XL

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Aunque no se imaginaba trabajando para Aidan, ni que él se lo permitiera, si se divorciaban.

—¡Eso no sucederá! — Gruñó tras un breve silencio. — Y si ocurriera, te volvería a dejar embarazada. —

—¿Y por qué ibas a querer repetir tu error con una cazafortunas como yo? — Preguntó ella sorprendida.

—¡Precisamente por eso! — Dijo él fríamente. — ¡Nunca te permitiré divorciarte de mí, t/n! — Comprendió que un divorcio implicaría un arreglo, y que parte del dinero Gallagher pasaría a ella, y Aidan no estaba dispuesto a consentirlo.

–Muy bien. — Dijo ella cortante. — Pero, tu esposa o no, ¡yo decidiré lo que voy a hacer, no tú! —

—Te has levantado con ganas de pelea, ¿verdad? — La retó, mientras entrecerraba los ojos.

—Yo creo que no, estaba tensa. —

—Mentirosa. — Murmuró él con una mirada amenazante. — Y por si no te has dado cuenta, yo tampoco estoy de muy buen humor. — Añadió. — ¿Por qué habías desaparecido anoche cuando volví a la cama? — Ella evitó su mirada, para que él no se diera cuenta de que había escuchado parte de la conversación telefónica de la noche anterior. Además, con la idea que tenía Aidan de ella, seguro que pensaba que había escuchado a propósito.

—Estaba cansada. — Se encogió de hombros. — Me fui a la cama. —

—Ya estabas en la cama... — Él respiraba ruidosamente, sin dejar de mirarla.

—Pero no era mi cama. — Insistió ella.

—¿De verdad piensas que después de lo de anoche iba a permitir que durmieras en otra habitación? — Se sentía frustrado.

—Eso es exactamente lo que pienso. — Contestó mientras le daba la espalda y se preguntaba si Aidan iba a contarle que fue Hannah quien llamó por teléfono la noche anterior. Seguramente no se lo diría nunca, decidió pesarosa. Al fin y al cabo, Aidan había amado a Hannah, y su hijo había sido fruto del amor. Ese nuevo bebé nacería en un matrimonio de conveniencia. Suponiendo que la boda siguiera en pie. — Me voy a trabajar. — Zanjó la conversación. Reconoció que resultaba cómodo no tener que desplazarse más que dos plantas hacia abajo para llegar al trabajo.

Era la única comodidad que se le ocurría, asociada a su matrimonio.

—Pero sólo hasta la hora de comer. — Accedió. — Tienes una cita con una obstetra a las dos de la tarde. — Explicó fríamente ante la mirada inquisitiva de t/n.

—Creí haberte dicho... — Los ojos de t/n se abrieron de par en par.

—T/n, en vista de tus comentarios, pedí a la secretaria del otro médico que me recomendara a algún colega. — Dijo Aidan con desprecio.

—¿De verdad? — Parecía incrédula.

—De verdad. — Afirmó Aidan con una mueca de amargura.

—¡Apuesto a que estuviste encantador! —

—¡No aspiro a ganar un concurso de popularidad! — Aidan se encogió de hombros. — No hace falta que te lo diga. — Añadió.

A t/n se le pasó el enfado de golpe. No sabía muy bien por qué sonreía si seguía enfadada con él por la llamada telefónica de su ex mujer. Se sentía tan confusa sobre sus sentimientos hacia él que le hubiera lanzado la taza de café a la cabeza.

—Desde luego, ya me había dado cuenta. — Asintió ella.

—De acuerdo. — Aidan se levantó. — Voy a bajar a mi oficina para arreglar unos papeles. Nos vemos para comer, sobre las doce y media... —

—¿Esperas que empiece ya a guisar para ti? —

—Suelo comer cosas frescas, como ensaladas, pastas o carbohidratos. — Sus ojos verdes brillaban intensamente. — Y soy perfectamente capaz de preparármelos yo mismo. Y tú también, si hace falta. Intento asegurarme de que comas bien de ahora en adelante. — Añadió.

—¡Como una buena yegua de cría! — Dijo ella mordazmente. Aidan avanzó hacia ella con el rostro sombrío de rabia y los puños apretados.

A ella le pareció temible.

Los ojos de Aidan se entornaron al notar su aprensión y se obligó a relajarse.

—Mejor será que no me provoques así de nuevo, t/n. — La advirtió con dulzura.

—¿Y qué pasa si lo hago? — Ella alzó la barbilla desafiante.

—Recibirás lo que estás buscando… — Advirtió con una sonrisa seductora.

T/n tragó con dificultad y se humedeció los labios. De inmediato, la temperatura de Aidan se disparó y sintió dolor en todo el cuerpo.

Todavía recordaba el tacto de sus labios y su lengua en su cuerpo la noche anterior, y ardía en deseos de volver a hacerle el amor.

—¿Y qué me estoy buscando? — Inquirió ella.

—Justo lo que recibiste anoche… — Aseguró él en respuesta. — Seguramente con alguna variación…no quiero que te aburras en mi cama. —

—¿Me culpas a mí por lo de anoche? — Dijo ella con cara de indignación.

—No creo que se pueda culpar a nadie por algo tan placentero, mutuamente satisfactorio, ¿verdad? — Las mejillas de t/n ardían y era incapaz de no corresponderle. Su único consuelo era que Gallagher parecía desearla tanto como ella a él.

—Me voy a trabajar. — Repitió ella bruscamente.

—Saldremos de aquí hacia la una y media. —

—¿Saldremos? — Repitió ella con ironía mientras se daba la vuelta.

—Supongo que no pensarás que voy a dejar que vayas sola al médico. — Aidan la miró con desprecio. Tras perder a Ryan, no iba a perderse ni un instante de la vida de ese nuevo hijo.

𝐈𝐧 𝐚 𝐌𝐢𝐥𝐥𝐢𝐨𝐧𝐚𝐢𝐫𝐞'𝐬 𝐁𝐞𝐝 [ᴀᴅᴀᴘᴛᴀᴄɪᴏ́ɴ] (𝓐.𝓖.) [✔︎]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora