Capítulo 7

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Mi teléfono emitió un pitido que me despertó. No recordaba haber descargado un martillo neumático como sonido de mensaje, pero retumbó en mi cabeza. Abrí un ojo y me arrepentí inmediatamente. La cegadora luz del sol me atravesó el cerebro, desatando un millar de hormigas de fuego dentro de mi cráneo.

Buen. Jodido. Señor.

Pensar en el chupito de caramelo hacía que se me revolviera el estómago. Y de melocotón, y fresa, y algún tipo de chupito que brilla en la oscuridad. Maldito infierno.

Busqué a ciegas mi teléfono con la esperanza de que el mensaje que me había despertado fuera de Jade y estuviera tan enferma como yo, pero cuando por fin pude abrir los párpados y enfocar la pantalla, vi que era Jeongguk.

Jeongguk: ¿Sobreviviste?

Sentía la boca como si hubiera lamido el pavimento durante todo el camino a casa. Las náuseas burbujeaban en mi estómago y las hormigas de fuego seguían festejando en mi cabeza.

Mis respuestas se enviaron en mensajes separados y fragmentados.

YoonGi: No.

YoonGi: Por los chupitos.

YoonGi: La culpa es de Anika.

YoonGi: #RezaPorYoonGi

Su respuesta fue inmediata.

Jeongguk: JA JA JA

YoonGi: No tiene gracia. Muriendo.

Jeongguk: ¿Quieres ir a comprar ropa nueva para el gimnasio?

YoonGi: ¿Hoy?

Jeongguk: Sí.

YoonGi: Pero me estoy muriendo.

Jeongguk: Tan mal, ¿eh?

YoonGi: Espectacularmente.

Jeongguk: No te preocupes.

Incluso con la resaca podía decir que sonaba decepcionado.

YoonGi: ¿Mañana? Si puedo arreglármelas para estar erguido, te haré una tarta de cítricos esta noche.

Jeongguk: Trato. ¿Estarás en tu sesión conmigo por la mañana?

YoonGi: Uf, el gimnasio. ¿Cuánto sería un soborno significativo para sacarme de él?

Jeongguk: Dos tartas de cítricos.

Sonreí, a pesar del dolor de cabeza.

YoonGi: ¿Sabías que las hormigas de fuego vomitan lava?

Jeongguk: Um, eso es aleatorio, pero no, no lo sabía.

YoonGi: Es cierto. Están dentro de mi cerebro ahora mismo.

Jeongguk: ¿Vomitando lava?

YoonGi: Eso parece.

Jeongguk: Oh, pobre de ti.

YoonGi: Sólo tengo suficiente mantequilla de limón para una tarta de cítricos.

Jeongguk: Entonces una tendrá que ser suficiente.

Intenté sentarme en la cama y caí de espaldas con un gemido.

YoonGi: Nop. Ni siquiera puedo sentarme. Creo que las hormigas de fuego vomitan lava y empuñan pequeñas espadas.

Jeongguk: JA JA JA

YoonGi: Sigue sin tener gracia.

Jeongguk: Vuelve a dormir, YoonGi.

YoonGi: Gracias.

Me puse de lado, tiré el teléfono en la cama a mi lado y dejé que las hormigas de fuego me apuñalaran el cerebro.

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Entré en el gimnasio justo a las ocho de la mañana siguiente con las gafas de sol bien puestas.

—Aquí estás —Jeongguk me saludó alegremente—. Me preguntaba si vendrías hoy.

La mujer que estaba en el mostrador con Jeongguk, que ahora sabía que era Sana, me sonrió.

—Jeongguk nos habló del hashtag Reza Por YoonGi.

Asentí.

—¿Alguien hizo una vigilia con velas por mis neuronas que murieron?

Jeongguk resopló.

—¿Deberíamos haberlo hecho?

—Sí.

—¿Y qué hay de las hormigas de fuego que vomitan lava y empuñan espadas? —preguntó Jeongguk.

—Malditas malvadas.

Jeongguk y Sana se echaron a reír. Entonces Jeongguk preguntó:

—¿Te vas a quitar esas gafas de sol?

—No lo tenía previsto. ¿Puedo alegar foto sensibilidad hoy?

JN SU [ggukgi]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora