Capítulo VI "La joven sacerdotisa"

244 19 0
                                    


Era un dia soleado con pocas nubes en el cielo, el pasto era de un verde claro totalmente fresco junto al  trigo color oro, en la ciudad de Troya, se encontraba en la cima del gran monte un hermoso templo al dios Apolo, tenía grandes columnas de mármol, al centro había una gran pileta con agua y pétalos de rosas, frente a la gran estatua del dios de las artes, llena de ofrendas con fruta, semillas e inciensos.  

De pronto se acercaba una mujer alta de cabello rubio, con un vestido de lino transparente, caminaba descalza hacia la pileta con una  bandeja llena de flores y aceites, se adentro lentamente al agua mientras repetía una oración para Apolo y con sus manos colocaba cada flor en un espacio y derramaba los aceites, al final se bañó completamente en ello. cuando limpiaba  su hombro, escucho alguien en la entrada, todas las sacerdotisas se quedaron mirando, ella salió lentamente de su baño y miro para tratar de saber bien quién era. 

Eran los guardias del rey Eliseo, acompañando a una joven hermosa, de cabello castaño largo hasta la cintura, con los ojos cafe claros y piel como la harina, la acompañaba un vestido de seda verde esmeralda, pulseras y adornos de oro. 

-Bienvenida al templo de nuestro señor Apolo princesa, espero sea de su agrado, soy la gran sacerdotisa Pitia, encargada de este recinto, ¿puedo ayudarla en algo?-. 

-Retírense por favor les llamaré si es necesario-. dijo Nayrin, los guardias se veían los unos a los otros sin decir una palabra y entonces salieron. 

-Pitia, quiero ser parte del templo, servirle a mi dios Apolo como es debido y encontrar mi pasión por el-. Aseguraba Nayrin. 

Llegaron otras ayudantes a colocarle una bata a la gran sacerdotisa para hablar con la princesa. 

-¿Por que esta tan segura de querer ser sacerdotisa de Apolo?-. Preguntaba Pitia mientras caminaba hacia la estatua, Nayrin siguió el paso y le dijo: 

-Por qué le debo mi vida, mi padre me contó que una noche le pidió al dios Apolo una hermosa hija, que pudiera ayudar a su mujer de algún modo, él estaba muy desesperado, así que le concedió el milagro y heme aquí-. 

-¿Tu padre coloco alguna ofrenda para nuestro señor? o ¿Siguió el ritual de fertilidad?-.

-Eso es lo más emocionante que no tuvo que hacer nada para que yo naciera, soy hija de Apolo y le debo toda mi existencia a él.- decía Nayrin emocionada y a la vez confundida. 

-Esta bien, a veces nuestro señor es demasiado benevolente con los humanos, pero debemos tener cuidado, cuando eso sucede es porque tiene algún plan entre manos, pero bueno, olvidémonos del drama, las supersticiones y los mitos. para ello debemos realizar algunos rituales en nueve días, necesitas aprender muchas cosas, tendrás que trabajar mucho en música, literatura, poesía, sabiduría y las artes, también en tu belleza, pero veo que eso no será un problema-. Pitia lo decía con una gran sonrisa y mirándola de arriba hacia abajo. 

-Ven princesa, tienes mucho que aprender, espero que hayas avisado en palacio que no estarás por algún tiempo. 

Las dos caminaron hacia un largo pasillo detrás de la estatua de Apolo, que las llevaría hacia el pequeño santuario donde viven las sacerdotisas. 

 

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
En los Brazos de ApoloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora