Después de que la princesa le dio un sorbo a su copa de vino para remojar su garganta, finalmente comenzó a hablar. Con aire melancólico y jugando con una parte de su vestido, miro a Denisse a los ojos y apretó ligeramente sus labios.
-Hace algunos días Denisse, fui al templo de Apolo, visite a nuestra más grande sacerdotisa Pitia, suplicándole que me dejara servirle a nuestro dios, que yo sentía que algo dentro mi gritaba por estar ahí, finalmente siempre supe que toda mi vida se la debía a él y veo que es así, al enterarme que mi padre pidió por una hija, pero las cosas salieron mal, debí darme cuenta que desde ese momento nada marcharía bien-. Nayrin tapo sus ojos con las manos y comenzó a llorar discretamente.
-Pero qué fue lo que paso amiga, ¿hay algo de lo que tu padre no está enterado aún?-Denisse miró con cierta preocupación a la princesa, pues penso que habia pasado algo mucho peor.
-Si, Denisse, nuestra sacerdotisa......ahora......le sirve Apolo en otro plano-. La princesa comenzó a llorar y sollozar más fuerte.
-¿Que?, ¿pero que estas diciendo Nayrin?, ¿nuestra mas grande sacerdotisa está muerta?-. Denisse se levantó de la cama de un salto, incrédula, intentando asimilar que era lo que había pasado.
Nayrin apenas si pudo hablar entre sollozos y con lágrimas por todo su rostro. -Te juro que fue un accidente, de verdad, lo juro por los dioses creeme, todo pasó muy rápido-.
Denisse sintió un hervor y preocupación por todo su cuerpo, que con un solo brazo levantó con fuerza a la princesa de la cama, gritandole a la cara, se escuchaba por toda la habitación. -Tu la mataste, dime que tu la mataste, ¿crees que todas las muertes de nuestros antiguos gobernantes, héroes o incluso sacerdotes han sido accidentes?, Pues no amiga estas muy equivocada, dime de una vez que le hiciste y te juro que te llevaré a rastras con tu padre.
-Basta Denisse, me estas lastimando, no debes tratar asi a tu princesa-. Con fuerza, Nayrin pudo zafarse del brazo de su sirvienta, se limpió las lágrimas, volviendo en sí y dejando muy claro lo siguiente. -Es la última vez, que vuelves a tratarme de esa manera, soy tu majestad y de ahora en adelante vas a tomar distancia de mi presencia, no se te olvide que en un tiempo prudente seré tu reina, así que no tienes elección, acatas todas mi órdenes de una vez o le confieso a mi padre tu maltrato y tu difamación sin pruebas. Supongo que aun quieres casarte con Aristeo, ¿verdad?, mantén tu cabeza entonces. Mirando con desaire a su mucama, dio pasos lentos y de frente hacia la puerta.
Nayrin salió muy enfadada de la habitación, disgustada y consternada al pensar cómo era que su propia amiga pudo tratarla de ese modo, la ofensa más grande para la princesa fue la difamación. Estaba dispuesta a contarle todo, pero ahora se daba cuenta que no podía confiar en ella.
Cuando entró en su habitación real, estaban sus dos sirvientas esperándola como de costumbre para prepararla.
-Princesa, ¿donde estaba?, la buscamos por todo el palacio, pero no logramos encontrarla. ¿Esta lista para su baño y su arreglo?-. Le dijo la sirvienta mientras observaba su gesto con tristeza.
La otra sirvienta más joven se mostró preocupada. - princesa ¿se siente usted bien?, si gusta podemos venir más tarde-. mientras recogía de la cama el vestido de seda que tenían para ella, color lila, estilo chiton, una túnica larga, con anchura a su medida, con pliegues verticales que caían de su cintura y que se ceñía al cuerpo mediante cintos dorados.
Cuando de pronto escucho que alguien abrio su puerta rápidamente, era otra sirvienta del palacio, que venía corriendo las escaleras, con sudor y casi sin respiración, a voz en cuello gritó. -!Por fin, el príncipe de Tebas está ahí¡-.
Nayrin miro confundida a la sirvienta, era Minerva, la joven que estaba profundamente enamorada de su padre. -¿Que príncipe?, en mi vida habia escuchado de él ¿ustedes saben algo? la princesa volteo a mirar a sus dos sirvientas, la mayor respondió. -Su alteza, el príncipe, es hijo del rey Cotis de Tebas, tiene treinta años, es buen estratega militar, inteligente, habla 5 idiomas, le gusta trabajar su físico y está buscando esposa-.
Nayrin ya no estaba de acuerdo en arreglarse y bajar al salon, tenia muchos problemas con que lidiar, convertirse en sacerdotisa, ocultar la muerte de Pitia, su secreto con Apolo, la difamación de su sirvienta y ahora ¿un pretendiente?, era demasiada presión para una joven princesa de veinte años.
Sus sirvientas la vistieron lo más rápido que pudieron, pues la hora del almuerzo había llegado, se puso el vestido chitón color lila con cintos dorados y arreglo su cabello a los hombros con una pequeña trenza rodeando su cabeza y finalmente una delgada corona de laureles.
Minerva bajo rapidamente al gran salón donde estaba el comedor, ahí estaba el rey Cotis, su hijo, el rey Eliseo y la reina Kandee. Se acercó a su majestad la reina y le susurro al oído que la princesa estaba por bajar.
-Disculpe un momento su majestad-. Kandee hizo una reverencia a Eliseo y se levantó del comedor para dirigirse a las escaleras. En ese momento, Nayrin bajaba lentamente, escalon por escalon.
Kandee tomo delicadamente la mano de su hija mientras los invitados y su majestad se levantaban de su lugar y a voz en cuello anuncio lo siguiente.
-Queridos invitados, su majestad rey Cotis, principe Damian, es un gran honor presentarles a su majestad, la princesa Nayrin, hija del gran rey Eliseo de Troya-. Kande miro a la princesa con una enorme y alegre sonrisa.
Nayrin sonrió de manera dulce, tratando de aparentar lo mejor posible. Pero en cuanto vio a Damián, se dio cuenta de que él mantenía su vista fija en ella, que la miraba de una forma peculiar, como si hubiera visto a la mismísima Afrodita en la tierra, estaba completamente embelesado por su belleza. La princesa también se perdió en el, ahora como si estuviera frente al atractivo y seductor Ares, jamás imaginó que el príncipe fuera tan atractivo y varonil. Damián tenía un aspecto fornido, su cabello ondulado y a los hombros, un rostro afilado, su mentón partido, ojos color avellana y una nariz tan delgada que parecía que la esculpieron los mismos dioses.
Ante este encuentro tan romántico, que todos pudieron percatarse en el gran salón del palacio, había alguien que se ocultaba en las sombras, era Denisse, que detrás de una columna vieja y destruida miraba todo.
-Aún no serás reina, su alteza, no sin que antes mi señor lo permita-. Se alejó lentamente de la columna y se metió a un pasadizo secreto, que solo ella sabía de su existencia.
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En los Brazos de Apolo
RomanceUna historia de amor prohibido entre Nairyn la hija del rey Eliseo de Troya y el dios más amado, Apolo. Sumérgete en esta historia llena de romance, pasión, esoterismo, devoción, desilusión, melancolía y sobre todo seducción