoongi y Min Yoona bailaban y cantaban una canción que hablaba sobre un pastel dulce o algo parecido.

La dichosa canción de Red Velvet que Yoona había escogido.

Yoongi pensó que la niña lo olvidaría, que podría convencerla de hacer algo que no lo incluyera a él haciendo movimientos para nada masculinos, pero Hoseok se había encargado de recordarle a Yoona la promesa que su padre le había hecho. Así que ahí estaban, Yoongi y su hija bailando mientras Dongyul leía el periódico mientras que Seokjin y Jackson observaban con sonrisas en sus rostros (Yoona creía que sus "tíos" estaban disfrutando de su espectáculo, pero las sonrisas se debían a que estaban reprimiendo todas sus ganas de estallar en risas por ver a Yoongi bailar).

Yoona sonrió y el corazón de Yoongi por poco se sale de su pecho, no podía creer lo rápido que había crecido su princesa y lo mucho que se estaba pareciendo a su madre. El teléfono sonó de repente y Yoongi revolvió los cabellos de la niña. —Debo contestar, cariño —salió de la sala de estar y atendió el teléfono que estaba en una mesa cerca de la puerta principal.

Cuando el papá de Yoona salió, ella se acercó a su abuelo y tiró de su mano con sus pequeños ojos –bastante parecidos a los de Yoongi– llenos de ilusión. —¡Vamos, abuelo, haz su parte!

—¿Yo? —Dongyul emitió algo parecido a un gruñido molesto, pero no pudo negarse a la petición de la niña, mucho menos cuando Seokjin y Jackson comenzaron a darle codazos para persuadirlo.

Por otro lado, en la mesa del teléfono, Yoongi atendió la llamada y se sorprendió momentáneamente al escuchar la voz de Kim Namjoon otra vez.

El sentimiento de triunfo que había aparecido en su vida unos días atrás gracias a lo de la toma de agua se hizo presente una vez más, esta vez con algo mucho más grande y de una forma que Min Yoongi realmente deseaba. Estaba ahí, la única oportunidad que necesitaba para reivindicarse estaba ahí, en la voz familiar del que había sido su empleado algunos años atrás. Namjoon tuvo que preguntarle si estaba bien, puesto que Yoongi se había quedado en completo silencio después de que le diera la maravillosa noticia de que le habían concedido la oportunidad de una entrevista.

Necesitó de la fuerza de cinco personas para no romper a llorar en esos momentos, sobre todo cuando imaginó a su niña por fin teniendo la vida que siempre había querido darle. Yoona podría contarle a sus amigos sobre el trabajo de su padre, podría tener una habitación enorme para ella sola y una nana que cuidaría de ella mientras él se encargaba de darlo todo de sí para hacerla feliz.

En la sala de estar, Dongyul estaba tratando de leer la hoja que Hoseok le había dado, en donde estaban remarcadas las partes de la canción que supuestamente Yoongi tendría que cantar. Dongyul hizo todo lo posible, pero entonces se percató de que, al parecer, le habían dado la parte más rápida de la canción. —¿Ahora se supone que tengo que hacer rap? —preguntó Dongyul—. ¿Por qué debo cantar la parte de tu padre? Se supone que yo era la tal Yeri.

—Así es, pero también eres el suplente —respondió Yoona.

—¿Qué rayos es eso?

—Que, si papá se rompe una pierna, tú tendrás que hacer su parte. ¡Anda, trata de hacerlo!

Dongyul respiró hondo y volvió a cantar la parte que su hijo había dejado a medias. Yoongi apareció de repente y levantó a su niña en brazos, besándole las mejillas en repetidas ocasiones y haciéndola reír. Yoongi cantó su parte mientras frotaba su nariz contra la de Yoona.

Daegu girl [SOPE]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora