XXV

1.4K 107 8
                                    

No, ella no podía seguir pensando así. Sólo era una coincidencia.

O puede que algo más, admitió.

Aidan seguramente necesitaba a una mujer aquella noche para hacerle olvidar el dolor de aquel aniversario. Y a causa de esa necesidad, t/n estaba embarazada de su hijo.

—Por favor, créeme cuando te digo que lo siento muchísimo. — T/n sacudió la cabeza. — Debió de ser algo horrible para ti y para Hannah. — Añadió. Hacía tan sólo unos minutos que había descubierto la existencia de su propio bebé, un niño o una niña, pero aun así, sabía que la destrozaría si se lo quitaran. — Pero no puedo casarme contigo, Aidan. — Murmuró. — Las personas ya no se casan únicamente porque la mujer queda embarazada... —

—Teniendo en cuenta que eres adoptada, desde luego eso parece ser lo que ha sucedido en tu familia hasta ahora. — Le espetó él bruscamente.

—¡Eso...eso es imperdonable! — T/n se quedó sin respiración y lo miró incrédula.

—Estoy de acuerdo. — Admitió con un gesto de reprobación. — Lo siento. Pero tengo intención de casarme contigo, t/n. Este niño conocerá a su madre y a su padre. Y no me vengas con que para eso no hace falta estar casados. — La advirtió con amargura. — No quiero ser un padre a tiempo parcial para mi propio hijo ¡Con derecho de visita los fines de semana y en vacaciones! Quiero que este niño tenga unos padres que vivan juntos: dos personas a quienes llamará mamá y papá. —

—¿Y qué pasa con lo que quiero yo? — Protestó t/n.

—A ti te criaron dos personas que te querían ¿verdad? — Aidan la observó detenidamente. — Padres que te dieron los cuidados y la seguridad que tu madre verdadera, quienquiera que fuera, obviamente no podía ofrecerte. —

—Sí... — Admitió t/n sin estar segura de adónde quería llegar Aidan.

—Lo que significa que no tuviste que vivir sola con tu madre, seguramente pasando el día en una guardería para que tu madre pudiera trabajar y así poder mantenerlos a las dos con un misero sueldo. O con un padre que a lo mejor tenía un acceso esporádico a ti, rompiéndote el corazón. —

—¡No va a ser así! — T/n comprendió lo que quería decir.

—No si yo acepto que tú y el bebé vivan con el estilo de vida al que te gustaría acostumbrarte. — Admitió él con sarcasmo. — Pero no voy a hacerlo, t/n. El único modo
que lo conseguirán todo es si te casas conmigo. — Dijo implacable. — Quiero formar parte de cada día de la vida de este niño, t/n. — Le aseguró. — Quiero estar allí cuando se despierte por las mañanas, para amarle y cuidarle cada día. Quiero estar allí por las noches, para leerle un cuento, para cuidarle cuando esté enfermo o asustado. —

—¿Y su madre? — Preguntó ella. — Una vez casados para lograr lo que quieres, ¿Qué vas a hacer conmigo? —

—Ya te he ofrecido una muestra de lo que podemos hacer juntos, dulzura. — Se burló y su expresión se suavizó. — Eso es todo lo que puedo darte. —

Ella no podía negar la atracción que sentía por él. Ni la que él sentía por ella: había notado su deseo presionando contra su cuerpo, caliente y palpitante, como el suyo propio.

Pero ¿aquello podría durar? Y sobre todo, ¿era motivo para casarse?

—Has pensado... — Dijo ella lentamente. — Que ahora que conozco tus condiciones, ¿a lo mejor ni siquiera quiero quedarme con este bebé? —

—Espero que no te refieras a lo que yo creo. — Dijo Aidan con una expresión de condena.

𝐈𝐧 𝐚 𝐌𝐢𝐥𝐥𝐢𝐨𝐧𝐚𝐢𝐫𝐞'𝐬 𝐁𝐞𝐝 [ᴀᴅᴀᴘᴛᴀᴄɪᴏ́ɴ] (𝓐.𝓖.) [✔︎]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora