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[...]

Christopher.

Diversión. Esa era la única palabra que cruzaba mi mente. Una dosis de diversión pura.

Al fin había llegado el tan esperado día en el cual mis vacaciones darían su inicio. Tres meses de arduo trabajo, sin parar, habían llegado a su fin.

Ser el gerente en una gran empresa de mercadeo es un dolor de culo cuando tú padre es tu jefe. No me mal entiendan, mi padre es una increíble persona, pero, ¿Cómo jefe? Absolutamente no.

—Te veo en un mes, hijo —habló el dueño de mis pensamientos estrechando mi cuerpo en un abrazo. Nos encontrábamos despidiéndonos en el patio de la casa familiar.

Había decidido irme este grandioso, perfecto, inmarcesible y magnífico mes a una casa de playa que pertenece a mi familia en la isla de Bora Bora.

¿Se notaba la emoción?

—Portate bien, no quiero que llegues con nietos inesperados. Si tú celo se adelanta, te empaqué supresores y condones —señaló acusatoriamente mi madre, mientras acariciaba mis mejillas—. Muchas omegas querrán aprovecharse.

—Cariño, recuerda que le batea al otro equipo —comentó mi papá, logrando que mis mejillas se tiñeran de rojo.

—¡Papá!

—Con unas copas, todo puede pasar —defendió mi madre, alzando sus hombros—. Yo creía ser lesbiana hasta que te conocí a ti y esa noche que pasamos juntos me enamoraste con tú–

—¡Mamá!

—Aroma. Con su aroma —finalizó la Beta, alzando su ceja—. ¿Qué pensaste, Christopher?

Me limité a blanquear mis ojos, mientras observaba a otro lado.

—No creo que haya sido solo mi aroma —añadió mi padre coqueto.

—Vomitaré.

Dios. Moriré de la vergüenza. Son niños, mis padres son niños.

—Ya, ya —habló mi madre riendo—. Sólo quiero que te cuides mucho, prométeme que serás responsable.

—Lo prometo mamá —respondí desganado.

De vez en cuando debes hacer promesas que claramente no cumplirás, ¿Cierto?

Lo único que prometo es intentar que no se me caiga la polla de tanto follar. Eso sí sería una tragedia.

Mi celo aún no llegará. Por mis cálculos —que nunca fallan—, debería entrar en celo una semana luego de que se terminen mis vacaciones.

Mi madre besó por última vez mi mejilla y mi padre me palmeó el hombro.

—Jiwoo te llevará hasta el aeropuerto. Allá en Bora Bora solo debes llamar a tu tía y ella te entregará un auto —informó el Alfa mayor de la casa.

—De acuerdo —asentí buscando irme. Me estaban retrasando y yo sólo quería verdaderamente irme.

Mis últimas vacaciones habían sido hace tres años cuando me gradué de la universidad... tres putos años. Trabajando sin parar, siendo un esclavo en la empresa, perdiendo mi juventud por estar abarrotado de papeles y contratos.

Me lo merezco.

—Los amo, cuídense y cuiden a Chaeryeong —me despedí por última vez—. No dejen que se vean con ese chico, Yeonjun, los vi besándose en la salida de la universidad. Cuando llegó a la casa estaba impregnada en su aroma.

↦  Aveugle ҂ ChanSung. [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora