XIX

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—Esto es acoso, Aidan. — Dijo furiosa.

—Tú lo has querido. — Contestó en tono de impotencia.

—De acuerdo, de acuerdo, ¡Estoy embarazada! — Gritó a través de la puerta cerrada. — Tú tenías razón y yo me equivoqué. ¡Estoy embarazada! — Su voz se quebró ligeramente, como si al pronunciar las palabras se hiciera mayor la enormidad del hecho.

Independientemente de lo que pensara Aidan, ella no quería su ayuda. No era una opción después de todas las cosas que había insinuado sobre ella, aunque no tenía ni idea de cómo se las iba a arreglar.

Si Aidan la permitía conservar su trabajo en la galería, sólo podría trabajar hasta el séptimo mes. Sus padres seguro que querrían ayudarla, pero no le parecía justo pedírselo. Después de haberle dado tanto no podía pedirles que la ayudaran a salir adelante como madre soltera. De repente, la puerta del cuarto de baño saltó de sus goznes ante la patada de Aidan.

—Al final has tirado la puerta. — Murmuró incrédula con expresión ofuscada.

—Te dije que lo haría si no la abrías. — Se encogió de hombros.

T/n pensó que Aidan no podía cargarse alegremente el piso. ¿Qué pensaría Sadie, su compañera de piso, cuando viera el destrozo al volver a casa después del trabajo?

—No tenías derecho a hacer eso. — T/n exclamó furiosa. — No había motivo... —

—Había todos los motivos, ¡maldita sea! — Reclamó. — No querías abrir la puerta. No sabía qué hacías aquí dentro. —

—Es un cuarto de baño, Aidan. — Dijo ella perpleja. — ¿Qué podría estar haciendo? —

—¿Y cómo iba a saberlo con esa puerta separándonos? — Contestó con dureza. — Te lo advierto, t/n. ¡No vuelvas a poner una puerta cerrada entre nosotros! —

T/n ya no soportaba seguir escuchándole. Era incapaz de pensar si él la miraba así. Sus ojos ya no estaban llenos del dolor del pasado, sino de acusaciones contra ella. Él pensaba que t/n había planeado deliberadamente el embarazo la noche que pasaron juntos.

Ni siquiera lo miró al pasar a su lado camino a la sala. Estaba todo igual que cuando se había ido a trabajar por la mañana, con los brillantes tonos otoñales con los que Sadie y ella habían disfrutado decorando el piso, con sus plantas junto a la ventana y con el sol de la tarde que entraba por los ventanales que llegaban casi al techo.

𝐈𝐧 𝐚 𝐌𝐢𝐥𝐥𝐢𝐨𝐧𝐚𝐢𝐫𝐞'𝐬 𝐁𝐞𝐝 [ᴀᴅᴀᴘᴛᴀᴄɪᴏ́ɴ] (𝓐.𝓖.) [✔︎]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora