𝓒𝓪𝓹𝓲𝓽𝓾𝓵𝓸 9 || Todo esta en tu mente.

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Habían pasado unas dos semanas de mi llegada, y no sabía que hacer, no había hablado con alguno de la academia por voluntad propia, quería hacerlo, pero no pidió, nunca fui de personas, jamás fui de hablar primero. Admito que seguía esperando que el plan de los chicos se pusiera en marcha ya que me aburría demasiado en ese lugar, había intentado volver a mi realidad, pero era inútil, poco a poco me rendía, así que lo decidí.

Sería un nuevo comienzo.

Estaba caminando como de costumbre por cada rincón de esa vieja casa, los chicos se desaparecían una que otra vez, era algo que me tranquilizaba y me entristecía a la vez, me ponía en paz como no tenía la carga de tener que hablarles yo, a fuerzas, por presión de mí misma, pero también me entristecía en hecho de no tener el valor de hablarles. Mis pensamientos llegaban cada vez más y no del todo buenos eran, seguía caminando sin ver el camino cuando sentí un pequeño roce en mi mejilla derecha.

No pude reaccionar, tenía tan a enganchados mis pensamientos que no me había dado cuenta de la sangre que caía en mi rostro hasta que sentí un frío. Alce mi mano hasta mi mejilla para luego verla. Se encontraba un líquido color rojo metálico en mi mano, una vez más. Me estaba observando sin hacer movimiento alguno, sin ningún ruido, nada, hasta que escuché como alguien se aproximaba.

—Ocho. Lo lamento, enserio. —Dijo Diego—. Oye... —Dijo esta vez serio al ver como estaba inmovilizada.

No sé cómo pero después de eso volví.

—Lo siento. —Dije sin ninguna expresión, alejándome de Diego.

—Está bien, pero fue un corte grande. —Dijo el con su mano en mi cara para poder ver mejor.

—Estoy bien, suele pasar, este no es mi primer corte. —Recalque.

—Bueno por lo menos déjame ayudarte.
—Yo lo hago, gracias. —Dije sería yéndome del lugar.

Me dirigí a mí cuarto por quinta vez en el día, había revisado tantas veces esa habitación para saber que se encontraban un kit de medicina en el lugar, era como un maletín pequeño con alcohol, algodón y unos curitas. Eso era suficiente. Entre a la habitación buscando ese maletín, pero tan mala suerte tenía que no lo encontraba, tenía que buscarlo antes de que llenara ese cuarto con pequeñas manchas de sangre.

Tal vez debí de buscar más rápido, porque ¡PUM! Caí inconsciente.

...

Abrí de poco a poco los ojos, haciendo que un poco de luz entrara en ellos, frote mis ojos con mis dedos, fue cuando logré escuchar a alguien leer en voz baja.
Levante mi cuerpo un poco quedándome sentada en la cama.

—¿Estas mejor?

Giré mi cabeza a la un poco a la derecha y mi vista se encontró con uno de ellos, guardé silencio.

—El día de ayer fue algo fuerte para ti.

Mi mente no se encontraba completamente activada, y lo único que hacía era escucharlo sin atención.

—Espero que te mejores, ayer parecía una masacre en esa habitación.

—¿De qué hablas? —Dije esta vez con la mente activa.

—¿No lo recuerdas?

—Realmente no.

—Ayer encontramos en tu cuarto junto a varios charcos de sangre.

La verdad no recordaba nada de eso, pero por alguna extraña razón no podía no negarlo, pero algo en mí decía que algo estaba mal contado, solamente recordaba un rasguño, tal vez no era tan chico, de hecho, era muy profundo, pero no lo era lo bastante como para causar la horrible escena que me estaba contando el en ese momento.

ᴅɪꜱᴛɪɴᴛᴏꜱ ᴍᴜɴᴅᴏꜱDonde viven las historias. Descúbrelo ahora