Galletas.

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Al llegar a ese poblado me sorprendió todo, era muy urbano y artesanal a la vez, supongo que es zona turística o algo así, pero el lindo momento de apreciación se acabó cuando un señor decrépito chifló hacia mi y me miró con su horrenda cara.

-Gente idiota, parece que nunca vieron a una mujer antes -dijo Joe viendo al señor-.

-En fin, no tenemos mucho tiempo, vamos a dónde compraste esas galletas en forma de flor.

-Está bien, sígueme.

Llegamos a una casa muy linda y muy grande, es de esa clase de casas coloniales que no terminarías de pagar ni en quince vidas.

-Wow.

Joseph como si fuera algo normal abrió la reja sin mucho esfuerzo y me hizo entrar con él.

>>Oye a esto se le considera allanamiento de morada por si no sabías.

-Tranquila, nadie te va a demandar -intentó abrir la puerta pero tenía seguro así que tocó-, ¿Confías en mi?

-Pues...

Abrió una señora mayor que al ver a Joseph se le iluminó la cara.

-Hijito de mi vida, cuando dijiste que vendrías otra vez muy pronto no creí que sería tan pronto.

-Buenos días abuelita, ¿Tienes más galletas?

-De hecho estoy horneando más, vendrán unas comadres más al rato, pero pasen, no sé queden ahí, ¿Le avisaste a tu mamá?

-No, no le avisé a tu íntima amiga pero confío en ti y en que no le dirás que salí sin permiso.

-Tranquilo hijito y si Maye te dice algo me dices inmediatamente, ¿Entendido? -él asintió-, tomen, tengo café recién hecho, sigo haciendo de más pensando que tu abuelo sigue aquí.

Yo nunca tuve una relación con ninguna de mis abuelas, ambas murieron antes de que yo naciera, esto es nuevo para mi y solo veo la escena como si yo tuviera parálisis.

>>Hijito ¿Quien es ella, es tu novia?

El café se me fue chueco por la garganta y como estaba hirviendo sentí que tragué fuego.

Joseph al verme se rio y me quitó la taza de las manos antes de que ocurriera otra desgracia, él igual se había atragantado pero por reírse se le calmó más rápido.

-Ay abuelita, ¿Dónde dices que están las galletas cocinándose?

-Responde la pregunta que te acabo de hacer mijito.

-No abuelita, no es mi novia.

-¿Por qué, a ella le gustan las chicas? Niña, yo respeto ¿Te gustan las chicas?

¿Qué está pasando, le digo que soy bisexual, me callo o qué hago?

-No tienes que responder si no quieres -dijo Joseph-.

-De hecho soy bisexual señora -dije mirando a la señora al lado de mi que tomaba un sorbito a su café-.

-¡Ay hijita eres de las mías! -me abrazó dejando su taza en las manos de Joseph- ¿Ves que fácil es salir del closet al que tú solito te empujaste?

-Abuelita, no me gustan los hombres para nada, me gustan solo las mujeres, ya te había dicho.

-Él dice eso pero no le creo nada, antes solo llegaba de la escuela y me hablaba de su amiguito Alfredo o Alex.

-¿Alonso? -le pregunté-.

-Ese, cómo se llame y después él se hizo noviecito con una niña llamada Naka o Nala.

El chico del salón de al lado.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora