Almas gemelas.

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-¡¿QUÉ?! -Gritamos todas a la vez-.

-Bajen la voz, esto queda entre ustedes y yo, no pueden decir nada, ¿Entendido? -Nos advirtió Memo-.

-Está bien, pero ¿Cómo sabes eso?-preguntó majo sobre la mesa-.

-Pues soy amigo de Renato y Carlos, un día ellos me contaron mientras estábamos en las carpas.

Hay veces donde olvido que Memo es hombre y se junta con más hombres.

>>Oigan chicas, enserio no pueden decir nada, confío en que nada de esto saldrá a la luz.

Quiero mucho a Memo pero él es la definición de la frase "Mi pecho no es bodega", aunque a pesar de eso le tengo mucha confianza para contarle mis cosas la verdad.

-Pero pues ¿Quienes somos nosotras para juzgar? -Dijo Majo-.

Reí por el comentario de Majo, realmente no sé cómo procesar esta información son demasiados datos en un mismo chisme, aunque realmente no me corresponde.

Entonces una docente llegó a los comedores con un megáfono y dijo que iba a comenzar el culto de la noche y debíamos ir vestidos de manera acorde, supongo que no les gustó que siempre fuéramos en shorts y camisas deportivas.

Aproveché que ya estaba peinada y solo fui a cambiarme y me puse un vestido más de noche pero casual que hasta este momento no sabía que tenía bolsillos.

Salí de la cabaña y ahí estaba Joseph, me vió y se acercó.

-Hola.

-Ah, hola -Respondí-.

-Oye sé que posiblemente estás enojada pero déjame explicarte.

-Oye tranquilo, no tienes nada que explicar la verdad, aunque sí me hubiera gustado que tuvieras la decencia de que al verme, no lo sé, ¿Haberte disculpado o algo? No lo sé, pero no hay nada que explicar, realmente me alegra que se reconciliaron -Dije palmeando su hombro-.

-Oye espera, tienes razón, perdón por dejarte plantada, no fue mi intención la verdad y no tengo excusas ni nada.

-Te perdono, en fin, nos vemos -dije intentando acelerar el paso-.

-Oye -me alcanzó-.

Digo, apenas y avancé medio metro la verdad, es difícil caminar en terracería con demasiados agujeros.

>>¿Y si vamos juntos? O podemos ir a las gradas si quieres, tengo repelente de mosquitos.

-Perfecto, en cuarenta y cinco minutos te busco.

-Está bien, me lo merezco pero ¿Qué dices?

-¡Odette! ¿Vienes con nosotras? -me dijo Paula junto con las chicas saliendo de la cabaña-.

-Déjala que disfrute la noche Paula -dijo Mariana codeandola y viendo fijamente a Joseph-.

-Perdón, no te ví, bueno nos vemos, pero déjame decirte una cosa, si Odette no regresa antes de las once de la noche ya sabemos dónde encontrarte.

-Mensaje recibido -les respondió Joseph haciendo una seña militar-.

A la luz de esta escena mi cerebro se pausó, ¿Por qué? Ni siquiera yo lo sé.

El chico del salón de al lado.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora