Capítulo VII La iniciación

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La sacerdotisa llevó a la princesa a un santuario secreto detrás de la estatua de Apolo, entre aromas a lavanda, azufre, miel e incienso. Pitia estaba realmente intrigada pues jamás imaginó que una princesa como Nayrin quisiera ser parte de las vírgenes del dios lunar, lentamente se acercaron a una gran fogata que por debajo de ella emanaban gases de la tierra, alrededor había antorchas y grandes estatuas a los dioses más poderosos. Pitia le ordenó a la princesa que se sentara a su lado y con la vista fija en las llamas. 

-Quedate junto a mi, princesa, pues lo que ahora espectarás no es obra mía, sino de nuestro amor y señor Apolo-. Nayrin quedó completamente en silencio tratando de mantenerse concentrada en el místico momento. Pitia tomo de una pequeña olla de barro que estaba cerca de ella, un puñado de azufre, y repitiendo una oración antigua echo el polvo al fuego. En ese momento se sintieron en el santuario viento helados y amenazadores, que tiraron vasijas y estatuas de los antepasados. 

El fuego creció hasta el techo transformándose en espiral con un azul claro llameante, Pitia se levantó y puso sus manos en el cielo, pidiendo a su madre Hécate y a su padre Apolo, revelar el destino de quien aseguraba ser digna de estar en el templo. Entonces bajo sus manos y empezó a manipular el fuego, sin quemarse. 

-Princesa Nayrin, hija de Eliseo y creación de Apolo, escucha con atención cada una de mis palabras, pues esta es la profecía que los dioses tienen para ti y no habrá nada que puedas hacer para impedir tu destino-. Se dirigió a Nayrin con una mirada retadora y llena de temor. 

-Dentro de cuatro lunas, seras la mejor sacerdotisa que todas, incluso más que yo, podrás tener contacto con la divinidad y desarrollar habilidades nunca antes vistas en siglos por los ancestros, estarás dotada de belleza e inteligencia, muchas personas van a desearte y otras van a destruirte, sobre todo una mujer, estará muy cerca de ti, tu padre estará orgulloso de ti hasta el dia que mueras, tendrás dos hijos hermosos llenos de belleza.- 

-¿Quien es el padre de mis hijos? oh gran sacerdotisa-. 

Pitia miró con atención el fuego manipulandolo cada vez más cerca, de manera inesperada vio la figura de un gran hombre con gran belleza y voz fascinante, entonces Pitia quito la mano de inmediato. -No, esto no puede ser, sabe que está prohibido-. ¿Que viste mujer dime?-. 

-Vete, vete de aquí princesa y no regreses jamas, tu misma te harás daño, este lugar no es para ti, ni lo será nunca-. Empujando a la princesa con ira y desprecio. 

-¿Pero que paso? ¿qué viste? ¿quien sera el padre de mis hijos?-. Nayrin gritaba con desesperación, entonces empujo tan fuerte a Pitia que resbaló y se pegó el cabeza. 

-Pitia, ¿estas bien? oh por Apolo perdoname, perdoname-. tomando su cabeza y colocándola en sus piernas. 

-Princesa, es el...-. 

-¿Quien el? Pitia, hablame por favor, estarás bien-.

Pitia hizo una leve sonrisa y dijo: -Nuestro amo y señor, de la música, la danza, la luna y las artes, Apolo. Apolo será el padre de tus hijos, pero debes tener cuidado por que el...

En ese momento Pitia desmayó y quedó inconsciente. 

Queridos lectores: Dejo este pequeño segmento para informarles que a partir de este capítulo se agregaran algunas ilustraciones a la historia, para darle un toque especial a este libro

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Queridos lectores: Dejo este pequeño segmento para informarles que a partir de este capítulo se agregaran algunas ilustraciones a la historia, para darle un toque especial a este libro. 

Espero sea de su agrado. 

Con cariño Natalia. 

En los Brazos de ApoloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora